Con 66 novelas –el 27 de mayo de este año se publicará Never Flinch, su nueva obra– y más de 200 cuentos, Stephen King (nació en 1947, Portland, Maine) vendió más de 400 millones de ejemplares desde Carrie, su primer libro editado en 1974.
El “Maestro del horror”, como se lo conoce, durante sus cincuenta años de carrera fue expandiéndose hacia el thriller, la ciencia ficción, la fantasía, el policial y varios libros de no ficción.
Fue el 9 de febrero de 1985 que se dio a conocer la noticia de que King usaba el seudónimo de Richard Bachman, quien para entonces había publicado cinco novelas, agregándose éstas a la ya profusa producción del escritor afincado en el estado de Maine desde toda su vida. Aún al día de hoy.
Desde la aparición de Carrie, King fue rápidamente adaptado a la pantalla grande y chica, convirtiéndose en un nombre recurrente en el medio audiovisual. El autor nunca tuvo demasiado prurito en vender los derechos de su obra, aduciendo en varias oportunidades, más o menos la misma frase: “la fuente original queda en la biblioteca”.
Tal es así que, durante 40 años, –hasta que finalizó en diciembre de 2023–, King tenía una iniciativa llamada Dollar Baby, que vendía los derechos de sus cuentos cortos a solamente un dólar a estudiantes o cineastas principiantes para que los puedan adaptar. Así, un joven Frank Darabont, quien haría Sueño de Libertad y fuera uno de los creadores de la serie basada en el cómic de The Walking Dead, filmó el corto La mujer en la habitación (disponible en YouTube) en 1983, basado en un relato de 1978.
Esta semana se estrena en los cines locales una nueva adaptación de una obra de King, El mono, basado en un relato publicado originalmente en la revista Gallery, en 1980 y después recopilado en la antología Skeleton Crew, en 1985.
Escrita y dirigida por Osgood Perkins, hijo del célebre Anthony Perkins protagonista de Psicosis de Alfred Hitchcock, El mono trata con un artilugio recurrente en varias de las obras de King: un objeto prosaico y doméstico como representación de fuerzas oscuras o recipiente de maldades ancestrales. En este caso es un juguetito de un mono que toca los platillos, pero el escritor ha poseído otros objetos como una cámara de fotos Polaroid, en “El perro de la Polaroid”, de la antología Las cuatro después de la medianoche; “Dentadura parlante”, en Pesadillas y alucinaciones, sobre los dientes a cuerda; también escribió sobre autos en Christine, la novela adaptada en 1983 por John Carpenter; y también sobre camiones, en el cuento homónimo de 1973, publicado en la revista Cavallier, que fue la base para la única película que dirigió King: Maximum Overdrive, de 1986.
Las adaptaciones de las obras de Stephen King son también numerosas. Hay más de 60 películas y 50 series (películas para televisión, miniseries y series). Ese número se acrecienta si se tienen en cuenta las secuelas de las películas, no basadas directamente en algo escrito por el autor, como las ocho secuelas de Los niños del maíz o la serie Castle Rock, inspirada en personajes del universo de King, pero no adaptada de ninguna fuente en sí.
De todas esas adaptaciones, las mejores resultan, en su mayoría, no sobrenaturales. Sí de género como el terror, pero muchas son relativamente realistas probando que Stephen King no es solamente un autor de terror fantasioso, sino que como ha dicho muchas veces, “el terror está dentro de cada uno de nosotros”.
Carrie (1976)
El semillero de talento artístico que fue la década del setenta eclosiona por partida doble en esta primera adaptación a la pantalla grande de la novela de King hecha por Brian de Palma, un director tan personal e idiosincrático que hizo clásicos como Scarface, Los intocables, Doble de cuerpo y hasta la primera Misión: Imposible. De Palma venía coqueteando con el género a lo “Hitchcock”, y el giallo italiano con Hermanas y Obsesión, dos de sus nueve largometrajes anteriores.
