Meg James junto a su marido. (Instagram/@goanddogood)

Meg James, es una estadounidense que ha hecho un negocio de contar cómo es su vida y la de su familia desde que se mudaron a Madrid desde Greenville (Carolina del Sur). A través de Go and Do Good, una pequeña empresa que fundó para tutorizar a otras familias que estén pensando en irse a vivir al extranjero, ayuda a tramitar el proceso de solicitud de la visa, adaptar a los niños a la edad escolar, aprender idiomas, obtener la identificación o el carné de conducir.

Antes de mudarse a España, su familia vivía en una granja de 1,2 hectárea subicada en Greenville. La propiedad incluía una casa de más de 300 metros cuadrados, equipada con una suite para visitas, un gallinero con 12 gallinas ponedoras y una pista de vehículos todoterreno para sus hijos. Además, contaban con una amplia gama de comodidades, desde utensilios de cocina de cobre hasta ropa de cama de alta calidad. Sin embargo, a pesar de tenerlo todo en apariencia, decidieron dejarlo atrás para buscar una experiencia diferente en Europa, conforme cuenta en su página web.

Una vida más sencilla en Madrid

Tras su llegada a Madrid, la familia se instaló en un apartamento de poco más de 100 metros cuadrados, un espacio significativamente más reducido en comparación con su antigua casa en Carolina del Sur. Según explica James, el proceso de mudanza implicó llevar únicamente cuatro bolsas de lona y cuatro mochilas, lo que los obligó a priorizar lo esencial y a desprenderse de la mayoría de sus pertenencias.

En su nuevo hogar, la decoración es sencilla y funcional, y los utensilios de cocina y platos son los justos para cubrir las necesidades de los cuatro integrantes. La familia comparte un solo coche, que utilizan únicamente para desplazamientos que no pueden realizarse en transporte público. Los hijos de James, que antes disfrutaban de vehículos todoterreno, ahora utilizan scooters eléctricos para moverse por la ciudad y llegar a los parques locales.

James también habla de que la familia ha aprendido a gestionar el espacio limitado de su apartamento. Por ejemplo, ella y su esposo comparten un pequeño armario, donde organizan su ropa según la temporada, almacenando las prendas fuera de uso en la parte superior del armario. Según cuenta, no han sentido la necesidad de recuperar los objetos que dejaron atrás en Estados Unidos, como álbumes de fotos, decoración del hogar o ropa adicional.

Reflexión sobre el consumismo en Estados Unidos

En su relato, James reflexiona sobre cómo la vida en Estados Unidos estaba marcada por una constante comparación con los demás. Según explica, la mentalidad de “Keeping up with the Joneses” (mantenerse al nivel de los vecinos) era una presión constante que los llevaba a desear versiones más grandes o mejores de los objetos que ya poseían. “Hemos encontrado la libertad al pasar de poseer cosas a poseer experiencias”, asegura.

La mudanza a España les permitió liberarse de esa mentalidad y enfocarse en lo que realmente importa. Según James, al reducir el espacio disponible para almacenar objetos, se vieron obligados a evaluar la importancia de cada pertenencia. Este proceso de desprendimiento les hizo darse cuenta de que muchas de las cosas que habían acumulado no eran necesarias para su felicidad.