El príncipe Andrés, hijo de la difunta reina Isabel II y hermano menor del rey Carlos III, enfrenta el mayor revés de su vida pública: la pérdida definitiva de sus títulos reales y el desalojo de su residencia oficial en el Reino Unido, tras una serie de escándalos que han eclipsado décadas de pertenencia a la Casa de Windsor.
La decisión, comunicada este jueves por Buckingham Palace, llevó al monarca Carlos III a retirar formalmente a Andrés sus honores restantes luego de conocerse nuevas revelaciones sobre su vínculo con el delincuente sexual Jeffrey Epstein. El príncipe, que pasará a ser conocido simplemente como Andrés Mountbatten Windsor, deberá además abandonar la Royal Lodge, su emblemática residencia cerca del castillo de Windsor.
El comunicado de la Casa Real subrayó: “Sus majestades desean dejar claro que sus pensamientos y simpatías han estado, y seguirán estando, con las víctimas y supervivientes de cualquier forma de abuso”. Según la cadena BBC, Andrés se trasladaría próximamente a una propiedad privada en Sandringham, Norfolk, cuya financiación correría a cargo del propio rey. Este episodio marca el punto culminante de una larga serie de controversias que han envuelto al segundo hijo de Isabel II durante los últimos 40 años.
Ya en 1984, cuando apenas tenía 24 años, Andrés mostró su faceta más polémica. Durante una visita a un proyecto de construcción en el barrio de Watts, Los Ángeles, el príncipe roció con pintura a reporteros y fotógrafos, asegurando más tarde haberlo disfrutado. Este comportamiento englobaba lo que sería una constante: las excentricidades y desplantes del entonces duque de York ante la prensa, actitud que frecuentemente ponía en aprietos a la familia real.
A mediados de los 2000, la carrera de Andrés dio un vuelco con la venta de su inmueble en Sunninghill Park, cerca de Windsor. El comprador, Timur Kulibaev —yerno del entonces presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev—, pagó un 20% más que el valor de mercado, operación que generó suspicacias sobre posibles intentos de influenciar a la monarquía británica.
Dos años más tarde, en 2010, la imagen del príncipe sufrió un nuevo golpe cuando un reportero infiltrado grabó a su ex esposa, Sarah Ferguson, ofreciendo acceso directo al príncipe por 500.000 libras, hecho que desembocó en nuevas críticas y sospechas sobre el aprovechamiento de la posición real para beneficio privado.
En 2011, Andrés fue forzado a abandonar su rol de enviado especial británico para el comercio internacional tras los primeros reportes de su vínculo con Epstein. Las dudas sobre sus relaciones personales se vieron agravadas por la amistad que mantenía con Said Khadafi, hijo del fallecido dictador libio, y con un traficante de armas condenado.
La situación empeoró en julio de 2019, cuando Epstein fue arrestado de nuevo por tráfico sexual de menores y poco después hallado muerto en su celda de Nueva York. Los medios centraron la atención en las acusaciones de que Andrés habría mantenido relaciones con al menos una adolescente involucrada en la red de Epstein —a lo cual el príncipe respondió con negativas rotundas.
El 16 de noviembre de 2019, en un intento por frenar el alud de críticas, Andrés concedió una entrevista a la periodista Emily Maitlis de la BBC, la que resultó ser un desastre comunicacional. Durante la emisión, defendió su relación con Epstein y propuso explicaciones poco creíbles que agravaron su situación mediática y social. Cuatro días después, Buckingham Palace informó la suspensión de todas sus actividades públicas, quitándole además su papel honorario de patrón en 230 organizaciones benéficas.
En 2022, tras arduos litigios, Andrés llegó a un acuerdo extrajudicial con Virginia Giuffre, quien lo acusó de haber abusado sexualmente de ella cuando tenía 17 años. El príncipe no admitió culpa, pero reconoció el sufrimiento de Giuffre como víctima, y el costo del acuerdo se estimó en hasta USD 10 millones.
Los problemas continuaron en 2024 cuando se conocieron pruebas sobre su proximidad a un empresario chino sospechoso de espionaje, a quien presuntamente invitó a celebrar su 60º cumpleaños.
El 25 de abril de 2025, la figura de Giuffre cobró nuevamente relevancia al anunciarse su fallecimiento por suicidio en Australia.
Pocos meses después, el 12 de octubre de 2025, la prensa británica reveló un correo electrónico enviado por Andrés a Epstein en febrero de 2011, en pleno escándalo, contradiciendo así la versión del príncipe sobre el final de aquella amistad.
La última medida de Buckingham Palace, ejecutada este 30 de octubre, representa para muchos la clausura definitiva de la presencia pública de Andrés en la Casa Real británica. La institución monárquica, enfrentando una crisis de reputación frente a los ciudadanos y la comunidad internacional, optó por distanciarse radicalmente de uno de sus miembros más controvertidos, culminando así más de cuatro décadas de episodios que han dejado una huella indeleble en la historia contemporánea de la Familia Real del Reino Unido.
(Con información de AFP, AP y EP)
