Nueva York, conocida como la Gran Manzana o la Ciudad que Nunca Duerme, tuvo otro nombre en sus inicios. Antes de la llegada de los ingleses, se llamaba Nueva Ámsterdam, un reflejo de su pasado neerlandés. Sin embargo, su historia es aún más profunda, con raíces indígenas que dejaron una huella imborrable en región.

De Nueva Ámsterdam a Nueva York: la historia de su nombre

En 1624, colonos neerlandeses fundaron un asentamiento en la isla de Manhattan y establecieron a la ciudad de Nueva Ámsterdam dentro de la colonia de Nueva Holanda. Su ubicación estratégica convirtió a la ciudad en un centro clave para el comercio, especialmente en la explotación de pieles, según National Geographic.

Peter Minuit

Sin embargo, en 1664, los ingleses tomaron control del territorio y lo renombraron Nueva York, en honor al Duque de York, quien más tarde se convertiría en el rey Jacobo II de Inglaterra. Este cambio marcó el fin del dominio neerlandés y consolidó el control británico en la región.

El origen indígena del nombre Manhattan

Mucho antes de la llegada de los europeos, la isla ya tenía un nombre en la lengua de los lenape, el pueblo originario de la zona. De acuerdo con registros históricos, los nativos llamaban al territorio “Manna-hata”, una palabra del idioma munsee que fue documentada en 1609 por un marinero de la expedición de Henry Hudson. El significado exacto del término ha sido objeto de debate durante siglos, relata The New Yorker.

En el siglo XIX, algunos lingüistas afirmaban que podía traducirse como “isla de muchas colinas”, mientras que estudios recientes sugieren que podría referirse a “lugar donde recogemos madera para arcos y flechas”. Otra teoría señala que el nombre original podría haber sido “Menating”, cuyo significado es simplemente “isla”, como señala el medio estadounidense.

En 1664, los ingleses tomaron la ciudad y la renombraron Nueva York

Los lenape y la pérdida de Manhattan

El territorio de los lenape no solo era un refugio natural con abundantes recursos, sino que además estaba estratégicamente ubicado para el comercio. Sin embargo, en 1626, Peter Minuit, gobernador de Nueva Ámsterdam, supuestamente compró Manhattan a los lenape a cambio de bienes valorados en 60 florines neerlandeses, lo que en el siglo XIX se estimó en 24 dólares, indica The New Yorker.

El acuerdo, sin embargo, no fue entendido de la misma manera por ambas partes. Para los lenape, la tierra no se vendía de manera definitiva, sino que se otorgaba bajo un sistema de usufructo. Es decir, un permiso de uso. Para los neerlandeses, en cambio, la transacción significaba una compra total y permanente.

Con el tiempo, los lenape fueron desplazados, primero por los neerlandeses y luego por los ingleses. Para el siglo XVIII, la mayoría de ellos habían sido forzados a abandonar la región y migraron hacia Pensilvania, Oklahoma y Ontario, donde aún existen comunidades descendientes de esta nación indígena.

Manhattan proviene de la lengua lenape, con múltiples posibles significados, como

Nombres indígenas en Nueva York y Nueva Jersey

Aunque la presencia lenape en la región disminuyó, su legado persiste en la ciudad y sus alrededores. Lugares como Hackensack, Passaic y Raritan derivan de palabras indígenas. Staten Island, por ejemplo, fue llamada originalmente Aquehonga Manacknong, que significa “lugar de los malos bosques”.

Otros nombres populares, como Tuxedo, provienen del término munsee ptukwsiituw, que hacía referencia a la tribu local de los lobos. En Long Island, palabras indígenas como Massapequa, Montauk y Manhasset todavía forman parte de la identidad de la región.