En la tarde del viernes 10 de enero de 2025, se confirmó la noticia que nadie quería escuchar: no hubo sobrevivientes en el accidente de la avioneta HK-2522 que cubría la ruta Juradó (Chocó) – Medellín (Antioquia), con diez personas a bordo, entre ellas dos menores de edad.
Organismos de socorro ubicaron los diez cadáveres alrededor de la 1:00 p. m., y fue el gobernador de Antiquia, Andrés Julián Rendón, el encargado de notificar la tragedia a través de su cuenta oficial en X.
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“El gobierno de Antioquia lamenta, con profundo dolor, la triste noticia de no haber encontrado sobrevivientes en la aeronave accidentada en Urrao. Antioquia toda se une al dolor de sus familias, los acompañamos y deseamos que Dios les dé sosiego en medio de tanta tristeza. Tan pronto supimos de la emergencia pusimos todas las capacidades humanas y técnicas con la esperanza de encontrarlos con vida. El @DagranAntioquia y los organismos de socorro, con apoyo de la Fuerza Aérea, seguirán con las labores en la zona y harán el translado de los cuerpos”, anunció el mandatario regional.
Así ocurrió el accidente
El siniestro se registró hacia las 5:30 p. m., del miércoles 8 de enero, en el municipio de Urrao (Antioquia). A bordo viajaban dos tripulantes y ocho pasajeros, que fueron identificados como Santiago Montoya, Luis Guillermo Clavijo, Angie Sanclemente, Greimar Castro Sanclemente, Grettel Castro Sanclemente, Raquel Palacios, Cristal Sofía Hernández, Danny Moreno Culma, Miguelina García y Yoarledis Valencia. Desde ese momento no cesaron las labores de búsqueda a pesar de las difíciles condiciones de terreno, hasta confirmar el hallazgo en la tarde del viernes.
Urrao, un municipio marcado por los accidentes aéreos
Lo ocurrido el 8 de enero de 2025 trae a colación el historial de siniestros aéreos que se han registrado en Urrao, un municipio ubicado en la región suroeste de Antioquia, a 130 kilómetros de Medellín, que cuenta con una temperatura promedio de 14 grados centígrados.
Vuelo proveniente de Panamá, 19 de mayo de 1993
Era 19 de mayo de 1993, cuando un Boeing 727 de la compañía colombiana SAM, con 132 ocupantes, que cubría la ruta Ciudad de Panamá – Medellín, se estrelló contra un cerro en el páramo de Frontino, en Urrao.
De acuerdo con los reportes oficiales de las autoridades, el siniestro se produjo luego de que se presentara mal tiempo en la zona, provocando que se cayeran las agujas del radiogoniómetro (ADF), desorientando a la tripulación, que reportó a la torre de control que ya se encontraba a 4.878 metros sobre Abejorral, iniciando el descenso hacia el aeropuerto José María Córdoba; sin percatarse del desface temporal del trayecto de al menos 6 minutos.
El reporte, citado por El Tiempo, concluyó que faltó reacción de los tripulantes para ascender inmediatamente al percatarse de que podrían estar fuera de ruta. Según organismos de socorro, el avión chocó frontalmente contra un cerro a 3.567 metros de altura, quedando a poco más de 100 metros de evitar el impacto y cruzar hacia el valle del río Cauca en dirección a Rionegro.
El accidente, ocurrido entre las 3:00 y 3:15 p. m. bajo condiciones de lluvia y neblina, habría generado un incendio visible en la montaña que destruyó por completo la aeronave y no dejó sobrevivientes.
Avioneta con cinco personas a bordo, 3 de enero de 2008
Los restos de una aeronave que había desaparecido el 3 de enero de 2008 fueron localizados cinco días después en una zona montañosa del municipio antioqueño.
Según informó en su momento la Aeronáutica Civil (Aerocivil), el avión, identificado como HK-2788 y operado por la empresa Heligolfo S.A., sufrió un impacto frontal contra el terreno, lo que provocó su destrucción total. La tragedia dejó un saldo de cinco víctimas fatales, quienes viajaban a bordo de la aeronave.
El avión había despegado del aeropuerto Enrique Olaya Herrera, en Medellín, con destino a Vigía del Fuerte y Murindó, dos municipios ubicados en la región del Urabá antioqueño. Sin embargo, durante su trayecto de regreso a Medellín, la aeronave desapareció de los radares, lo que activó una operación de búsqueda y rescate.
Según detalló el medio citado, los restos del avión fueron avistados el 8 de enero a las 8:30 de la mañana en las inmediaciones del cerro El Burro, en el municipio de Urrao.
La localización de la aeronave siniestrada requirió un esfuerzo significativo de al menos 90 personas, que participaron en las labores de búsqueda, apoyadas por siete aeronaves que acumularon 80 horas de vuelo en la operación. Estas acciones se concentraron en una zona montañosa de difícil acceso, lo que complicó las tareas de rastreo y localización. El informe oficial de la Aerocivil confirmó que el impacto frontal contra el terreno fue la causa de la destrucción total del fuselaje del avión.