La hoja de ruta de Santiago Ladino indica que salió campeón con Vélez (2005) y Banfield (2009). También dice que formó parte de los planteles del Lorca Deportiva de España, Bari, Gimnasia y Esgrima de Jujuy, Atlético Tucumán y All Boys. Lo único que no está explícito es qué significa realmente el fútbol para él. “De muy chico me gustó la naturaleza, estar al aire libre, el sol y el viento en la cara, pisar el pasto, de alguna manera el fútbol me traía de vuelta esos recuerdos”, señala en diálogo con LA NACION. Minucioso en su análisis, ajeno al mundo que subyace del deporte de alto rendimiento, el exlateral derecho, a sus 44 años, amalgama las sapiencias adquiridas de cada entrenamiento, concentración y títulos obtenidos y los pone a disposición de proyectos que sirvan para “generar consciencia” en las personas.

Otros tiempos: Santiago Ladino jugó cinco años en Vélez y consiguió un título en el año 2005

Nacido el 21 de octubre de 1980, el exfutbolista recibió la bendición de Carlos Compagnucci para debutar profesionalmente en Vélez en el año 2000 y construyó un sendero en el deporte que le dio cierto reconocimiento a la hora de emprender tras el retiro profesional. “Todos desde chico amamos el deporte, lo que uno sentía con la pelota, correr al aire libre… y de repente vas creciendo y te van poniendo trabas, barreras, tantas cosas que hay que completar sí o sí que te van saturando, opacando la posibilidad de expresarte de manera natural y espontánea”, aclara sobre su cosmovisión acerca de un deporte que lo mantuvo durante 14 años en el alto rendimiento, y le hizo repensar muchas cuestiones después de los 30, justo después de salir campeón con Banfield.

Es completamente efímero el hecho de salir campeón. A uno le queda el regocijo personal de haber logrado algo importante con el club que uno ama, pero una vez que termina un campeonato es poco lo que se puede festejar de ese objetivo conseguido. Después, a corto plazo, tenés otro desafío y hay que revalidar todo de vuelta”, remarca Ladino, quien en el Taladro vivió las dos caras de la moneda: salir campeón y, tres años después, descender.

Santiago Ladino observa a James Rodríguez, su compañero en Banfield, y Andrés D'Alessandro, por aquel entonces, jugador del Inter de Porto Alegre

“De encontrarte con un resultado enorme para la institución, de sentirte feliz por la conquista en lo personal, terminamos pasando muy rápido de un estado a otro y en tan poco tiempo; eso me hizo replantearme muchas cosas. Empecé a imaginar otra realidad porque pasamos de un estado de alegría, a uno de tristeza profundo. A eso hay que sumarle que fui uno de los jugadores que vivió el proceso entero de ser campeón a descender. De repente sentís la crueldad del futbol y del ambiente y entendés cómo funciona el fútbol”, expresó, a modo de moraleja, acerca de los procesos con los que convive un futbolista profesional.

Con una crítica constructiva e inapelable, el defensor transitó sus últimos piques cortos por la banda en All Boys, un club donde cobró un solo mes y el resto debió apelar a la voluntad de Futbolistas Argentinos Agremiados para cumplir su contrato. “Fue un proceso horrible”, detalla, sin más, antes de colgar los botines y cambiar el verde césped por un estudio de televisión para ser periodista.

“Trabajé en el Canal de la Ciudad, traté temas de la violencia del fútbol, las barras y temas políticos. Me parecía sumamente virtuoso entrar a un programa de televisión y salir sabiendo más de fútbol; lastimosamente, uno termina conociendo más el enojo de un panelista. Por eso preferí aparatarme, sé que el camino que yo quiero es más largo y no me quería traicionar”, indica Ladino, quien, además, es el autor de un cuento llamado Los 12 mandamientos de un lateral derecho que se publicó en Pelota de Papel II, y de otro escrito sobre Diego Maradona que pronto verá la luz.

