
Mientras de este lado del mundo nos preparamos para buscar piletas, hacer alguna escapada al mar o al río, poner a punto aires acondicionados e implorar a los altares de todas las creencias que los cortes de luz no sucedan (y si suceden, que sean breves), los habitantes de Varsovia dan por iniciada la temporada de natación en aguas frías. Quienes sonríen en esta foto –de un modo incomprensible para cualquier habitante de regiones más cercanas al Ecuador– lo hacen en medio de las gélidas aguas del río Vístula. Los beneficios de este tipo de inmersión son ampliamente promulgados por nórdicos y eslavos: cuestión de activar el organismo, estimular sus funciones, templar –quizás– el carácter. Por lo que se ve en este grupo de hombres y mujeres de estilos tan diversos como los colores de sus gorros de lana, la diversión también podría formar parte del plan.