El olfato es un sentido que solemos pasamos por alto. Nos enfocamos en el color y la forma de las flores y las plantas, pero el aroma tiene un discreto poder que es capaz de transportarnos y evocar recuerdos. Entonces, ¿por qué no pensar el jardín en un verdadero festín olfativo?

El aroma de las plantas es una cualidad escurridiza, ligada a la estación, el clima y el momento del día. Por eso si queremos crear un espacio en el jardín con los perfumes como protagonistas debemos esmerarnos bastante.

Diseñar un jardín donde los perfumes sean los protagonistas requiere bastante esmero.

Por una parte, debemos tener en cuenta que el viento no se lleva los colores ni las formas, pero si plantamos un arbusto fragante en corrientes de aire, probablemente el aroma pase inadvertido.

Otro punto importante es que la radiación solar es importante para que los aromas se vaporicen. Cuando las temperaturas aumentan debido a la exposición al sol, las moléculas aromáticas en las flores y hojas se calientan y comienzan a vaporizarse. Esto permite que los olores se difundan en el aire, creando una atmósfera fragante en el jardín. Además, la luz solar también estimula la producción de compuestos aromáticos en las plantas.

Descubrí el truco infalible para que tus jazmines exploten de flores esta primavera

Muchas especies, como la lavanda y el jazmín, desarrollan sus fragancias de manera más intensa cuando reciben suficiente luz.

Las plantas con aromas pesados deben tratarse de manera especial para que su aroma no invada el jardín, sino que acompañe suavemente con su fragancia. Por eso, en el diseño se debe ubicar estas plantas alejadas o en zonas de corrientes de aire, para suavizar su efecto.

Cuando las temperaturas aumentan, las moléculas aromáticas en las flores y hojas se calientan y comienzan a vaporizarse, esto permite que los olores se difundan en el aire.

Fanática de las rosas, empezó con tres plantas y ya tiene unos 700 rosales en su chacra de Zárate

Lo más interesante de las especies fragantes es que en un mismo espacio puede crearse una sucesión de aromas para todas las estaciones. Con las plantas aromáticas, por ejemplo, se puede buscar que no coincidan las floraciones para no crear una confusión de fragancias.

Lila y glicina, dos especies suavemente perfumadas que se pueden guiar sobre pérgolas.

Un truco eficaz para aprovechar al máximo el perfume de las aromáticas es ubicarlas al borde de senderos o lugares de paso porque liberan sus esencias al ser estrujadas o rozadas.

Plantas recomendadas

Una de las más populares es la lavanda (Lavandula dentata o L. officinalis) que no sólo aportan belleza con sus espigas moradas, sino que también tienen un aroma relajante que se asocia con la calma y la tranquilidad. Además, son muy resistentes y atraen polinizadores, lo que las convierte en una opción doblemente beneficiosa.

Un truco eficaz para aprovechar al máximo el perfume de las flores es ubicarlas cerca de las ventanas o puertas.

Otra opción son los jazmines, por ejemplo el azórico (Jasminum officinale) o el del cabo (Gardenia jasminoides). Colocar un jazmín cerca de un área de descanso o una ventana te permitirá disfrutar de su fragancia en las noches cálidas, creando una atmósfera especial. Un efecto similar tiene la madreselva (Lonicera periclymenum, L. japonica) ideal para enredar en cercos o pérgolas.

Un arbusto muy fragante y decorativo es el Philadelphus coronarius, conocido como Angélica o Celindo. Sus flores blancas tienen un aroma que recuerda el azahar. Como todos los arbustos que dan flor en primavera, la celinda florece en la madera del año anterior, de modo que, en caso de necesitar poda, habrá que hacerlo una vez que termine la floración.

Las flores blancas del Philadelphus coronarius tienen un aroma que recuerda el azahar.

La popular glicina (Wisteria floribunda) tiene unas flores muy llamativas que crecen en forma de racimos y poseen un aroma intenso y dulce, similar al de la Sirynga vulgaris (lila).

La Lobularia maritima (aliso) emite un aroma suave y dulce durante la floración. Aunque no es tan potente como el de otras plantas aromáticas, su fragancia ligera y agradable puede ser muy reconfortante en jardines y espacios exteriores. Este aroma sutil contribuye a generar una atmósfera fresca en los espacios donde se cultiva.

Lobularia marítima y Matthiola incana, dos especies que aportan fragancia a los espacios exteriores.

Matthiola incana (alelí), Mirabilis jalapa (don Diego, suspiro, maravilla), Freesia spp. (fresia) y Lathyrus odoratus (alverjilla) son algunas especies fragantes fáciles de cultivar en espacios reducidos. En cambio, la Magnolia grandiflora (magnolia) es un árbol de gran porte cuyas flores grandes y espectaculares, con un diámetro de hasta 30 cm y forma de copa, emanan un aroma dulce y floral que las hace muy atractivas.