Hitler.

Adolf Hitler es una de las figuras más conocidas del siglo XX. El dictador de la Alemania nazi, que causó el inicio de la Segunda Guerra Mundial e impulsó el Holocausto, el movimiento genocida para acabar con los judíos, asesinando a más de 6 millones de ellos en pocos años, es un personaje inmediatamente reconocible del que se han escrito ríos de tinta.

Y sin embargo, pese a su gran relevancia histórica, hay muchos detalles de su vida que se desconocen. Y es que incluso su propia muerte ha sido motivo de teorías de la conspiración.

Pero todavía hay espacio para contar cosas que no se sabían sobre él, sobre sus acciones, su vida personal e incluso su salud, que también jugaron un papel importante en sus decisiones y acciones.

El paciente A, un libro del periodista y escritor Eric Frattini que se acaba de publicar en España, ahonda precisamente en la salud de Hitler, revelando detalles inéditos de su historial médico. Esta información se ha conocido gracias a los diarios de Theodor Morell, su médico de cabecera entre 1936 y 1945.

Y estos diarios revelan que Hitler consumía una gran variedad de fármacos y drogas que incluían cocaína, anfetaminas, glucosa, testosterona, estradiol y corticosteroides. También padecía de hipocondría, especialmente durante sus últimos años, en los que sufrió graves eccemas y problemas de estómago provocados por el estrés. “Tomaba pastillas en cantidades industriales”, cuenta Frattini en el libro.

Aunque era crítico con el uso de drogas, Frattini recuerda que el Tercer Reich toleraba las que podían ser beneficiosas para aumentar la fuerza, resistencia y eficiencia de las unidades de combate de la Wehrmacht, y que el propio Hitler consumió, como el Pervitin, una metanfetamina que causa cuadros de psicosis paranoide.

El Pervitin se podía comprar sin receta en Alemania hasta 1941, cuando fue prohibido y se restringió su uso para soldados en zonas de combate.

Tratamientos tóxicos

Pero el pésimo historial médico de Hitler viene desde su niñez. En esta época ya sufría cólicos, diarreas y estreñimiento relacionados con estrés o crisis nerviosa. También padeció insomnio, depresión y ataques de pánico toda su vida, aunque era una persona neurológicamente sana, según el autor del libro.

Morell, que fue su médico desde el año 1937, le administraba un medicamento que resultaba ser tóxico, provocándole fuertes migrañas. Los tratamientos inusuales de Morell, que a menudo empeoraban la salud de sus pacientes, provocaron dudas en el entorno del dictador, pero este le mantuvo en su círculo cercano.

Imagen de Auschwitz. (Grosby)

¿Quién es Eric Frattini?

Eric Fattini, el autor del libro, tiene una larga trayectoria que le avala, pues corresponsal en Oriente Medio y escritor de varias novelas y una treintena de ensayos.

En este libro busca la correlación entre sus afecciones y sus acciones. También expone si realmente los medicamentos afectaban en su toma de decisiones. Y es que fue el máximo responsable de la muerte de más de 17 millones de personas.

El paciente A intenta esclarecer los hechos y acontecimientos que le empujaron a la toma de decisiones, aportando una visión más completa del Holocausto y de la mentalidad de este infame líder.