En medio de una de las mejores semanas financieras desde que inició la gestión Javier Milei, el presidente del Banco Central (BCRA), Santiago Bausili, brindó hoy el discurso de apertura de las Jornadas Monetarias y Bancarias 2024, que organiza la entidad cada año. El economista destacó como uno de los logros del programa económico de los últimos 10 meses el hecho de haber anclado las expectativas respecto a la performance fiscal del Gobierno. “En el primer trimestre, sobre todo, se debatía la sostenibilidad del balance fiscal y hoy sería una sorpresa que no se cumpla con la meta fiscal. Esto, a su vez, ayudó a anclar las expectativas inflacionarias”, dijo.
Su comentario fue para introducir el evento que organiza el BCRA, en el cual se destacó el panel que compartieron los economistas Ricardo Arriazu, socio fundador, Arriazu Macroanalistas; Gustavo Cañonero, presidente de CMF Asset Management y exvicepresidente del BCRA durante la gestión de Mauricio Macri, y Rafael Di Tella, profesor de Harvard University y de la Universidad Di Tella.
Los tres economistas expusieron sentados al lado del vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, y defendieron la decisión del Gobierno de mantener el cepo cambiario, aunque recomendaron sacar algunas restricciones.
“Uno no puede pensar en un programa económico en el lado de la economía sin ver las consecuencias políticas y sociales”, dijo Arriazu. Y luego justificó la política cambiaria del Gobierno: “La otra cosa que me enseñó la vida es que yo soy partidario de un tipo de cambio único, con total libertad de acceso. Pero mientras el dólar sea unidad de cuenta… Cuando deje de serlo, no me importa lo que le pase al dólar”.
Arriazu dijo que cuando asumió Milei, la Argentina tenía deudas por importaciones, reservas negativas y overhang de pesos. “Soy enemigo de los controles del dólar, pero soy mucho más enemigo del colapso social. En ese contexto, ¿cuál es mi posición? Hay que ir abriendo el cepo de a poco. Ya acortaron de cuatro a dos meses los plazos para pagar importaciones y cada vez es más chica la diferencia entre importaciones devengadas y pagadas. Poco a poco se está bajando el cepo”, dijo.
En ese sentido, Arriazu volvió a referirse al dólar como una unidad más de cuenta de la economía, que se utiliza para hacer transacciones. Señaló que recién cuando la divisa estadounidense deje de ser una unidad de cuenta, como sucede en Brasil, podrá fluctuar libremente. Mientras tanto, cada salto del dólar se traslada a los precios domésticos y genera inflación, según sus proyecciones. En este sentido, aconsejó que el Gobierno siga quitando el cepo de a poco y, “en algún momento del año que viene, van a poder liberar completamente los controles”, si la confianza se mantiene.
Cañonero coincidió en que su expectativa es que el Gobierno quite el cepo recién luego de las elecciones legislativas del año próximo, aunque recomendó que se vayan sacando restricciones más rápido. “Coincido en que la credibilidad se construye con un convencimiento de cambio de régimen y para eso hay que evitar sobre saltos. Para eso hay que ir gradualmente, para tener una mejor precisión de cuánto es la demandas relativa del riesgo. Una posibilidad de levantar el cepo gradualmente me parece válida”, dijo.
En este sentido, recomendó, “para conocer la verdadera demanda por circulante [dinero]”, eliminar el tipo de cambio blend para exportadores, el cual se compone de un mix de 80% de liquidación al tipo de cambio oficial y 20% al CCL. Esto permitiría, también, mejorar la acumulación de reservas, indicó.
A su vez, recomendó también liberar el cepo para los individuos o sectores de la economía, porque tiene “poco poder de fuego”. Y agregó: “Todo esfuerzo de descubrimiento de precios es muy valioso. Ese esfuerzo es clave mientras seguimos haciendo el esfuerzo más fundamental de convencer a la sociedad de que todos estamos mejor, ajustando el fisco, eliminado las necesidades de financiamiento que tuvimos en el pasado y acomodando las preferencias de los individuos”, dijo.
Di Tella, por su parte, apoyó la idea de sacar gradualmente las múltiples restricciones, aunque mencionó el caso de Chile que, en los 80 creció con cepo y tuvo una transición ordenada. “Hay que pensar el programa económico como un programa político, teniendo en cuenta qué es el éxito y cuáles son los componentes que están asociados a eso. Por supuesto que mi preferencia personal es terminar con el cepo, pero para llegar al otro lado del río, es clave evitar los sobresaltos y entiendo perfectamente estas elecciones”, indicó.