Sissy Spacek es Carrie White, una chica que, tras tener su primer período, sufrir bullying de sus compañeros de secundaria y soportar a una madre abusiva, descubre que el pasaje de la niñez a la adolescencia no solo le trajo cambios físicos sino también poderes telequinéticos.
En 1992 se estrenó la secuela: Carrie 2: La ira sin Spacek. Después se hicieron remakes en 2002 y en 2013, y también la novela fue adaptada a un musical en 1988. Hace poco Prime Video anunció una nueva versión, pero en formato miniserie producida por Mike Flanagan, creador para Netflix de La maldición de Hill House, Misa de medianoche y La caída de la Casa Usher y las películas Doctor sueño (una adaptación de la secuela de El resplandor de King) y El juego de Gerald, otro film basado en una novela de King.
El Resplandor (1980)
En 1974 Stephen King y su esposa, Tabitha, abrieron un mapa de Estados Unidos y pusieron el dedo en un punto al azar. El lugar era el Hotel Stanley en Boulder, Colorado, donde por unos días fueron los únicos huéspedes. Esa soledad junto a los pasillos largos y la imponencia del lugar aislado del mundo fue la chispa que encendió El resplandor, la historia de Jack Torrance, un escritor que, junto a su familia, es contratado para cuidar el Hotel Overlook durante el invierno, lo que le permitiría trabajar tranquilo en su próxima novela.
La película, dirigida por Stanley Kubrick con Jack Nicholson y Shelley Duvall como la pareja protagónica, es considerada una de las mejores películas de terror de la historia, pero curiosamente dejó altamente insatisfecho a King, quien manifestó varias veces la disconformidad de la adaptación de Kubrick. Tanto fue así que, en 1997, el mismo King se encargó de adaptar su propia novela en una miniserie para televisión, manteniendo la fidelidad a la novela que Kubrick no tuvo.
Por otro lado, la película, obsesivamente filmada en detalle por su director, disparó un sinfín de teorías y especulaciones sobre supuestos mensajes ocultos que se esconden en el metraje.
Desde que Kubrick admitió haber sido el que filmó el alunizaje de 1969, una teoría conspirativa que ya lleva varios años, el público se dedicó a diseccionar plano por plano para encontrar significados escondidos.
El documental Room 237 es ejemplo de este muestrario de teorías e interpretaciones locas surgidas a partir de El resplandor.
La zona muerta (1983)
Después del éxito de Carrie y El resplandor, los ochenta fueron un tsunami de adaptaciones de Stephen King. Cualquier cosa que hubiera escrito, hasta en un boleto de colectivo, era buscado para adaptar. Por suerte, David Cronenberg, un director de género que venía de Canadá, pudo tomar el libro publicado en 1979 y adaptarlo en un tenso thriller político con ribetes sobrenaturales. Johnny Smith (un Christopher Walken en la cúspide de su carrera) tiene un accidente de auto que lo deja en coma durante cinco años. Cuando se despierta descubre que tiene el poder de ver el futuro con solo tocar a las personas. Comienza ayudando a la policía en un caso de un asesino suelto, pero el relato se complica cuando toca a un político en campaña (Michael Sheen) y descubre el terrible futuro que va a desatar cuando llegue a la presidencia. Tomando una variación de “¿Viajarías en el tiempo para matar a Hitler?”, La zona muerta también se nutre del miedo de su época debido a la Guerra Fría y el miedo al apocalipsis nuclear.
Cuenta Conmigo (1986)
“El cuerpo” es una de las cuatro nouvelles incluidas en la antología Las cuatro estaciones publicada en 1982. El director Rob Reiner, que venía del éxito del falso documental This is Spinal Tap, toma la historia de cuatro amigos de la infancia a fines de los cincuenta en una road movie que además es un pasaje de la niñez a la adolescencia. Tomando el tema “Stand by me”, como título, de 1961 compuesto y cantado por Ben E. King, la película es una de las menos “Stephen King” de todas, donde la amistad pura que se desarrolla en la juventud es un recuerdo melancólico una vez que se es adulto.
