
Dice Bergoglio que «las culturas son el lugar donde la creación se hace autoconsciente en su grado más alto. Por ello, llamamos “cultura” a lo mejor de los pueblos, a lo más bello de su arte, a lo más habilidoso de su técnica, a lo que permite a sus organizaciones políticas alcanzar el bien común, a su filosofía dar razón de su ser, a sus religiones ligarse con lo trascendente por medio del culto. Pero esta sabiduría del hombre que lo lleva a juzgar y ordenar su vida desde la contemplación, no se da ni en abstracto, ni individualmente, sino que es contemplación de lo que se ha trabajado con las manos, contemplación desde el corazón y la memoria de los pueblos, contemplación que se hace a través de la historia y en base al tiempo». (Discurso inaugural al Congreso Internacional de Teología «Evangelización de la cultura e inculturación del Evangelio», en Rev. Stromata 41 (1985), pp. 161-165).
Nikas Stepanovich Safronov es una de las figuras más importantes del arte plástico ruso actual. Es conocido en todo el mundo, entre otras obras, por más de 50 retratos de jefes de Estado y de Gobierno que lleva realizados. El primer lunes de este mes visitó al papa Francisco en Santa Marta respondiendo a una invitación de éste. Estaba acompañado por su hijo Luka e Ivan Soltanovsky, embajador ruso ante la Santa Sede. El pintor obsequió al Pontífice una pintura de la basílica de San José de Flores de Buenos Aires. Jorge Mario Bergoglio vivió su infancia a pocas cuadras de esta Basílica.
A juicio de este cronista, el cuadro del pintor ruso podría titularse “Reminiscencia de familia, fieles, curas y encuentros con Dios y todos los santos en Basílica”. El retrato hace presente las vivencias de ayer elevadas por el arte hacia lo permanente: la plaza Flores, la Av. Rivadavia, el atrio y dos de las tres puertas de entrada, la tercera, la central y más importante, tapada por el monumento de Pueyrredón. Y también el interior hacia el cual va la mirada del pintor.
Los encuentros infantiles con la oración y la fe de Jorge Mario quien concurría asiduamente, sin falta, a la misa de los domingos, junto a sus padres y hermanos.
Se trata de una iglesia muy especial para todos, pero mucho más para el niño que décadas más tarde y para sorpresa de Latinoamérica y el mundo sería el primer Papa argentino, no europeo y el mayor líder moral de la humanidad del primer cuarto del siglo XXI.
Allí, en San José de Flores, a los 17 años, en el mes de septiembre de 1954 el joven Jorge Mario Bergoglio, tras confesarse, en el confesorio cuya foto se exhibe, decidió hacerse cura tal como fue grabado en el bronce agregado en el frente.
Con ricos y pobres, Flores siempre fue un barrio plural donde la palabra “vecino” tenía un sentido de identidad y de fraternidad , sin importar el nivel social o económico. Este cronista transitó su infancia sin haber conocido un acto de discriminación. Católicos y judíos, descendientes de italianos o españoles, de Nazca para el oeste el barrio de los “turcos”, migrantes del interior convivíamos aceptando las diferencias y sin prejuicios.
“La teología se hace de rodillas”
Se hizo cura y fue docente. Y a propósito de que el autor del cuadro que le fue obsequiado hace una semana en el Vaticano forma parte de la extraordinaria cultura rusa, es oportuno recordar que Bergoglio, discípulo de Romano Guardini, recomendaba leer a Dostoyevski. Según él mismo le decía a sus alumnos: para desarrollar un sentido teológico concreto, es decir, como Cristo, con los pies en la tierra, entre los hombres, signo de cercanía y cuidado de la religiosidad popular. De ahí, su frase: “La teología se hace de rodillas”(Homilía, Santa Marta, Vaticano, María Fernanda Bernasconi, Vatican News, 19/10/17).
Dostoievski (1821-1881) y el concepto de pueblo
Hay una obra de Guardini que Bergoglio conoce bien, al menos desde la época de su rectorado en las facultades de Filosofía y Teología de San Miguel. El universo religioso de Dostoyevski, en el que el maestro renano analiza el mundo de los personajes del escritor ruso. A ella nos remitimos.
El “pueblo”, reitera Francisco, que “no es una categoría lógica, ni una categoría mística, es una categoría histórica y mítica. El mito se va construyendo y reconstruyendo. En la cuadra donde vivo hay un Iván Karamasov, pero también príncipes como Lev Nikolaievich Myshkin, mujeres como Natasya. Son verdades universales.
También enseña Dostoievski que no se debe idealizar a los individuos que forman parte del pueblo o idealizar al pueblo afirmando que nunca se equivoca. El mal, el dolor, el pecado, el error, el hombre, forman parte de nosotros y del pueblo. Por eso, la canción popular dice que hay que “tomar la vida como viene” (la vida individual y social, digo). Como algo concreto.
El miedo a ser libres
“No hay ni ha habido jamás nada más intolerable para el hombre y para la sociedad que ser libres” (Ivan Karamazov, personaje de Fiodor Dostoievski en Los Hermanos Karamazov).
El Papa, conocedor de toda la obra de Dostoievski, citaba frecuentemente en sus clases El Gran Inquisidor (cap. 5 2da parte del libro cit.) en el que el genio hace una novela cuya acción se desarrolla en Sevilla, siglo XVI, donde aparece Jesús quien, reconocido, es perseguido y preso por la santa Inquisición con el fundamento de que perturbaba el orden y la acción de la Iglesia. Finalmente es liberado ordenándosele que no aparezca nunca más.
