Los desafíos que plantean, entre otros, el proceso de agriculturización; los cambios de uso del suelo; el avance de la deforestación; la conservación de la biodiversidad; los riesgos vinculados a la urbanización acelerada; el desarrollo de la industria y los cambios en el estilo de vida plantean crecientes restricciones en clave de una transición ecológica.

Todos preceptos que nacen a partir de la firma de compromisos internacionales y en las definiciones programáticas de políticas y planes de acción, que permiten observar el reconocimiento oficial a la necesidad de replantear el modelo de desarrollo para así controlar y gestionar los problemas ambientales generados por la forma propia de la economía de mercado.

En este contexto, durante una de las jornadas de IEFA Latam Forum, evento que se lleva a cabo en la Ciudad de Buenos Aires para tratar temas como el mercado global, la alimentación para el futuro, la energía, la innovación tecnológica, la minería y los desafíos de la región.

Los desafíos y oportunidades que tiene la Argentina ante la transición energética, la necesidad de avanzar en un marco regulatorio consensuado para atraer inversiones y la relevancia de Vaca Muerta en el cambio de matriz energética como solución interna a la demanda y también a la oferta exportadora Argentina, fueron los temas centrales de la tercera edición de este foro de sustentabilidad.

En ese sentido, el ministro de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, quien explicó que el mundo atraviesa una situación difícil, grave y preocupante como consecuencia del desinterés mostrado durante el Siglo XX por las consecuencias ambientales que podía acarrear la explotación industrial indiscriminada.

“No nos importó la escasez; no pensamos en la armonía del desarrollo y ahora los eventos climáticos y el aporte de la ciencia nos demuestran que estamos en riesgo”, advirtió el funcionario quien pidió abordar estos temas junto al sector productivo.

“Es necesario para encontrar respuestas y soluciones a estos problemas y al cambio climático. Como ejemplo, las 100 principales compañías en el mundo generan el 70% de los gases de efecto invernadero”, agregó.

Durante su exposición, Cabandié también aseguró que “no se puede contemplar ni aceptar un modelo de producción que no tenga en cuenta estas cosas. Argentina representa el 0,8% de las emisiones globales, EEUU el 15%. Si no adoptamos otros mecanismos para el desarrollo y la producción, no vamos a tener recursos para seguir produciendo”.

Por esos motivos pidió consenso social para desarrollar proyectos productivos que sean sostenibles. “Argentina tiene ahora Vaca Muerta, y ese gas significa que otros países dejen de usar carbón, como China, que tiene su matriz energética basada en el carbón, el peor generador de gases de efecto invernadero”, señaló el ministro, quien apuntó a las oportunidades que tiene el país como generador y oferta exportable de energías. “Podemos producir energía con el sol, el agua y tenemos el litio. Argentina tiene enormes oportunidades y no podemos perdernos la posibilidad de agregarle valor a eso para la transición ecológica con nuestras energías renovables y las capacidades técnicas de nuestros científicos”, detalló.

Para el titular de la cartera ecológica, el sistema productivo argentino debe dejar de lado el paradigma del Siglo XX que fue una sociedad global de consumo y enfocar la mirada a conjugar en un mismo nivel lo económico y ambiental.

Desarrollo nuclear

Luego fue el turno de Isidro Baschar, director de la estatal Nucleoeléctrica Argentina, quien hizo hincapié en la importancia del uso de la energía nuclear en este proceso de cambio hacia la transición ecológica.

“Hace 40 años que Argentina tiene energía nuclear, que genera el 7% de la energía que se consume en el país y hoy se vuelve a poner en valor su importancia. Eso pone en agenda al sector nuclear. La seguridad energética se pone en valor en el mundo y Argentina, gracias a la energía nuclear, permitió ahorrar muchas emisiones de gases de efecto invernadero”, detalló.

Recordó además los trabajos que la sociedad estatal viene realizando con la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) para construir reactores nucleares en el país. “Apuntamos a centrales grandes con financiamiento de China y también en centrales más pequeñas para responder a demandas diferentes, como la producción de hidrógeno, desalinización de agua y el desarrollo de sectores productivos”, sostuvo el también funcionario quien puso el objetivo para el 2030 de reducir un 45% las emisiones de gases de efecto invernadero.

En este sentido, evidenció un problema de diferencias de criterios entre las provincias y la mirada nacional. “Tenemos provincias antinucleares frente a una política nacional de desarrollo y hay que resolver la articulación federal”, señaló al respecto.

