Semiyarka, la ciudad que desafía la visión sobre el origen del urbanismo en la Edad del Bronce
Semiyarka, la ciudad que desafía la visión sobre el origen del urbanismo en la Edad del Bronce

Un descubrimiento sin precedentes sacudió los cimientos de la arqueología euroasiática: en el corazón de la estepa kazaja, un equipo internacional ha logrado identificar a Semiyarka, una ciudad de la Edad del Bronce de 3.600 años de antigüedad que desafía la visión tradicional de los pueblos nómadas de Asia Central.

Con su urbanismo planificado y sus avanzadas fábricas de bronce, este yacimiento obliga a repensar el papel de las civilizaciones en la vasta región que durante siglos se consideró dominio exclusivo de pastores errantes.

Urbanismo y planeamiento en la Edad del Bronce

La investigación, publicada en la revista Antiquity por especialistas de la University College London, la Universidad de Durham y el Centro de Estudios Arqueológicos “A.Kh. Margulan” de Kazajistán, sitúa a Semiyarka como una de las ciudades proto-urbanas más notables de Eurasia, activa hacia el 1600 a.C.

El hallazgo de cerámica de culturas vecinas confirma la interacción y el intercambio cultural en la ciudad de Semiyarka (foto: Antiquity/Peter J. Brown)

Lo que la distingue no es solo su antigüedad o tamaño —con más de 140 hectáreas—, sino su evidencia de urbanismo: disposición ordenada, patrones repetidos en viviendas y zonas diferenciadas para actividades específicas.

El complejo fue construido sobre una elevación junto al río Irtysh, ruta fluvial determinante entre el Altái y Siberia. Imágenes obtenidas mediante drones y satélites espía antiguos revelaron dos líneas de estructuras delimitadas por terraplenes que confluyen en un edificio central, probablemente destinado a ceremonias rituales, funciones administrativas o comunales.

Este tipo de organización indica una jerarquía social y el nacimiento de una autoridad central, en contraste con los campamentos dispersos o efímeros atribuidos históricamente a las comunidades esteparias.

Uno de los elementos que más sorprende es la planificación a largo plazo evidenciada en la orientación y repetición de diseños constructivos. Aun sin alcanzar la monumentalidad de urbes contemporáneas como Micenas, Hattusa o Ur, Semiyarka representa un modelo temprano de ciudad, cuya lógica urbana sugiere la existencia de estructuras sociales complejas y estables.

El hallazgo de Semiyarka cuestiona el mito de la estepa exclusivamente nómada y revela sociedades complejas y sedentarias (foto: Antiquity/Peter J. Brown)

Fábricas de bronce: innovación e intercambio en la estepa

Más allá del urbanismo, uno de los hallazgos capitales radica en la especialización metalúrgica. Semiyarka albergó una zona dedicada a la fabricación de aleaciones de cobre y estaño, claves para la producción de bronce. Restos de escorias, crisoles, fragmentos de mineral y herramientas acabadas dan cuenta de una producción sistemática y sostenida de metales, con niveles de estaño del 12 %, lo que implica tecnología avanzada y acceso a redes de abastecimiento lejanas.

Las investigaciones sugieren que el estaño sería traído desde yacimientos del macizo del Altái, a más de 300 kilómetros del sitio, o recolectado en depósitos aluviales del cercano Irtysh. Este contexto coloca a Semiyarka como el principal centro productor de bronce documentado hasta la fecha en la estepa kazaja, posicionando a la ciudad como un nodo clave en el intercambio de materias primas y saberes tecnológicos.

La presencia de cerámica asociada a las culturas Alekseevka-Sargary y Cherkaskul prueba una interacción constante con otras regiones, señal de que Semiyarka formaba parte de una red de intercambio e influencia mucho más amplia de lo que se creía posible para la época.

La planificación urbana y la jerarquía social de Semiyarka evidencian una autoridad central en la antigua Eurasia (foto: Antiquity/Peter J. Brown)

De la cultura nómada a la sociedad compleja

El hallazgo de Semiyarka derriba la imagen monolítica de los pueblos de la estepa como meros nómadas. Durante décadas, se asumió que las culturas del norte de Eurasia carecían de estructuras urbanas fisiol durable y modelos de vida sedentaria comparables a Mesopotamia, Egipto o la cuenca del Indo. Sin embargo, la evidencia muestra que estas comunidades construyeron edificios duraderos, planificaron ciudades y organizaron economías centradas en la producción metalúrgica a gran escala.

Organizaron sus espacios de acuerdo a funciones precisas, sostuvieron actividades productivas especializadas y establecieron conexiones a larga distancia para el intercambio de recursos y conocimiento. No se trataba de grupos dispersos tras sus rebaños, sino sociedades capaces de dominar su entorno y coordinar tareas colectivas complejas, incluso anticipando la lógica de redes que siglos después darían forma a rutas como la Ruta de la Seda.

El emplazamiento, entre montañas ricas en minerales y un río navegable crucial, sugiere que la ciudad fue un precedente temprano de los futuros grandes centros de distribución comercial euroasiáticos. Aunque la investigación apenas comienza y aún queda mucho por descubrir sobre su organización interna y cronología, el mito de la estepa exclusivamente nómada ha quedado definitivamente cuestionado.

En palabras de los arqueólogos responsables del hallazgo, este lugar representa una prueba irrefutable de que las sociedades de la estepa forjaron modelos propios de complejidad y urbanismo, diferentes pero igualmente sofisticados al de las civilizaciones más celebradas de la Antigüedad.