ROMA.- En la tradicional conferencia de prensa que concedió en el avión que lo trajo este domingo de regreso de su viaje a las secularizadas Luxemburgo y Bélgica, el papa Francisco denunció el feminismo “exagerado” y no ocultó el fastidio que le provocó que ayer sábado, en una virtual puñalada, la universidad católica de Lovaina deplorara sus “posiciones conservadoras” sobre el papel de la mujer en la sociedad.
En un comunicado que sorprendió a todos, la prestigiosa universidad católica -cuyo 600 aniversario fue el motivo principal del viaje a Bélgica-, cuestionó su visión “reduccionista” de la mujer por destacar en un discurso su maternidad, fecundidad y cuidado.
Ante una pregunta con respecto a todo esto, el Papa ante todo dejó en claro su molestia al destacar que tal comunicado había sido preparado con mucha anticipación. “En primer lugar, esta declaración se hizo en el momento en el que yo hablaba. Estaba hecha de antemano y esto no es moral”, dijo, según la y transcripción de la rueda de prensa del portal del Vaticano. Además, subrayó que lo que dijo en su discurso no era ninguna novedad, sino algo dicho en muchísimas otras oportunidades a lo largo de sus más de once años de pontificado.
“Siempre hablo de la dignidad de la mujer y dije algo que no puedo decir de los hombres: la Iglesia es mujer, es la esposa de Jesús. Masculinizar la Iglesia, masculinizar a las mujeres no es humano, no es cristiano”, recordó. “Lo femenino tiene su propia fuerza. De hecho, las mujeres -siempre lo digo- son más importantes que los hombres, porque la Iglesia es mujer, la Iglesia es la esposa de Jesús. Si esto les parece conservador a esas señoras, yo soy Carlos Gardel… No se entiende”, agregó, hablando en italiano, pero utilizando uno de sus argentinismos para reflejar su inmensa sorpresa ante la polémica que se desató en Bélgica.
“Veo que hay una mente obtusa que no quiere oír hablar de esto. La mujer es igual al hombre, es más, en la vida de la Iglesia la mujer es superior, porque la Iglesia es mujer. En el ministerio, la mística de la mujer es superior al ministerio. Hay un gran teólogo que ha hecho estudios sobre esto: ¿qué es más grande, el ministerio petrino o el ministerio mariano? El ministerio mariano es mayor porque es un ministerio de unidad que implica, el otro es un ministerio de liderazgo. La maternidad de la Iglesia es una maternidad de mujeres. El ministerio es un ministerio muy menor, dado para acompañar a los fieles, siempre dentro de la maternidad. Varios teólogos han estudiado esto y dicen que esto es real, no digo moderno, sino real. No es anticuado”, sumó. Y fue más allá: “el feminismo exagerado que quiere decir que la mujer es machista no funciona”. “Una cosa es que el machismo vaya mal y otra cosa es que el feminismo vaya mal. Lo que va es la mujer Iglesia que es más grande que el ministerio sacerdotal. Y esto a veces no se piensa”, cerró.
Más allá de que desde el principio de su pontificado Francisco dijo que no iba a cambiar la línea de Juan Pablo II en cuanto al “no” al acceso femenino al sacerdocio, decepcionando a los sectores más progresistas, a lo largo de su pontificado se destacó por su apertura al acceso de mujeres en lugares dirigenciales del Vaticano, institución desde siempre dominada por hombres. En diez años, en la curia romana el porcentaje de mujeres pasó del 19,3 al 26,1%, según un estudio de Vatican News.
El Papa nombró en 2016 al frente de los Museos Vaticanos a la italiana Barbara Jatta y en la vice dirección de la Sala de Prensa a la periodista española Paloma García Ovejero que tras dejar ese cargo a fin de 2018 fue reemplazada por la brasileña Cristiane Murray. Nunca antes hubo voceras mujeres en el Vaticano. En 2021, nombró a la religiosa italiana Alessandra Smerilli secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el cargo más alto jamás alcanzado por una mujer. Ese mismo año, nombró a la teóloga argentina, Emilce Cuda, como nueva Jefa de Oficina de la Pontificia Comisión para América latina (PCAL) y a la monja franciscana Raffaella Petrini, secretaria general del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano, otro cargo nunca antes en manos de una mujer. En 2020 nombró a seis mujeres en el organismo supervisor de todas las actividades económicas del Vaticano. “Designé a estas seis mujeres por su profesionalismo, pero también porque pienso que las mujeres en general son mejores administradoras que los hombres”, explicó Francisco en su libro “Soñemos juntos”. Además, concedió el derecho a voto a las mujeres que participan del Sínodo de Obispos, donde, en otro hecho sin precedente, nombró a otra mujer -la hermana javeriana francesa Nathalie Becquart– como subsecretaria del Sínodo de Obispos.
Durante la rueda de prensa, el Papa, de 87 años y en buena forma pese a cuatro días intensos, también volvió a condenar el aborto, llamando “asesinos” a los médicos que lo practican y elogió el testimonio cristiano del rey belga Balduino, fallecido en 1993, que dimitió para no firmar la ley que despenaliza el aborto. Además, al hablar del encuentro que tuvo con 17 sobrevivientes de abusos sexuales por parte de sacerdotes, reiteró su firme condena a este escándalo que dañó como nunca la credibilidad de la Iglesia local, hoy ya no influyente como en el pasado, una cuestión que también tocó durante la misa que celebró por la mañana en el estadio “rey Balduino” de Bruselas. “Pido a todos: ¡no encubran los abusos! Pido a los obispos: ¡no encubran los abusos!”, clamó, al reiterar que deben ser condenados los abusadores y ayudados a curarse de “esta enfermedad del abuso”. “El mal no se esconde, el mal debe ser llevado al descubierto, que se sepa, como hicieron algunos abusados con coraje. Que sea juzgado el abusador, sea laica, laico, cura u obispo, que sea juzgado”, pidió, ante unas 40.000 personas.
En la rueda de prensa en el vuelo de Brussels Airlines, por otro lado, el Papa volvió a tener una posición crítica hacia Israel, país al que, diplomáticamente, no mencionó. Tras una pregunta sobre el asesinato selectivo del líder del grupo terrorista Hezbollah, Hassan Nasrallah, con toneladas de explosivos lanzados sobre un barrio del sur de Beirut, en el Líbano, aseguró que “la defensa debe ser siempre proporcional al ataque”. “Cuando hay algo desproporcionado muestra una tendencia dominante que va más allá de la moral. Un país que con sus fuerzas hace estas cosas -me refiero a cualquier país-, que hace estas cosas de forma tan ‘superlativa’, son acciones inmorales. Incluso en la guerra hay una moralidad que proteger. La guerra es inmoral, pero las reglas de la guerra implican cierta moralidad. Pero cuando esto no se hace, se ve, decimos en Argentina, ‘mala sangre’”, consideró.
Finalmente, definió una “travesura” haber entrado a un bar a tomarse un café, sorprendiendo a todo, durante su breve escala en Luxemburgo.