
Desde el 10 de julio, cuando el Ministerio de Economía desarmó las Letras Fiscales de Liquidez (LEFIs), el dólar, que ya había registrado una cierta presión producto de la caída en la oferta del agro, el ruido político en el Congreso, el cobro del aguinaldo y la dolarización de carteras, acentuó su racha alcista en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC).
El tipo de cambio, antes de que la cartera que conduce Luis “Toto” Caputo le pusiera fin al instrumento que permitía controlar la liquidez de los bancos -LEFIs-, se ubicaba por debajo de los $ 1300. Sin embargo, desde fines de julio en adelante, la divisa se acercó a la zona de los $ 1400, alcanzando su pico máximo ($ 1380) desde que el gobierno de Javier Milei anunció la flexibilización del cepo cambiario.
¿Por qué hubo mayor presión cambiaria? El fin de las LEFI derivó en que los bancos redirigieran su exceso de liquidez hacia otros instrumentos (como las cauciones o LECAPs). El punto clave es que, previo a que el Tesoro Nacional llevara a cabo una licitación exprés -fuera de calendario-, con el objetivo de captar los pesos que quedaron “sueltos” por la medida de shock (desarme), el mercado empezó a ver poco atractivo volcarse a instrumentos en pesos, dado que las tasas se habían desplomado notoriamente.
De allí en adelante, Economía comenzó a tomar nuevas medidas para, como se dice en la jerga financiera, “secar la plaza” (absorber los pesos), contener al dólar (que no aumente la demanda) y, a su vez, evitar que se produzca un salto en los precios (inflación) antes de las elecciones.
No solo el Tesoro anunció nuevas licitaciones de deuda en las que convalidó tasas por encima del Índice de Precios al Consumidor (IPC) mensual, sino que el Banco Central (BCRA) también aplicó subas en los encajes -dinero que debe quedar inmovilizado- y nuevas exigencias en la posición en moneda extranjera, medidas que generaron un cierto malestar en el sector bancario. Claro está, el objetivo de ello es controlar la liquidez en pesos y dólares, al menos hasta las elecciones.
“Post octubre es esperable otra relación tasas-tipo de cambio, con tasas más bajas y un tipo de cambio más alto. La combinación de ahora (dólar bajo, tasas altas) no solo impacta en el crédito, enfriando el principal driver de la recuperación, sino que tampoco resulta suficiente para moderar expectativas crecientes de depreciación del peso”, sostiene un informe de la consultora LCG, al que tuvo acceso El Cronista.
El plan del Gobierno es “enfriar” la demanda de dólares hasta las elecciones
Este último miércoles, el Gobierno superó un test clave: logró renovar todos los vencimientos de deuda. Es que, por una fuerte demanda de instrumentos a corto plazo, el Tesoro adjudicó $ 7,667 billones -recibió ofertas por $ 8,306 billones-, con un rollover del 114%.
Según el análisis de diferentes economistas, el aumento de los encajes bancarios (53,5%) y la posibilidad de integrarlos con títulos públicos fueron la llave maestra para lograr este resultado. “Es un apretón monetario para secar de pesos al sistema. Lo que están haciendo es redirigir la liquidez hacia la deuda pública. Eso, en el cortísimo plazo, es bueno y ayuda a estabilizar al dólar y las tasas”, explicó a este medio Mariano Ricciardi, CEO de BDI Consultora de Inversiones.
Y agregó: “Vemos una secuencia con múltiples subas de los encajes en las últimas semanas, hasta llegar a niveles máximos en las décadas pasadas. Estas medidas afectan el rendimiento de los fondos money market, pero, por otro lado, sube el rendimiento de las cauciones y de las Lecaps de corto plazo. Es un resultado mixto, pero esperamos que vaya a tener una reacción positiva para el peso y las tasas en el corto plazo”.
Habiendo refinanciado los vencimientos de Lecaps ($ 7 billones), el inconveniente que deberá enfrentar ahora la Secretaría de Finanzas, según el análisis de LCG, es que “en los dos meses siguientes, los vencimientos suman otros $ 42,2 billones medidos (a hoy); casi $ 20 billones con privados”.
En ese sentido, remarcaron: “Los depósitos del Tesoro en el BCRA, consecuencia del superávit financiero y de las colocaciones netas de deuda en los primeros meses del año, ascienden a $ 12 billones. Alcanzan para cubrir el 40% de los vencimientos con privados en los próximos tres meses y dejan la necesidad de conseguir una tasa de rollover de al menos 60% hasta octubre (y del 100% después)”.
Por lo tanto, a esta exigencia -la de refinanciar los vencimientos en un alto porcentaje- se le sumará “la usual demanda de dólares en la previa a las elecciones y el manejo errático de liquidez de los bancos a partir de cambios normativos y de política frecuentes”.
Secar la plaza: el Gobierno absorbió pesos (licitaciones) y aumentó los encajes bancarios, entre otras medidas
No obstante, los expertos aclararon que si el BCRA permite que la suba de encajes se integre con títulos públicos, tal como hizo en la licitación del miércoles, eso ayudaría a que “el Tesoro genere incentivos para colocar deuda a tasas menores”.
Qué va a pasar con las tasas y el dólar después de las elecciones
En diálogo con El Cronista, Florencia Iragui, economista de la consultora LCG, planteó un escenario en donde las tasas se mantendrán elevadas, al menos hasta las elecciones legislativas del 26 de octubre.
“Hasta octubre seguramente las tasas seguirán altas, teniendo en cuenta el cambio reciente en los esquemas de liquidez de los bancos y la dolarización propia previa a las elecciones. Que se mantengan elevadas no necesariamente marca que tengan el mismo efecto que al comienzo en cuanto a su efectividad para moderar las tensiones en el mercado de cambios”, analizó.
Por su parte, Ricciardi dejó en claro que, “desde la estrategia de estabilización (anclar el frente cambiario y asegurar el rollver de la deuda), el desafío es transitar estas semanas con la menor distorsión posible para llegar a las elecciones y normalizar gradualmente los encajes, mientras se van acomodando las tasas y se recupera el crédito”.
Incluso, pese a que el ministro Luis Caputo descartó modificaciones en el esquema cambiario -es decir, abandonar el régimen de flotación para el dólar-, Iragui consideró que podría haber “algún cambio en la política cambiaria”, en un contexto donde el mercado llegó a negociar contratos de dólar futuro por encima del techo de la banda en noviembre (post elecciones).
“Mínimamente, el dólar podría acercarse aún más a la banda superior. Eso debería implicar un descenso de las tasas. Sin embargo, que las tasas se reduzcan después del sufragio de octubre no quiere decir que la actividad se recupere, y menos con fuerza”, subrayó.
En tanto, Ignacio Morales, Chief Investments Officer de Wise Capital, sostuvo que el Gobierno seguirá apostando “a mantener bajo control a la divisa estadounidense a una semana de las elecciones en la provincia de Buenos Aires“.
Al mismo tiempo, marcó que el objetivo de La Libertad Avanza (LLA) es “sostener la tendencia de desaceleración inflacionaria” y evitar que el tipo de cambio “se acerque al límite superior de la banda antes de los comicios, en un contexto en el que la inflación mensual se estabilizó alrededor del 2%“.