Cementerio de animales (1989)
¿Quién hubiera dicho que la directora de los clásicos videos de Madonna como “Like a Virgin”, “La isla bonita”, “Material Girl” y “Like a Prayer” haría una de las adaptaciones más terroríficas de Stephen King?
Publicado en 1983, Cementerio de animales es uno de los relatos más pesimistas y depresivos de toda la carrera del autor. Trata sobre la pérdida de un hijo y la descomposición de una familia. Según King, los ochenta fueron una época donde debido a su adicción a la cocaína y al alcohol había veces que no sabía qué escribía, dando por resultado relatos macabros y desesperanzados.
Mary Lambert recrea la historia del libro fielmente con Dale Midkiff y Denise Crosby como una pareja con un hijo chiquito que se mudan a un pueblito, cerca un cementerio de animales, que a su vez está emplazado en un viejo cementerio indio con el poder de resucitar a los seres vivos.
Proféticamente, esos seres queridos no vuelven de la misma manera sino con ciertos cambios no muy positivos. Stephen King tiene un cameo como un cura y Los Ramones, de quien King es fan, compusieron el tema homónimo especialmente para la película.
Misery (1990)
Rob Reiner, el director de Cuenta conmigo, adapta de nuevo a King en esta versión de la novela homónima de 1987. La historia se centra en un escritor (James Caan) que por un accidente automovilístico termina cautivo de Annie Wilkes, su “fan número uno”, que lo obliga a terminar una serie de novelas románticas protagonizadas por la chica del título. La actriz Kathy Bates, quien había empezado su carrera en el teatro y en papeles menores a comienzos de los setenta, ganó el Oscar como Mejor Actriz por su retrato de Wilkes. Hasta el día de hoy, es el único Oscar que ganó alguien por interpretar una adaptación de King.
Sueños de Libertad (1994)
Frank Darabont era uno de los Dollar Babies y había hecho una carrera interesante como guionista de películas de terror tales como The Blob, La Mosca 2 y Pesadilla en lo profundo de la noche 3: Los guerreros del sueño. Había dirigido su primer largometraje para televisión, Buried Alive y también era parte del staff de escritores de la serie Las crónicas de Indiana Jones.
Tomando la nouvelle “Rita Hayworth and the Shawshank Redemption”, Darabont adaptó esta historia situada en una cárcel y el lazo de amistad que se crea entre un recién llegado (Tim Robbins) y un veterano (Morgan Freeman). Sin sucesos sobrenaturales, pero con una sensibilidad de otra época, Sueños de Libertad no fue un éxito en su estreno, pero el boca a boca y el devenir de la historia la han hecho crecer hasta transformarse, no solo, en la mejor adaptación de una obra de Stephen King sino también en un clásico del cine de los últimos cuarenta años. Darabont repetiría el tema de la cárcel, con otra joya como Milagros inesperados, con Tom Hanks, basada en la novela por entregas The Green Mile, de 1996.
It (2017)/It: parte dos (2019)
La novela Eso (It) de 1100 páginas de 1986 es una épica que abarca varias décadas en la vida de siete personas que en su juventud se vieron acosadas por una entidad cósmica, tomando varias formas, entre ellas la del payaso Pennywise.
La iconografía del payaso asesino, corporizada en la miniserie de 1990, forma parte de la cultura pop y las dos películas, dirigidas y producidas por los argentinos Andy y Bárbara Muschietti respectivamente, logran hacer de Pennywise un nuevo ícono de terror como no pasaba hace tiempo. Los Muschietti heredaron el proyecto de Cary Fukunaga, el director de la primera temporada de True Detective, quien fue el que tuvo la idea de filmar dos películas con actores diferentes que harían de sus versiones jóvenes y adultas. Ambas películas forman un gran opus para verlas de una sola vez. Stephen King también tiene un cameo, tomando un mate con el logo de Independiente (equipo del cual Andy es fan).
It también fue adaptada con el nombre de Woh en una serie de 56 episodios en 1988 para la televisión india.