“Un programa periodístico conducido por Romina Manguel en donde el desafío es preguntarle de todo a todos, todo lo que el público quiere saber”. Al calor de algunas cosas que sucedieron en su desarrollo, la sinópsis de Canal 9 de su ciclo dominguero Opinión pública pudo haber sido mucho más abarcativa, ambiciosa, sensacionalista y tentadora. Por ejemplo, podría haber avisado que el estudio, a veces, se transforma en una suerte de ring de boxeo o de tribuna futbolera donde los invitados intentan zanjar sus diferencias con gritos, insultos, amenazas e incluso golpes.
A nadie escapa que la realidad social, política y económica del país es un polvorín. Un hervidero que salpica y quema para todos lados. Un atolladero en el que cualquier chispita puede encender la llamarada más alta. El brutal ajuste a los jubilados (celebrado con un inexplicable asado en la quinta de Olivos) y el rechazo a la ley de financiamiento educativo crisparon aun más un ambiente que ya venía muy muy nervioso por un sinfín de cuestiones.
En medio de ese clima de altísima tensión y volatilidad, en el edificio del canal se cruzaron el diputado oficialista Hernán Lombardi y el filósofo y opositor Pablo Alabarces, quienes estuvieron a centímetros de terminar a las trompadas después de gritarse de todo y de insultarse lindo, duro y parejo. Fue tan grande y tan intenso el batifondo que debieron cortar la discusión sobre la actualidad y pasar a este tema caliente: los rounds de pugilismo, hay que ser sinceros, tienen más audiencia que los debates políticos.
El que hablaba en ese momento era Jairo Straccia, el especialista en economía que vive en Barracas, es fana de River y también conduce un programa moooooy tempranero en Radio con Vos. Los ojos de Jairo se abrieron como galleta de café de especialidad cuando observaron lo que sucedía atrás de cámara entre Lombardi, que se iba, y Alabarces, que llegaba. El pensador, defensor a ultranza de la Universidad Pública, encaró al legislador, que votó para sostener el famoso veto de Milei, y de una y sin mediar presentación le tiró “¡Vos sos un hijo de puta!”.
LO QUE NO SE VIO DEL TERRIBLE ESCANDALO DEL PROGRAMA DE ROMINA MANGUEL
De repente empezaron los gritos y los reproches. Las puteadas y los amagues. Lombardi también es un hombre de carácter y contestó con estiletazos verbales de grueso calibre. Se armó el idea y vuelta y el tole tole fue increscendo. Tanto el famoso “agarrame que lo mato” como el no menos conocido “te voy a arrancar la cabeza” sobrevolaron el ambiente. Cuando la cosa parecía irse definitivamente de las manos y cuando todo hacía presagiar que llegarían los puñetazos y las cuentas de ko, alguna intervención oportuna hizo que los contendientes desistieran de la chance de la violencia y se fueran refunfuñando pero sin haber tirado un solo upper. Mejor así.
Lombardi se fue y el que quedó en Pantalla fue Alabarces, que será filósofo y académico pero también tiene sangre en las venas y cuando algo no le cuadra, lo dice. Manguel intentó hacerle ver que esa no era la mejor manera y él se defendió a su manera: “He participado en un montón de debates y de discusiones con un montón de gente pero esta es la primera vez que puteo de esta manera a un diputado. Nunca lo hice y no es lo mejor, claro, ya lo sé, pero este tipo se jacta de echar trabajadores de Telam. Por favor…”. Más que opinión pública, por un rato fueron opinión pugilística.