El régimen de China amenazó a Japón por tomar partido en la cuestión de Taiwán: “Pagará un alto precio”
El régimen de China amenazó a Japón por tomar partido en la cuestión de Taiwán: “Pagará un alto precio”

El Ministerio de Defensa de China lanzó este jueves una contundente amenaza a Japón, subrayando que la nación asiática “pagará un alto precio” si interviene en la cuestión de Taiwán, en un contexto de creciente tensión política y militar entre Tokio y Beijing por la situación de la isla. Las declaraciones se producen después de que la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, planteara la posibilidad de que las Fuerzas de Autodefensa japonesas participen en un eventual conflicto en el Estrecho de Taiwán.

Durante una rueda de prensa, el portavoz del Ministerio de Defensa chino, Jiang Bin, criticó duramente el enfoque de Japón, al afirmar que el país “está adoptando un enfoque extremadamente erróneo al sugerir una intervención militar en una supuesta contingencia relacionada con Taiwán”. Jiang sentenció que este posicionamiento puede “desmantelar el orden internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial y llevar a Japón a repetir los errores de su pasado militarista”.

Las tensiones políticas y militares entre Tokio y Beijing aumentan tras declaraciones sobre el Estrecho de Taiwán (EFE/ARCHIVO)

El vocero destacó la preparación del Ejército Popular de Liberación (EPL), al asegurar que cuenta con “sólidas capacidades y medios fiables para derrotar a cualquier agresor”. Además, advirtió de manera explícita: “Si Japón se atreve a cruzar la línea roja y a buscarse problemas, pagará un alto precio”, subrayando que la “solución a la cuestión de Taiwán es un asunto exclusivamente interno de China”.

En sus declaraciones, Jiang Bin recordó la historia de la región, acusando a Tokio de “no arrepentirse de sus crímenes de guerra al invadir y colonizar Taiwán a finales del siglo XIX”. Añadió que “es irrefutable que Japón fue derrotado en la Segunda Guerra Mundial” y reclamó a la comunidad internacional estar alerta ante los intentos japoneses de “romper con las restricciones de su constitución pacifista mediante la expansión de su armamento, el drástico aumento de su presupuesto defensa y la aceleración de la revisión de sus políticas de seguridad”.

Las relaciones bilaterales entre Japón y China se han deteriorado de forma significativa en las últimas semanas, principalmente a raíz de las palabras de Sanae Takaichi a comienzos de este mes, cuando dejó entrever que un eventual ataque de China a Taiwán podría considerarse una amenaza existencial para Japón, permitiendo la acción militar japonesa. Pekín vio estas palabras como una provocación directa y una amenaza a su política de “Una sola China”.

La primera ministra de Japón, Sanae Takaichi (REUTERS/Issei Kato)

Como reacción, Beijing convocó al embajador japonés, aconsejó a sus ciudadanos no viajar a Japón y suspendió de nuevo la importación de mariscos japoneses. Además, las autoridades chinas criticaron el despliegue previsto de sistemas antimisiles en islas niponas cercanas a Taiwán e instaron a la primera ministra japonesa a retractarse. El ambiente se tensó aún más cuando el cónsul chino en Osaka publicó en redes sociales: “No tenemos más remedio que cortar ese sucio cuello”, aumentando la crispación diplomática.

Aunque Japón rompió relaciones diplomáticas con Taipéi en 1972 para estrechar lazos oficiales con Beijing, mantiene intercambios no oficiales estrechos con Taiwán, incluyendo visitas frecuentes de parlamentarios y colaboración económica. Además, su alianza militar con Estados Unidos refuerza su posición estratégica en el Indopacífico, lo que contribuye a la percepción de amenaza por parte de China.

De acuerdo con Beijing, Taiwán sigue siendo una “parte inalienable” de su territorio y la reunificación, incluso por la fuerza, es una opción sobre la mesa. China rechaza cualquier injerencia extranjera en la isla y considera que las acciones recientes de Japón aumentan el riesgo de un conflicto en la región. Las advertencias del Ministerio de Defensa de China subrayan la gravedad de la situación y la firmeza con la que el gobierno chino observa cualquier movimiento que considere una amenaza a su soberanía sobre Taiwán.