Las zonas azules, lugares famosos por ser considerados como enclaves de longevidad y salud, se encuentran bajo un escrutinio exhaustivo luego de que un nuevo estudio cuestionara la precisión de los datos que sustentan esta fama.
Estas áreas, que incluyen Okinawa en Japón, Cerdeña en Italia, Ikaria en Grecia, Loma Linda en California, EE. UU., y Nicoya en Costa Rica, se conocen por albergar una cantidad de personas mayores de 100 años, tres veces superior a la media mundial.
Sin embargo, la investigación liderada por Saul Newman, del Instituto Oxford sobre Envejecimiento de la Población, apunta a posibles errores en los registros y en las afirmaciones de longevidad extrema en estas zonas.
Newman, quien obtuvo el Premio Nobel por su trabajo crítico hacia estas áreas de supuesta longevidad, explicó en una entrevista con The Independent que al revisar los datos relacionados con las Zonas Azules, identificó “un patrón de datos significativos que se ignoraban rutinariamente si no se ajustaban a la narrativa deseada”.
Según el investigador, ciertas anomalías estadísticas podrían estar relacionadas con errores administrativos o incluso con fraudes en sistemas de seguridad social. “Lo más sorprendente es que nadie en la comunidad académica parece haber encontrado esto ridículo antes. Es absurdo”, afirmó Newman. El investigador también argumenta que una de las fallas en la autenticidad de los datos se debe a la falta de exigencia en cuanto a la presentación de certificados de nacimiento y defunción en algunas de estas zonas.
Newman recuerda que en 2015, durante la crisis financiera griega, Alemania solicitó que Grecia auditara su gasto en pensiones, descubriendo que cerca de 9000 personas que recibían pensiones como centenarios en realidad no alcanzaban esa edad, lo cual redujo esta cifra en un 72%.
De manera similar, el estudio recalca que en Okinawa, la región presenta ingresos significativamente bajos, altos índices de pobreza entre mayores de 65 años, y niveles de desempleo elevados en comparación con el resto de Japón, poniendo en duda la prosperidad y salud que se asocia al lugar.
Otro punto que Newman menciona es el sentido de propósito, o Ikigai, que supuestamente llena de vitalidad a los habitantes de Okinawa. Contrario a esta creencia, sostiene que “tienen la cuarta tasa de suicidio más alta de Japón”, lo que contrasta con la idea de bienestar general en la zona.
Además, el investigador refutó la noción de que Okinawa es una región especialmente religiosa, señalando que “son el lugar menos religioso de Japón, con un 93% de ateos”. Estas discrepancias, según Newman, son relevantes al considerar si estos factores de verdad contribuyen a una vida más larga y saludable en la región.
Un hecho poco mencionado en las historias sobre Okinawa es el impacto que la Segunda Guerra Mundial tuvo en la destrucción de registros. Newman sugiere que la pérdida de numerosos certificados de nacimiento y otros documentos oficiales debido a los bombardeos estadounidenses en esa época podría haber distorsionado la percepción de la edad en la región, contribuyendo a las cifras que refuerzan su reputación como una Zona Azul.
No obstante, la empresa Blue Zones LLC, fundada en 2008 por Dan Buettner, rechazó con firmeza las conclusiones de Newman. Buettner, a través de su proyecto Blue Zones, ha estudiado los factores que él llama “Power 9″, nueve hábitos de vida en común entre estas poblaciones que presuntamente promueven la longevidad.
Entre ellos, el ejercicio natural, el propósito de vida, una alimentación basada en plantas y la participación en redes sociales positivas. En una declaración a The Independent, Blue Zones LLC calificó la investigación de Newman como “ética y académicamente irresponsable”, defendiendo los principios que sustentan su trabajo y reafirmando la credibilidad de sus hallazgos.