En medio del ruido que generó al interior de la industria la decisión del Gobierno de desregular el sector y facilitar el acceso de productos del exterior, Fundar elaboró un plan de acción para mejorar los números del sector textil y apuntó a la alta informalidad y la falta de competitividad.
Bajo el título “El alto costo de la ropa en Argentina”, el think tank presentó tres claves para reducir precios y mejorar la competitividad de una industria que se ha vuelto blanco de cuestionamientos por el peso del rubro indumentaria y calzado en la canasta familiar de los argentinos.
En ese sentido, la Fundación Fundar señaló que en Argentina la ropa cuesta un 40% más que el promedio de los países vecinos. Este elevado costo, impulsado por la alta presión impositiva y factores estructurales, “plantea desafíos para la competitividad del sector textil e indumentario en el país”, señaló.
En un informe que divulgó esta semana, Fundar identificó tres ejes para abordar la problemática y promover un mercado más competitivo y sostenible.
Cruce por los datos
Según el relevamiento previo de Fundar, sobre una canasta de 33 productos textiles, la ropa es un 35% más cara en la Argentina que en seis países de la región. “Esta tendencia se gestó en las últimas dos décadas, en las que el país fue a contramano del mundo. Mientras que acá la inflación de las prendas de vestir superó a la inflación promedio, en el mundo ocurrió lo contrario”.
Los datos fueron contrastados por la Fundación Pro Tejer que señala errores de metodología en el indicador que elabora el INDEC; por ejemplo, la medición en shoppings -que cargan con costos particulares como altos alquileres – que hoy sólo representan el 7% del consumo total.
Según Pro Tejer, el 75 % del precio de una prenda de marca premium en un shopping no está relacionado con la producción nacional, sino con factores como alquileres, costos financieros e impuestos. La entidad rechazó la apertura de importaciones por el “efecto nocivo” que genera la competencia de productos que no contiene similar carga tributaria.
Más apertura y formalidad
La propuesta incluye una revisión del comercio exterior, uno de los puntos que desde la Fundación Pro Tejer están cuestionando por la competencia desleal que genera en el mercado; además, Fundar sugiere incentivos a la competitividad y la formalización, y el desarrollo de una integración socioproductiva que impulse la formalidad laboral en la industria.
Según el documento que elaboraron los economistas Daniel Schteingart, Gustavo Ludmer y Nadia Schuffer, una reforma del esquema de importaciones podría reducir los costos de producción.
“Nuestra propuesta se centra en bajar aranceles para insumos que no se producen localmente y en eliminar el Impuesto PAIS a las importaciones, lo que reduciría el precio de las prendas”, indicaron.
Este ajuste, entienden, permitiría a las empresas acceder a insumos esenciales sin sobrecostos, a la vez que generaría un entorno más equitativo para la competencia en el sector.
Además, Fundar cuestionó el uso de licencias no automáticas, que se han convertido en herramientas discrecionales que limitan el comercio. “Es esencial eliminar estos instrumentos que dificultan la importación de productos y restringen la competitividad”, indicó el informe.
Entre los incentivos para la competitividad y formalización la organización propone herramientas para reducir costos laborales no salariales y mejorar la competitividad del sector. Esto incluye subsidios a las contribuciones patronales para pequeñas y medianas empresas, lo cual, según la organización, abarcaría a 58.000 de los 101.000 empleos formales en el sector textil en 2023.
El informe también propone eliminar el impuesto a los débitos y créditos, con el fin de reducir la carga tributaria y optimizar la recaudación mediante sistemas más eficientes. “Estas medidas ayudarían a que la industria sea más competitiva, permitiendo precios más accesibles y un crecimiento sostenible”, aseguran Schteingart, Ludmer y Schuffer.
Por último, sobre la integración socioproductiva para reducir la informalidad laboral describen que más del 70% de los trabajadores en la industria de la confección están en la informalidad. Por eso la propuesta apunta a desarrollar “polos cooperativos” que faciliten la formalización y mejoren las condiciones laborales.
Estos centros de producción estarían impulsados por los gobiernos locales y apoyarían a los trabajadores independientes en el sector.
“Los polos cooperativos no solo mejorarían la productividad, sino que además podrían regularizar a miles de trabajadores. Para esto, es clave el apoyo de programas de la banca pública que faciliten el acceso a espacios de trabajo adecuados”, destacaron desde Fundar.