El doctor en ciencias sociales Oscar Madoery expuso durante el aniversario del COPADE sobre los desafíos estratégicos de la gobernanza. Neuquén tiene actualmente grandes desafíos en planificación y también grandes oportunidades para el desarrollo provincial. El rol del Estado y de los distintos actores en los procesos fue destacado por especialistas.
Como parte de las actividades por el 60 aniversario de COPADE, organismo que acompañó el desarrollo de la provincia del Neuquén, se llevó a cabo el 23 de septiembre un panel denominado “Regionalización de la provincia del Neuquén: desafíos estratégicos en la gobernanza de un Neuquén integrado”, con la participación de Oscar Madoery, licenciado en ciencia política por la Universidad Nacional de Rosario y doctor en ciencias sociales de la Universidad de Buenos Aires.
El especialista, con vasta trayectoria en estas temáticas, se refirió al proyecto de regionalización lanzado por el gobernador Rolando Figueroa, que ya está dando importantes resultados. Después de su exposición, Madoery dialogó con Neuquén Informa.
Periodista: ¿Qué significa esto de la regionalización, el pensar desde las regiones?
Oscar Madoery: Por la historia del COPADE, por el equipo de profesionales que tiene a cargo y por la orientación que le escuché al gobernador plantear sobre hacia dónde quiere que vaya esta idea de la regionalización, me parece que hay un montón de ideas muy claras y ese es un punto de partida distintivo que Neuquén tiene respecto de otras provincias.
Creo que el camino es el de la regionalización. Tenemos que acostumbrarnos a pensar que, si queremos que nuestro país, nuestra provincia y nuestras ciudades se desarrollen, necesitamos la guía de los planes estratégicos, que tienen que ser esfuerzos conjuntos, conducidos por los gobiernos, por los Estados, pero protagonizados por los distintos actores de la sociedad.
Entonces, es como pensar de abajo hacia arriba, desde las regiones, cada una con su especificidad, como lo planteé en el momento que me tocó hablar. Pensar que no es un desafío sólo económico, es económico, pero es social, es cultural, es ambiental, porque se trata de construir mundos de vida, de vida que nos gusta vivir.
Hay mucha historia, muchas tradiciones, nuevas cosas que vamos incorporando y eso se habita en los lugares, con lo cual sugiero e invito permanentemente que en los procesos de planificación, abrir la participación y escuchar las voces de todos, de los vecinos, de las y los jóvenes, de los profesionales, de los viejos, que tienen mucho para decir. Estoy convencido. Es un desafío fundamentalmente cultural, con un anclaje económico muy fuerte, institucional, es la forma como una comunidad decide vivir.
P: En las reuniones que se realizaron en cada una de las regiones, con todo el Gabinete presente en el territorio, destacaban que se tendrían en cuenta para el presupuesto de la provincia las demandas de cada una de las regiones, para obras de infraestructura.
OM: Una experiencia participativa, sin lugar a duda, pero claro, en el qué hacer y cómo hacerlo, no sólo es la voz del técnico profesional o el decisor de turno, que es fundamental, no estoy diciendo que no; casi lo diría de esta manera: sin el Estado que organice, que oriente, regule, no se puede generar desarrollo, pero sólo con el Estado no alcanza.
Entonces hay que sumar a los actores de la comunidad, que son los que van a decir, prioricemos esto, vayamos por allá, por esto, queremos proteger esto, qué es lo que hay que preservar, cómo preservar el medio ambiente, a nuestros niños, jóvenes, cómo puede ser que nuestro país, la mitad de nuestros niños, pasen hambre. Esas son las urgencias que hay que resolver y eso requiere planificación del desarrollo desde los territorios.
P: Desde su experiencia, ¿cuáles han sido los países que siguieron la regionalización y el pensar por regiones?
OM: En la historia, uno de los principales países que hizo esto fue Argentina, que lo supo hacer a mediados del siglo pasado, que lo continuó en otras décadas. América Latina tiene mucha riqueza en eso, por supuesto nos gusta mirar ejemplos de otros países que consideramos más desarrollados, que los hay.
Un expositor habló de Australia; otro, de algunos países europeos. Sin lugar a dudas, de China podríamos decir, cada uno con su manera, su estilo, pero que una sociedad se piense a sí misma respecto de cuáles son sus prioridades y cómo lo va a resolver, hay mucho. Tampoco son permanentes estos procesos, me refiero a veces avanzan, pero después distintas circunstancias, de contexto, de entorno, de particular de esas sociedades, lo abortan o lo dificultan.
Pero más allá de pensar si hay un modelo para copiar, yo creo que hay que reforzar principios ordenadores de todo esto. Y me voy a meter en un terreno resbaladizo, si la principal voz de nuestro país en este momento, que es el presidente de la Nación, dice que la mejor política social es el equilibrio fiscal, yo creo que desde los territorios le tenemos que decir ´perdón, señor presidente, está equivocado`.
La mejor política social es dar prioridad a las necesidades urgentes, inmediatas. Si eso lo logramos con el equilibrio fiscal, bien. Si lo logramos de otra manera, como sea, por ejemplo, quitando algo de lo que tienen los más ricos para repartir a los más pobres, eso es orden, regulación. El gobernador habló mucho de eso.
Esas palabras no hay que quitarlas nunca en lenguaje, porque si no pareciera que son soluciones mágicas del mercado. Si vienen empresas, traen inversiones o traen desarrollo, cuando no se regula y se ordena desde los territorios, eso genera concentración y, por ende, empobrecimiento en otro lado, porque si la riqueza se acumula en pocas manos, no se acumula en el resto de la población. Así que me parece que lo público comunitario es el desafío que tenemos por delante para ordenar y regular el proceso de planificación de la región.
Audio Oscar Madoery – licenciado en ciencia política por la UNR.