Un emprendedor de toda la cancha

Ladino se considera multifacético. Dedica su tiempo a detectar oportunidades con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas. Una de sus grandes ambiciones es generar conciencia a través de los alimentos. “Yo le dediqué pasión a todo lo que emprendí: fui jugador, soy periodista, escritor y hoy en día invierto en una empresa hidropónica”, cuenta. De manera pausada, parsimoniosa, explica este método que, según su testimonio, será la clave para el futuro: “Se cultivan vegetales sin agroquímicos, ni pesticidas. Se hace sin la tierra; es un sistema donde el agua pasa a través de las raíces y va nutriendo a la planta. Después se le agregan sales para que exista un desarrollo”.

Santiago Ladino junto a Carlos Tévez y Silvia, miembros de una fundación que apunta a fomentar lazos culturales y solidarios

El proyecto llamado Acqua Garden, con sede en el barrio porteño de Villa Luro, comenzó en 2018 de la mano de Rodrigo Iribarren, quien lo sedujo con esta manera de cultivar alimentos sin adulterarlos. Tras conocerlo y adentrarse, primeramente, como inversor, Ladino se convenció de que ese proyecto se conectaba con sus raíces vinculadas a la naturaleza: “Quiero elevar la consciencia alimentaria de las personas”.

Ladino es, también, mucho más. Está detrás de un proyecto que apunta al método Wim Hof, orientado al universo holístico, basado en una actividad para desarrollar tinas y saunas para hacer baños de contraste; también ayuda en una ONG donde colabora con Carlos Tévez; en una fundación que construyó un colegio en el paraje llamado Tres Pozos en Chaco; y en el movimiento social de Vélez, club que lo formó y hoy le rinde gratitud fuera de las canchas. “Y también toco el handpan”, agrega, tomando aire, para enumerar una y cada una de sus actividades diarias.

Santiago Ladino sumergido en una tina de agua congelada: de eso trata el método Wim Hof

“A la tarde agarro el auto, empiezo a manejar y me junto con gente y estoy ocupadísimo con reuniones”, sintetiza el exfutbolista que es inquieto por naturaleza e intenta articular proyectos para el bienestar general.

– ¿Te puedo rotular como un empresario?

(Se toma unos segundos) La calificación de empresario tiene como una connotación menemista, del estilo ‘tiene 1000 empleados, un avión privado y seguridad’. Yo sería un empresario diferente, que eleva el nivel de consciencia. Por ejemplo, tengo departamentos y ahí sí sería un rol más empresarial. Lo otro es una filantropía personal de seguir investigando qué voluntades quieren colaborar para mejorar la calidad de vida de las personas. Siempre intento estar cerca de quienes buscan introducir estas formas saludables y nobles.

Reflexivo en su interior, con el foco puesto en un rol conectado con sus convicciones, Ladino no esquiva el pelotazo al ser consultado por el contexto social y político del país. “Tengo una visión esperanzadora, pero eso es independiente de lo político. A los 44 años he visto pasar a muchos y honestamente fue muy difícil encausar esto. Hoy el gobierno hizo un cambio muy radical, del cual estoy de acuerdo en lo que respecta al plan económico que es fundamental para consolidar las bases. Si no se ordena lo económico, no hay previsibilidad para el futuro”, aclara, punzante y con la visión puesta siempre en emprender.

El lado

Conocedor de cómo son los engranajes que mueven al fútbol, de cómo se transmiten los conceptos futbolísticos en un programa de TV y también de cómo es el desarrollo de un emprendedor en el país, Ladino expresa que el problema de la Argentina es endógeno: “A lo largo de estos años me vengo juntando con gente que permanentemente trae ideas increíbles y a la hora de ejecutarlas el único obstáculo es nuestro sistema. Hablo con gente idónea, preparada, con estudios… están todas las patas de la mesa y resulta que el obstáculo más grande a la hora de emprender es nuestro propio sistema. Eso es completamente nocivo para el crecimiento individual y colectivo, es como tirarte un tiro en los pies si hay tantos obstáculos”.

Campeón con Vélez de la mano de Miguel Ángel Russo y el Banfield de Julio César Falcioni y curioso por naturaleza y fiel a su convicción, Santiago Ladino abandonó el fútbol, pero aún así, su personalidad no cambió. “La única diferencia que hay entre el Santi futbolista y el otro es que continúe con la filosofía del deporte y la alimentación saludable”, cierra.