El temor se apoderó de quienes viven en Estados Unidos sin sus papeles en regla, algunos desde hace años y con trabajos y una vida desarrollada, ante la irrupción del servicio de inmigración, el temido ICE, en puestos de trabajo y en la calle, que ha derivado ya en miles de deportaciones. La mayoría dejó de salir, salvo para ir a sus empleos, y lamentan ser tratados por Donald Trump como delincuentes, cuando el estatus migratorio irregular no es un crimen. Leer más