
Gerson de Melo Machado, de 19 años, conocido bajo el alias de “Vaqueirinho”, murió el domingo en un incidente calificado como “fatalidad” por Josenise de Andrade, delegada adjunta de la Comisaría Especializada de Homicidios de João Pessoa (PB), Brasil. El joven invadió el recinto de felinos del Parque Zoobotánico Arruda Câmara, conocido como Bica, y perdió la vida a causa de las heridas infligidas por el ataque de una leona. El caso está a la espera de informes periciales para su conclusión.
El perfil de Vaqueirinho, reconstruido a partir de testimonios policiales y de una consejera tutelar, dibuja una historia de vida compleja. Era “conocido” por las autoridades por antecedentes delictivos, incluyendo daños y hurto, además de otros actos cometidos cuando era menor de edad. A pesar de su historial, la investigadora Josenise afirmó que nunca había intentado invadir el Parque da Bica antes del trágico suceso, y fue reconocido post-mortem por videos en los que, por ejemplo, arrojaba piedras a patrulleros.
La consejera tutelar Verónica Oliveira utilizó sus redes sociales para despedir al joven, y reveló que Vaqueirinho fue atendido por el Consejo Tutelar de Mangabeira desde los 10 hasta los 18 años. Su vida estuvo signada por la vulnerabilidad y el abandono, con una lucha de ocho años por recibir tratamiento. Según Oliveira, el joven tenía el sueño de domar leones y provenía de un entorno familiar afectado por enfermedades mentales, siendo hijo y nieto de madre y abuelas esquizofrénicas.
La delegada Andrade ahondó en la posible motivación del joven, al indicar que Vaqueirinho “verbalizó la idea de ver al animal más de cerca”. Esta declaración coincide con información policial que señalaba su deseo de “ir a África a cuidar de los leones”. Andrade enfatizó la aparente falta de percepción del peligro por parte de Gerson: “No tuvo noción del peligro”, sostuvo, agregando que, por su historial, “tenía problemas psiquiátricos”. La delegada cree que “no tenía la intención de atentar contra su propia vida, sino de acercarse a los animales”.
El incidente se desencadenó cuando Vaqueirinho escaló un muro de aproximadamente seis metros de altura. Un video del suceso muestra cómo recorrió una reja de 1,5 metros ubicada sobre el muro. Josenise relató que varias personas intentaron impedir su acción, gritándole para que regresara. “Podría haber regresado, pero desciende”, afirmó. Incluso la Guardia Municipal intentó disuadirlo con un extintor de incendios, pidiéndole que subiera de nuevo, pero “no atendió ninguna llamada”. La delegada sugirió que “él, que no tenía frenos, quizás no veía ese obstáculo”.
Tras el ataque, el cuerpo de Vaqueirinho fue hallado boca abajo, con el rostro en la arena. Su reconocimiento oficial se realizó en el Instituto de Policía Científica. Josenise ordenó inicialmente el cierre del parque, pero luego autorizó a la administración a gestionar las visitas. Respecto a la causa de la muerte, la delegada reiteró: “Pienso que fue una fatalidad. No fue devorado por la leona. Creo que ella pudo haber actuado por instinto de protección o incluso de juego”. El caso ha sido remitido a la comisaría responsable para continuar con las investigaciones.
Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA.