El 18 de diciembre de 2022, Facundo Suárez, Matías Godoy, Gastón Lodico y Manuel Roffo, jugadores de Instituto de Córdoba, fueron Gonzalo Montiel. Todo el fútbol argentino fue ese botín derecho del futbolista que River acaba de repatriar desde Sevilla. Cachete recibió el sábado en Vicente López, ante Platense, y el miércoles en el Monumental, frente a la Gloria, el cariño de sus colegas. El agradecimiento que será eterno por aquel penal con Francia que significó la tercera estrella de la selección argentina. Su segunda etapa en el equipo millonario -dos partidos, un gol agónico y los primeros tres puntos- es una especie de tour. Allí donde vaya, el chico de González Catán será vitoreado y abrazado. Más que ser un abanderado de la banda roja, Montiel es la selección. Y la selección es de todos.
Cada partido es una especie de Día de Acción de Gracias para los rivales de Montiel. En la noche del miércoles, un gol suyo sobre el final significó la victoria -sufrida, trabajada- de River ante un rocoso Instituto. Tan rocoso e inexpugnable como Platense, el oponente del debut. En ambos casos, el lateral derecho se destacó con sus proyecciones y el juego criterioso desde la banda derecha. Jugó como si nunca se hubiera ido; como si el hecho de no haber podido afianzarse en Europa -ni en Sevilla, que fue su casa, ni en Nottingham Forest, que lo tuvo en forma temporal- no hubiera minado un ápice su autoestima. Mientras se saludaba con Suárez -¿le habrá pedido su camiseta?-, Lodico, Roffo, Francis Mac Allister y demás rivales, el Monumental le regalaba una ovación conocida: “Cacheeete, Cacheeete”. Música para sus oídos.
“ES UN ORGULLO QUE ESTÉN ACÁ JUGANDO Y OBVIAMENTE ENFRENTARLOS”
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“Hay que estar orgulloso de que estén acá en el fútbol argentino. Son campeones del mundo, le dieron alegría a la gente, al país. Un orgullo que estén acá jugando y, obviamente, enfrentarlos”, contó en TNT Sports Damián Batallini, de Instituto, uno de los tantos integrantes del equipo cordobés que felicitó a los campeones -Montiel incluido- tras el encuentro en el Monumental.
“Me lo hacen saber en los partidos. La verdad, es muy lindo que un colega venga y me felicite. Me pone muy feliz”, confesó el propio Montiel en TNT Sports sobre los saludos de sus rivales y los agradecimientos mundialistas. Lejos de olvidarse, la gesta de Qatar 2022 forma parte del acervo histórico del fútbol argentino. Y Montiel, lateral derecho titular de los campeones del mundo, fue protagonista principal de aquella gesta. Así como sin el gol de Lionel Messi ante México no hubiera habido clasificación a los octavos de final y sin el milagro de Emiliano Dibu Martínez ante Francia no se hubiera llegado a los penales, sin aquel derechazo de Cachete desde el manchón blanco no habría título. De todas maneras, aquel remate tan gritado, tan festejado, no le alcanzó para sostenerse en el Viejo Continente. Y un llamado de su mentor, Marcelo Gallardo, hizo que pegara la vuelta buscando lo que en apenas dos partidos ya consiguió: el reconocimiento de sus hinchas y también de los rivales.
“ESTOY FELIZ DE ESTAR ACÁ Y TRATO DE DISFRUTARLO AL MÁXIMO”
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El propio entrenador de River había adelantado lo que significaba el regreso de Montiel para su equipo. Pero, sobre todo, para el fútbol argentino todo. “Hay futbolistas que han pasado con los que nos sentimos muy identificados: Gonzalo es uno de ellos”, sostuvo Gallardo antes del debut en la cancha de Platense. Y añadió: “Es un símbolo de representación muy importante, no sólo para River, sino para el fútbol argentino. Pateó el último penal en la final que le dio el título a la selección. Es el mismo de siempre y claramente es un mensaje de identificación y humildad. Esos jugadores nos representan. Él y otros que llegaron tienen eso. Es buenísimo para nuestro equipo y el fútbol argentino. Es un caso simbólico”.
Contra Instituto, los dos mejores futbolistas de River fueron los laterales: Marcos Acuña, por izquierda, y Montiel por la derecha. Una combinación entre ambos, que tuvo un cameo de Lucas Martínez Quarta en el medio, derivó en el gol millonario cuando el partido se extinguía. Si se suman los minutos del encuentro ante Platense, Montiel es no solo el refuerzo más rendidor de todos los que trajo River en el mercado de pases, sino el futbolista más regular del equipo en el amanecer del torneo. Un dato extra: los dos goles millonarios en el torneo fueron de cabeza, un arma que figura poco en el arsenal ofensivo de los equipos de Gallardo. El segundo, obra de Montiel -tal vez, el único de todos los refuerzos que está a la altura de la expectativa generada-, llegó después de una pelota parada, otra arma impensada.
Vale la pena repasar otros pesos pesados que se sumaron: Martínez Quarta no desentonó ni ante al Calamar ni frente a la Gloria. De un cabezazo suyo en el palo llegó el gol de la victoria en el Monumental. Dejó un par de quites de jerarquía y, sobre todo, cambios de frente al pecho de los laterales (buscó mucho más a Montiel que a Acuña). Enzo Pérez, el hombre que a los 39 años regresó para volver a ser el líder del vestuario, sufrió en Vicente López y en Núñez. Dos malos controles suyos a punto estuvieron de convertirse en goles de los rivales. En el Monumental recibió los primeros aplausos de su gente, que sabe que puede dar mucho más. El capitán sin brazalete recién está empezando a carburar.
Sebastián Driussi, el tercer repatriado, recién tuvo sus primeros minutos con la banda roja ante Instituto. Dejó saber que físicamente está bien y listo para colaborar con la causa cuando Gallardo lo disponga. El entrenador lo piensa rotando por todo el frente de ataque, aprovechando que el ex Zenit (Rusia) y FC Austin (Major League Soccer, de Estados Unidos) no tiene problemas de perfil. Los otros recién llegados (Giuliano Galoppo, el paraguayo Matías Rojas y el chileno Gonzalo Tapia) todavía están en etapa de evaluación. Y podrían sumarse otros dos: el lateral izquierdo Lucas Esquivel (Paranaense, de Brasil) y el mediocampista colombiano Kevin Castaño (Krasnodar, de Rusia).
En este sentido, y a juzgar por lo visto en los primeros 180 minutos de River en el torneo, los 4,5 millones de dólares que se pagaron por Montiel parecen ser la mejor de todas las inversiones veraniegas. Más allá de sus rendimientos adentro de la cancha, de sus proyecciones en ataque y del gol de palomita ante Instituto, el recuerdo del penal en Qatar transforma a Cachete en mucho más que un refuerzo estrella. Como se lo hacen saber los rivales, Montiel ya es patrimonio nacional.