La interna del Justicialismo arde y parece estar muy lejos de aplacarse. Mientras Cristina Fernández de Kirchner hace de cada gesto una declaración, Ricardo Quintela sigue su campaña y, a horas de la oficialización de las listas, pide “transparencia” para no tener que recurrir a la Justicia.
Ayer por la noche, en un acto por el aniversario de la creación de las Abuelas de Plaza de Mayo, Cristina se sentó a sólo una butaca del gobernador Bonaerense Axel Kicillof. Entre ellos se ubicó Estela de Carlotto, que en las horas previas había oficiado de celestina. Pero la distancia gestual que separó a la contendiente por la conducción del PJ y a su exministro de economía pareció ser de kilómetros.
“Una frialdad… ¿Qué querés que te diga? se notaba, no hablaban entre ellos”, graficó la referente del organismo de Derechos Humanos luego de la actividad. Cristina y Kicillof dejaron en evidencia que pueden estar casi pegados y distantes al mismo tiempo.
CFK puso primera para convertirse en presidenta del partido de Juan Perón y ahora también acelera con el aliento de sus seguidores que ayer se manifestaron en el acto de homenaje a las Abuelas cantando consignas inequívocas: “Nos conduce una mujer”, fue el grito de La Cámpora que bajó desde la platea del Teatro Argentino de La Plata.
Los más cercanos a Cristina le siguen pidiendo una prueba de amor incondicional a Kicillof. Ya le habían dejado claro que “la canción” que ellos quieren seguir escuchando es la que compuso y sabe tocar ella. Por eso parece no haber alcanzado que el gobernador haya dicho que los días “más felices” habían sido en las presidencias de la década ganada.
Tampoco bastan una carta y un abrazo. Saben que funcionarios de la gobernación “arman” para Ricardo Quintela, la cara de la oposición interna que reúne apoyos como el de Osvaldo Jaldo, el tucumano que no duda en acompañar todos los proyectos legislativos de Javier Milei.
Desde el espacio del riojano no desmienten que haya funcionarios de la Provincia que simpatizan con el espacio, pero aclaran que Kicillof decidió ser prescindente y que seguirá así: “A nosotros nos invitaron al acto del 17 de octubre pero preferimos no asistir para no comprometerlo, los que lo están tironeando son ellos”, dijeron cerca de Quintela.
En esa clave se lee a Cristina que, días atrás, habló de “Judas” y “Pilatos”, equiparando a los traidores y a los que se “lavan las manos”. Los más radicales apuntan contra Kicillof no sólo por no ser explícito en su apoyo a Cristina, sino por “dejar correr” a funcionarios y allegados que juegan para el gobernador riojano.
Mientras tanto, los intendentes están en su propio partido que los divide en incondicionales del cristinismo, aliados, y opositores desatados. Los últimos también han sido objeto de críticas explícitas y de gestos que dicen mucho. La agenda de la expresidenta puede ser “imprevisible” pero, para los propios, está siempre cargada de sentido.
En estas semanas, después de haber dado una “clase magistral” en la Universidad del Oeste, la también exvicepresidenta “bajó” de manera sorpresiva a dos distritos del conurbano: visitó Avellaneda y La Matanza pero no se reunió ni invitó a los “caciques” locales, Fernando Espinoza y Jorge Ferraresi, dos excristinistas furibundos que hoy están en la vereda de enfrente.
Fuente cercanas a la exmandataria coincidieron en que las apariciones en el conurbano se reiterarán, pero nadie conoce cuál será el patrón que seguirán las visitas. “Entiendo que la idea es que sea espontáneo y sin dirigencia. Contacto con la gente”, arriesgó una fuente del Kirchnerismo en diálogo con El Cronista.
Mientras intendentes como Mayra Mendoza y Julián Álvarez presentan en sus distritos las mesas “Cristina Presidenta”, no es claro que la líder llegue a esos territorios. Tampoco existen certezas de que, en cambio, visite otros distritos peronistas conducidos por “no kirchneristas”, una lista conformada por Esteban Echeverría o Berazategui, sólo por citar a dos de ellos.
Este diario se comunicó con tres intendencias afines a Cristina en el conurbano sur y ninguno podía asegurar algún tipo de agenda certera: “No viene nadie por ahora, nos encantaría, pero no”, “hoy te digo que no, pero no sé si mañana la tengo caminando en un barrio”, graficaron dos de ellos. Desde el tercero, dijeron no tener “nada de nada”.
Mientras tanto, Ricardo Quintela también sigue con su campaña. Semanas atrás se mostró, por ejemplo, en Avellaneda y ayer tuvo agenda con acto proselitista en Córdoba. “Nos va muy bien ahí, que es la provincia anti-k”, comentaron desde el bunker riojano.
Sin embargo, toda la campaña podría quedar suspendida si, en las próximas horas, no se cumplen con algunos parámetros de transparencia solicitados por la lista “Federales, un grito de Corazón”. Jorge Yoma, apoderado del espacio, reiteró que la vocación es votar, pero señaló que hay factores que “inclinan la cancha”.
“Hay 6 mil urnas, que no alcanzan ni para La Rioja. Quieren votar en los gremios y no en las escuelas ¿Quién va a asegurar la seguridad? ¿La Cámpora?. No es serio el proceso. Si es para votar, votamos mañana, pero tienen que dar garantías de transparencia y participación. No puede ser que un afiliado tenga que hacer 200 kilómetros para votar”, dijo Yoma diálogo con El Cronista.
Además afirmó que la junta electoral fue conformada en 2022 y hoy tiene 12 integrantes de 15 que responden a la expresidenta. Si persisten esas condiciones irregulares, Quintela apelará al juzgado electoral que conduce María Romilda Servini. Los antecedentes más cercanos remiten al 2018, cuando esa magistrada intervino el Partido y designó a Luis Barrionuevo para conducirlo. Ese escenario, cada hora, está más cerca de repetirse.