Antigua es una isla en el mar Caribe, cuya capital es St. John’s y que forma parte del país Antigua y Barbuda. Tiene una población que no llega a los 70.000 habitantes en una superficie de 280 km².
Antigua y Barbuda es un miembro de la Mancomunidad de Naciones y el jefe de estado es el rey Carlos III, cuyo representante en Antigua y Barbuda es un gobernador general.
Durante décadas su próspera economía se basó en el turismo, con un gran desarrollo hotelero y un único aeropuerto en el que operan compañías como Virgin Atlantic y British Airways, lo cual alentó un interesante flujo de inversiones para distintos emprendimientos. En tal sentido uno de los inversores más destacados era Allen Stanford.
La única forma de estafar 7.000 millones de dólares, ser detenido y condenado, y pasar desapercibido, es que el caso coincidió en el tiempo con uno aún mayor. Eso es lo que le pasó a Allen Stanford, autor del segundo mayor fraude del siglo… pero que se vio eclipsado por Bernie Madoff, quien fue descubierto y detenido pocas semanas antes que él.
Al igual que el expresidente del Nasdaq, Stanford aplicó un esquema Ponzi, por lo que se lo llegó a bautizar como el pequeño Madoff.
Esquema Ponzi: ¿quién es Allen Stanford?
Stanford nació en 1950 en Mexia, un pequeño pueblo de Texas, en el que su padre llegó a ser alcalde y concejal durante décadas. Se graduó en Finanzas en la Universidad de Baylor, con notas destacadas. En los 80 toma las riendas junto con su padre de una compañía de seguros fundada por su abuelo, pero de repente cambió drásticamente su rumbo, ya que se dedicó a la especulación inmobiliaria a partir de la crisis del petróleo que hundió el precio de las viviendas en el Estado de Texas y en especial en Houston.
Standford nació en Texas y se graduó en Finanzas con notas destacadas.
La estrategia era comprar viviendas a precio de liquidación y venderlas al cabo de unos años, una vez que se recuperó el mercado, obteniendo importantes ganancias.
A principios de los 90 se instala en Antigua y comienza a operar su propio banco, el Stanford International Bank, que captaba clientes de todo el mundo. Como resultado, en pocos años se convirtió en una de las personas más ricas del mundo, con una fortuna de más de 2.000 millones de dólares.
En Antigua llegó a ser una de las personas más importantes y respetadas. Financiaba a equipos deportivos de diversa índole, era dueño de medios periodísticos, aportaba dinero a los partidos políticos locales, con prácticas que rozaban, si no cruzaban, los límites de la corrupción. Era tal su presencia en la isla que incluso llegaron a nombrarle caballero.
Pero de repente, los coletazos de la caída de Madoff le pegan de lleno y las autoridades bancarias de la isla comienzan a vigilar sus actividades más de cerca, para lo cual tomaron en cuenta que nunca había estado libre de sospechas.
En febrero de 2009, se toma conocimiento que la SEC, el FBI, la Oficina de Regulación Financiera de Florida y la Autoridad Reguladora de la Industria Financiera venían investigando sus actividades pues lo acusan de ofrecer rendimientos que muy por encima del mercado.
Según sus estados contables su dinero estaba depositado en activos líquidos, pero la realidad es que todo el dinero estaba en activos ilíquidos, que más del 90% no estaba bajo ninguna supervisión, y que en realidad era el propio Allen Stanford y su director financiero, James Davis, los únicos que decidían sobre el destino del dinero.
Allen Standford desarrolló un esquema ponzi, a través del cual estafó a miles.
El principio del fin se produjo a mediados de febrero de ese año cuando los agentes federales asaltaron las oficinas de Stanford Financial en Houston. En ese momento acusaron a los responsables de la compañía de fraude continuo masivo. Los activos de todo el grupo fueron congelados, y Allen Stanford fue obligado a entregar su pasaporte.
Su primera reacción fue intentar fugarse de los EE.UU. en un vuelo privado, pero no tuvo en cuenta un detalle: quiso pagar con una tarjeta de crédito pero la compañía aérea solo aceptaba transferencias. Dos días después, fue localizado por el FBI en casa de su novia y ya en junio fue detenido.
Ya en prisión, la SEC le acusa formalmente, a él y a sus cómplices, de operar un esquema Ponzi masivo, apropiándose indebidamente de miles de millones de dólares, y falsificando los registros de la empresa para ocultar el fraude.
Para tratar de evitar el juicio, primero se declara inocente, luego simula un ataque cardíaco y finalmente sostiene que fue golpeado en la cárcel, lo que le ha provocado amnesia.
Finalmente, fue juzgado y condenado a 110 años de prisión, acusado de una estafa de 7.000 millones de dólares, con un esquema piramidal con el que engañó a más de 30.000 clientes de todo el mundo, prometiendo falsos rendimientos. También se le acusó de obstrucción a las autoridades y de blanqueo de dinero.
A diferencia de Madoff, muchas de las víctimas eran jubilados y trabajadores de clase media, a los que se les prometieron inversiones seguras, y que perdieron todos sus ahorros con en este fraude.
El financista fue sentenciado a 110 años de prisión por una estafa valuada en u$s 7.000 millones.
La caída de su imperio generó la mayor crisis de la historia en Antigua
La caída de Stanford tuvo un efecto fulminante en Antigua, debido en gran medida porque apenas desembarcó en la isla se hizo notar por las obras que encaró, como por ejemplo que el conjunto de edificios que construyó cerca del aeropuerto. Además, con el tiempo se convirtió en el principal empleador de la isla, directa e indirectamente.
Los salarios que pagaban sus compañías superaban al promedio de la isla, pero con la caída de la empresa se vieron obligados a despedirlos.
En cuestión de semanas miles de personas perdieron su empleo de un día para otro y muchos de ellos se vieron obligados a emigrar a Estados Unidos o Canadá. Y pese a todo, el recuerdo de Stanford en la isla sigue siendo positivo.
“Ha sido difícil para muchos de nosotros. Estábamos recibiendo buen dinero así que gastamos un poco más en una buena casa, en un carro nuevo, y antes de darnos cuenta nos vimos con dificultades para pagar la hipoteca, para pagar el préstamo del carro”, dijo Tim Payne mientras ojeaba la última edición de su periódico, el Antigua & Barbuda News Pages.
Él era el director ejecutivo del Antigua Sun, el periódico que pertenecía al banquero, pero tras su cierre decidió comenzar su propio negocio. “Es sorprendente que nadie se haya enloquecido”, dice.
Hasta ahora, las autoridades han sido capaces de recuperar 1.000 millones, que han sido devueltos a los inversores, aunque la mayoría no va a recuperar nada. Allen Stanford está preso en la cárcel Coleman II de Florida, y su fecha de liberación está fijada para el año 2103.