Como ejemplo mencionó el desarrollo del uranio, que tiene problemas para su implementación que genera consecuencias en la seguridad energética y en la cadena de valor a pesar de que las condiciones geopolíticas ponen a la Argentina en una buena posición por las reservas estratégicas de uranio.

“Veo un desafío en términos de planificación, en cómo se hace esa transición, en mirar qué tenemos, qué no y en la oportunidad de construir nuevas centrales nucleares como generador de energía y puestos de trabajo. Argentina tiene una ventana de oportunidad enorme para generar dólares desde esta transición”, agregó.

El foco en Vaca Muerta

Desde la mirada empresaria hacia la transición ecológica el foco estuvo puesto en el aporte medio ambiental que trae Vaca Muerta que, según los ejecutivos que participaron de esta edición del IEAFA Latam Forum, tiene los niveles más bajos de CO2 por barril producido.

Por caso, Pablo Bizzotto, CEO, Phoenix Global Resources, destacó que la reserva hidrocarburífera produce un petróleo menos nocivo “que es una palanca muy importante respecto a Estados Unidos, que hizo un desarrollo fuerte en lo no convencional”.

Para el empresario, la Argentina se encuentra “en una posición muy buena, con más del 50% de su matriz energética apoyada en gas”.

En ese sentido, hizo referencia al proyecto Mercuria que su empresa lleva a cabo en Misiones donde se implementa un programa de reducción de la deforestación de bosques. “Estamos en el desarrollo de esas políticas, es un trabajo que no es simple, pero vamos por buen camino para certificar créditos de carbono. Nuestra licencia social es que formamos a maestros y profesores para explicarle a la sociedad lo que hacíamos y lograr la aceptación de nuestra actividad, como el fracking”, sostuvo.

Para Bizzotto, “con Vaca Muerta estamos ante una posibilidad histórica hacia la sustentabilidad porque por primera vez hubo una desconexión entre el crecimiento mundial y las emisiones, y esa es una noticia positiva”. Agregó que “lo más difícil ya se hizo, transformar Vaca Muerta en un negocio y poner el gas que produce en el mundo”.

Articulación público-privada

En tanto, Paula Szenkman, directora del Programa de Desarrollo Económico de CIPPEC, advirtió que la Argentina tiene problemas y presiones sobre la seguridad energética y de abastecimiento que se puede encarar con diversas variantes.

“El gas como recurso de transición pone a la Argentina ante una gran oportunidad como hidrocarburo menos contaminante. Por otro lado, la confianza que vuelve a la energía nuclear y su tecnología. Y las renovables para llegar a una matriz descarbonizada,”, detalló.

Del mismo modo, hizo referencia a la diversidad en las fuentes de generación energética, el gas y su rol exportable y recordó que el país tiene un quinto de las reservas de litio del mundo, además de desarrollo de biogás y bioamasa a través del agro como “grandes oportunidades”.

De todos modos, advirtió que “cuesta articular ese gran potencial y para eso es necesario crear una mirada común desde todos los actores de la sociedad para avanzar en un tema central para el desarrollo tratando de entender las preocupaciones de las nuevas generaciones, tener una política ordenadora para el sector y una mirada articulada, cierta y que no se cambie para que todo ese gas y renovables sea una oferta exportable”.

Por eso, pidió coordinación pública y privada para convertir a la Argentina en un gran jugador global para proveer soluciones a este tema de transición energética y contar con una política energética para las inversiones.

La respuesta llegó con la exposición de Matías Campodónico, presidente de DOW Argentina, quien recordó que desde hace 20 años que se habla de sustentabilidad como plan de negocios y admitió como desafío salir de la carbonización y pasar a una economía circular.

En este sentido, sostuvo que la opción es “más energías renovables, hacer un esfuerzo para escalar esto en conjunto con el Estado, a través de créditos blandos, y con los consumidores cambiando sus hábitos para ceder algo para llegar al 2050 con otra matriz productiva”.

El empresario detalló que el gas permite reemplazar carbón y petróleo y reconoció que su empresa mira con mucho interés la alternativa de los pequeños reactores para los polos productivos.

“Tenemos en Argentina todas las energías y desde la petroquímica vemos cómo se puede exportar esos productos energéticos, como el gas a Brasil y Chile, por ejemplo, y también para generar nuestro propio capital para financiarlo. Ninguno consigue estos objetivos de manera aislada porque la sustentabilidad es la nueva revolución industrial y por eso podemos mirar el vaso medio lleno de cara al futuro”, señaló.

Por Prensa Pura Digital

DIARIO DE VILLA LA ANGOSTURA Y REGIÓN DE LOS LAGOS. NEUQUÉN.

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