
A apenas cinco kilómetros de las pirámides de Giza se oculta uno de los sitios más enigmáticos de Egipto: Zawyet El Aryan, conocido popularmente como el “Área 51 egipcio”. Durante más de medio siglo, el lugar ha permanecido sellado por el ejército tras revelarse detalles y fotografías históricas que muestran un complejo subterráneo colosal cuyas funciones permanecen envueltas en misterio.
El redescubrimiento fotográfico: evidencias de un pasado inaccesible
Las imágenes recientemente difundidas fueron tomadas a inicios del siglo XX por el arqueólogo Alessandro Barsanti, quien llevó a cabo la primera excavación exhaustiva del sitio. En ellas se puede observar la monumentalidad de la estructura: un pozo en forma de T excavado directamente en la roca madre, con una profundidad cercana a los 30 metros y cubierto internamente con inmensos bloques de granito. Estos bloques, de hasta cinco metros de largo y dos y medio de espesor, pesan cada uno alrededor de 8.000 kilogramos, lo que denota técnicas de construcción avanzadas para la época.
En el centro de una cámara descansa una cubeta ovalada con tapa de granito ajustada, de aproximadamente tres metros de largo, más de dos metros de ancho y metro y medio de profundidad. Barsanti informó el hallazgo de restos de una sustancia desconocida, hoy perdida, en el interior del recipiente, lo que ha aumentado las especulaciones en torno al uso que los antiguos egipcios planeaban dar a este espacio.
A pesar de la proximidad a las pirámides y la relevancia histórica, la militarización del enclave desde mediados de los años 60 impide que nuevos hallazgos sean registrados. Las fotografías de Barsanti se han convertido en la única referencia detallada que la comunidad científica y el público general poseen sobre Zawyet El Aryan, incrementando su halo de misterio y alimentando leyendas sobre su finalidad real.
Graffiti, inscripciones y enigmas sin resolver
Durante la excavación original, Barsanti y su equipo detectaron inscripciones en tinta negra y roja sobre los muros de la estructura. Uno de los textos más intrigantes dice “Seba-(desconocido)-Ka”. De acuerdo con el investigador independiente Derek Olson, “Seba” sería la palabra egipcia antigua para “puerta de las estrellas”, lo que sugiere teorías sobre un posible portal cósmico o un espacio ritual para la trascendencia espiritual. “El significado completo de la inscripción se ha perdido, pero contiene las palabras que se traducen como ‘estrella’ y ‘esencia vital’ o ‘fuerza de vida’”, explicó en el pódcast Matt Beall Limitless.
Si bien la comunidad egiptológica tradicional sostiene que las marcas podrían referirse a nombres de constructores o figuras notables del período, la interpretación simbólica sobre un “puente hacia las estrellas” ha calado entre quienes relacionan ciertas construcciones egipcias con propósitos místicos de alcance aún insospechado.
Las dimensiones inusuales, la cuidada talla de los muros de piedra caliza —jamás revestidos—, el gigantesco tanque sellado y la ausencia de cualquier superestructura sobre el pozo agudizan las preguntas. “Y, ¿para qué necesitabas un bloque de granito de tres metros de altura en el suelo?”, planteó el presentador Matt Beall durante su diálogo con Olson. “Exacto, si el piso natural ya es de caliza”, contestó el investigador. “El modo en que trabajaron las paredes de caliza es asombroso”, agregó.
Un complejo sellado: control militar y teorías sobre su uso
El ejército egipcio tomó el control de Zawyet El Aryan en la década de 1960, bloqueando el acceso al público, a la investigación arqueológica y a cualquier exploración adicional. La opacidad militar dotó al enclave del apodo de “Área 51 egipcio”, referencia directa al hermetismo que rodea a la célebre base de Estados Unidos. Desde entonces, no se han publicado excavaciones, análisis ni informes científicos provenientes del sitio, y la información disponible reposa casi enteramente en los documentos y fotografías previas a la intervención castrense.
Entre las explicaciones académicas, prevalece la idea de que el recinto era la base de una pirámide inconclusa, probablemente de la Tercera o Cuarta Dinastía, aunque ningún elemento indica la construcción de semejante superestructura sobre el suelo. Otros especialistas proponen que funcionaría como cámara experimental o espacio ceremonial jamás terminado, dada la monumentalidad de sus materiales y los elementos inéditos como la bañera de granito sellada.
Un hallazgo adicional reavivó los debates: una tablilla de dedicación parcialmente rota con el nombre del faraón Djedefre, monarca de la Cuarta Dinastía. Su autenticidad y relevancia están en discusión, pero de ser válida, permitiría vincular el complejo a proyectos funerarios o rituales de aquellos faraones que buscaron perpetuarse tanto en la Tierra como, quizás, en el “más allá de las estrellas”.
Similitudes, especulación y el enigma perpetuo
Olson ha destacado paralelismos entre las estructuras de Zawyet El Aryan y otras cámaras egipcias como las de la Gran Pirámide, el Serapeum o la pirámide de Saqqara: “Vemos un patrón de suelos de granito enormes y una estructura tipo tapa”, relató en el pódcast.
Dicho podcast también ha servido de plataforma para que expertos y entusiastas debatan abiertamente estas cuestiones, reiterando la falta de respuestas ante los interrogantes físicos y simbólicos de la base subterránea. “¿Cuál era el propósito original de la bañera? Es un absoluto misterio”, expresó Beall. “La combinación de aislamiento militar, materiales sobrehumanos y trazas de sustancias no identificadas hacen que Zawyet El Aryan siga siendo un desafío para la comprensión moderna”, sentenció el conductor.
Actualmente, el ‘Área 51 de Egipto’ permanece custodiada y oculta, sin excavaciones ni posibilidad de acceso al público o la comunidad científica.