Francisco se inspira en Dostoyevski para denunciar el “miedo” de las personas frente a las “encrucijadas del camino”. Por el miedo a la libertad el hombre actual elige ser dominado por el demonio antes que ejercer la libertad. Bergoglio “nos invita a afrontar el sufrimiento de la Iglesia ante la ”tentación de retroceder… En un mundo tan condicionado por las adicciones y las relaciones virtuales, nos asusta ser libres”.
La esclavitud voluntaria: someterse a alguien que decida por nosotros con tal de tener pan y seguridades
Francisco ha recordado el camino cristiano de las comunidades atropelladas por el totalitarismo ateo. Una libertad que llegó en varios países. Pero el Papa advierte que existe, en efecto, “la tentación de volver a ser esclavos, no ciertamente de un régimen, sino de una esclavitud todavía peor, la interior”. (12.09.2021).
Entonces, el Papa, sobre la base de la Leyenda del Gran Inquisidor, en la que vuelve al tema de la libertad y a la esclavitud voluntaria, dice: “Los hombres están dispuestos a intercambiar gustosamente su libertad por una esclavitud más cómoda, la de someterse a alguien que decida por ellos, con tal de tener pan y seguridades”.
Salvemos lo bello y la belleza salvará el mundo
El papa Francisco insiste en que si cada uno cumple una obra de misericordia en el mundo, se vivirá una nueva revolución, una revolución interior, donde el hombre sea verdaderamente libre en el amor y en la entrega a los demás, como lo hace el príncipe Myshkin en el Idiota de Dostoyevki.
Imaginamos que el papa Francisco, al contemplar el cuadro del gran pintor ruso y no habiéndose visto retratado, sintió un gran alivio porque es un ser des-ensimismado, en cambio estará recordando lo sido.
Las secretas correspondencias entre los seres de sus años de niño, la confesión, las vivencias de sus celebraciones en el Altar de San José de Flores, sus pasos por la Plaza Pueyrredón y dejar que lo bello de este obsequio siga alumbrando en silencio. Que la preferencia de lo bello -dice Byung Cul-Han -consiste en reservarse…Su oculta belleza, su esencia aromática, las cosas solo la desvelan posteriormente y a través de rodeos. Largo y despacioso es el paso de lo bello. A la belleza no se la encuentra en un contacto inmediato. Mas bien acontece como reencuentro y reconocimiento.” (La salvación de lo bello, pag. 103).
El encuentro entre el Santo Padre y Safronov se produjo pocos días antes del Jubileo de los Artistas, programado desde el día de hoy, domingo 16, al martes 18 de febrero del corriente año. La obra permaneció en la Estación Espacial Internacional desde marzo hasta finales de septiembre de 2022 y la Basílica de San José de Flores orbitó más de 3000 vueltas alrededor de la Tierra.
Además de retratar a figuras políticas como Bill Clinton, Vladimir Putin, o Mijaíl Gorbachov, Safronov hizo los retratos de muchas otras destacadas figuras del mundo artístico. Nacido en 1956 en la ciudad rusa de Uliánovsk, a orillas del río Volga y a 705 kilómetros al este de Moscú, creció y se crió en una familia humilde. En su adolescencia sintió la vocación por el arte y se trasladó a Rostov del Don para estudiar en la Escuela de Arte Grekov.
Más tarde, completó su formación en el Instituto de Arte de Vilna, en la capital de Lituania. Safrobov ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales. Es miembro de la Real Academia Internacional de Cultura, Educación y Artes de las Naciones Unidas. Recibió la medalla de oro de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, así como otras condecoraciones de Orden Internacional. Tiene 68 años.
El papa Francisco, Romano Guardini y Fedor Dostoyevski
No sabemos cuándo Jorge Mario tomó contacto con las obras literarias de los grandes escritores rusos. Lo cierto es que estos, (Chejov, Tolstoi, Dostoievski) formaron una ola gigante que cayó en la cultura euro-americana de fines de siglo XIX, comienzos del XX.
En los años 60 del siglo pasado, era extraño que los jóvenes de entonces no hubiéramos leído algunos cuentos de Chejov, novelas como Guerra y Paz de Tolstoi o Crímen y Castigo de Dostoievski. La primera novela de este último que atrapó a este cronista cuando contaba con 14 años fue Humillados y ofendidos.
Tal vez durante su formación en el Seminario, tal vez antes, Bergoglio había leído al autor de Los demonios, Memorias del subsuelo o Los hermanos Karamazov. Lo cierto es que leyendo a los grandes teólogos de la época -cuya lectura no nos era conocida a muchos jóvenes de entonces -Jorge Mario recibía la lectura e interpretación que de la monumental obra de Dostoyevski realizaba el filósofo y teólogo ítalo-alemán Romano Guardini. Los hermanos Karamázov o El idiota y las reflexiones que allí se plantean en torno a Dios y a la libertad. Obras estas cuyas reflexiones perduran y ocupan en estos momentos el centro del debate político e ideológico en las democracias neoliberalees de occidente. ¿Qué entendemos por libertad y ¿ hacemos con la libertad?
“Si la libertad es la ausencia de límites -dirá Bergoglio en sus homilías ya siendo obispo -un mero libre albedrío sin barreras, un hacer lo que se quiera donde no hay principios ni fines, y por lo tanto no hay verdad, o la libertad es una autodeterminación de la voluntad hacia un bien mayor cuyo modelo es Dios… Es el drama del racionalismo ateo de Iván Karamázov…”.