
Un hombre, su esposa y sus cuatro hijos desaparecieron el 13 de enero de 2002. Rubén José Gill, de 56 años, Norma Margarita Gallego, de 26, y sus cuatro hijos, María Ofelia, de 12, Osvaldo José, de 9, Sofía Margarita, de 6 y Carlos Daniel, de 3, fueron vistos en un velorio en una localidad de la provincia de Entre Ríos y después nadie más supo de ellos.
Pasaron más de dos décadas, sus pertenencias quedaron intactas, la investigación abordó diferentes líneas, pero nunca se pudo descifrar cómo una familia completa desapareció de la faz de la tierra.
“Tenemos el compromiso de poder hacer algo y darle una respuesta a una madre que espera saber qué pasó con su hija, su yerno y sus cuatro nietos”, expresó el abogado Marcos Rodríguez Allende, en diálogo con Elonce.
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La NASA podría dar la respuesta a la desaparición de la familia
Luego de más de dos décadas de no saber qué pasó con 6 personas, la familia de las víctimas busca ayuda en la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA).
Es su última esperanza para poder conocer qué ocurrió ese domingo de enero. “Seis personas desaparecieron de la faz de la tierra en circunstancias muy particulares. Es imposible pensar que simplemente se fueron, dejando todas sus pertenencias atrás”, remarcó el abogado.
Rubén José Gill, de 56 años, Norma Margarita Gallego, de 26, desaparecieron el 13 de enero de 2002.
Es por eso que ahora decidieron pedirle a la NASA imágenes satelitales de 2002 para buscar rastros de movimientos de tierra en las 600 hectáreas del campo familiar.
Un sospechoso, pero cero evidencias
Una de la hipótesis de la desaparición de la familia guarda relación con el campo donde trabajaba Rubén Gill, en el que se desempeñaba como peón. Desde el inicio de la búsqueda, las sospechas policiales apuntaron al dueño de la propiedad, pero, ante la falta de evidencias, nunca pudieron actuar.
El hombre llamado Alfonso Goethe, propietario de la estancia “La Candelaria” donde “Mencho” Gill trabajaba y vivía con su familia, fue el principal y único acusado que tuvo el caso, pero nunca le pudieron probar nada.
La policía recién allanó el campo a los ocho meses y ese procedimiento terminó en un asado con el dueño del campo, denuncia el abogado de la familia desaparecida.
El alemán denunció la desaparición de la familia Gill recién tres meses después, alegando que les había dado vacaciones.
En ese sentido, el abogado sostiene que hubo negligencia e inoperancia durante la investigación: “La policía recién allanó el campo a los ocho meses y ese procedimiento terminó en un asado con el dueño del campo y el juez de la causa. Fue vergonzoso y tremendo”.
Por qué la NASA es clave en la investigación de la desaparición de una familia argentina
Actualmente, el expediente sigue caratulado como “averiguación de paradero”, algo que la querella considera insuficiente. “Si en 2002 se hubiera investigado como desaparición forzada u homicidio, otra hubiera sido la historia”, agregó Rodríguez Allende.
El pedido a la NASA surge ante la necesidad de tener imágenes satelitales de la época que permitan ver si hubo movimientos inusuales de tierra en esa propiedad. “Sabemos que los satélites argentinos solo permiten detectar movimientos importantes de tierra a partir de 2007, pero los registros de Estados Unidos podrían aportar datos del 2002. Es ahí donde entra la NASA”, detalló.
Rubén José Gill, de 56 años, Norma Margarita Gallego, de 26, y sus cuatro hijos, María Ofelia, de 12, Osvaldo José, de 9, Sofía Margarita, de 6 y Carlos Daniel, de 3, fueron vistos por última vez en un velorio en una localidad de la provincia de Entre Ríos.
Sin embargo, esta solicitud no es tan sencilla. El trámite requerirá de un proceso largo, pues se necesitarán gestiones a través de Cancillería argentina, el Ministerio de Justicia y las autoridades estadounidenses. Explica que no basta con que un juez lo solicite, sino que “debe ser un pedido canalizado por el Estado nacional”.
“Lo más importante es poder llevar una flor, saber dónde están. Confirmar que no se fueron de viaje. Lo peor que puede haber para una persona es desaparecer”, concluyó Rodríguez Allende.