La vuelta de Brasil a la Celac es el hecho más importante de la cumbre del próximo martes en Buenos Aires. Todos los gobiernos, sean de centroderecha o progresistas, destacan que la figura de Lula aglutina consensos y se perfila para liderar esta nueva etapa de la región, sin embargo, hay un interrogante que se abre en relación al futuro del organismo latinoamericano y la conducción de Lula.
Las negociaciones por la sucesión están complicadas y en caso de que San Vicente y las Granadinas no logre los apoyos para asumir la presidencia, Argentina podría obtener una prorroga para continuar hasta junio. Si Granadinas asume el mando, la Celac perdería volumen político, lo que abre el interrogante en torno a que grado de prioridad le daría Lula al espacio.
Cabe recordar que el interés geopolítico de Lula siempre fue Sudamérica en lugar de Latinoamérica y el Caribe. Con esa mirada impulsó Unasur en 2007 y, según fuentes brasileñas consultadas, ese será el camino de esta nueva etapa.
El otro punto tiene que ver con que la última versión de Celac tuvo la impronta de México. Fue el gobierno de Andrés Manuel López Obrador quien decidió revivir un espacio que estaba muerto y sin reuniones de presidentes desde el año 2017. Con el impulso de México, AMLO presidió el espacio en 2019 y 2020 y abrió el juego para la conducción de Argentina.
México utilizó la Celac para sus propios intereses, supo tensar la relación con Estado Unidos cuando propuso una OEA alternativa y diagramó su diplomacia de vacunas durante la pandemia. Además, AMLO intervino fuertemente en la crisis peruana y defendió a Pedro Castillo en un gesto de hostilidad con el nuevo gobierno que Lula no tuvo. Esa diferencia expone diferencias de estilo y anticipa una disputa en el liderazgo.
Ante eso, fuentes diplomáticas brasileñas destacan que la vuelta de Lula a Celac carga con el simbolismo de salir del aislamiento que propuso Bolsonaro pero que los esfuerzos (para liderar) estarán vinculados a la relación bilateral con Argentina con quien se prepara un acuerdo “histórico”, el fortalecimiento del Mercosur y la recuperación de un espacio suramericano al estilo de Unasur. Para esos escenarios se piensan iniciativas como la moneda común.
En el gobierno argentino son consciente de esto y aseguran que se acoplarán al rumbo que adopte Brasil. Esto no exime la buena relación que construyeron con México que logró abrir el mercado de carne después de 20 años.