¿Cómo hacés para empezar a perder el apoyo de la opinión pública hasta ahora incondicional justo cuando tenés las variables financieras bajo control y en el mismo mes en que estalla un escándalo sobre el presidente anterior, acusado de violencia contra su ex pareja en la mismísima Quinta de Olivos mientras en público hablaba de terminar con el patriarcado?

El mismísimo Javier Milei lo consiguió de la mano de lo que la directora de la consultora Tres Punto Cero, Shila Vilker, llama el “súper combo” de errores, decisiones equivocadas o malas noticias a lo largo del último mes.

El aguante de los efectos de las medidas para enfrentar la herencia no se compensó con el relato del rechazo a la casta ni con la canalización de la ira contra los señalados de turno, sino que la bronca se empezó a volcar sobre la gestión actual que también acelera en tropezar un pie con el otro.

El veto a la reforma jubilatoria y la “foto-casta”, como define Vilker al asado con los diputados que permitieron mantener la decisión del poder Ejecutivo; el episodio de la nena gaseada en la puerta del Congreso donde además el Ministerio de Seguridad primero mintió sobre sus responsables y luego se tuvo que desdecir porque había sido la Policía; el anticipo también de que se vetará la actualización del presupuesto universitario; y, sobre todo, los aumentos de colectivos y trenes en la zona metropolitana, constituyen una combinación de hechos que finalmente comprobó que también para “el León” existe la ley de gravedad, como dice Alejandro Catterberg, de Poliarquía: los gobiernos se desgastan cuando hacen un ajuste que genera una recesión.

El agasajo en Olivos a los diputados que apoyaron el veto a la nueva ley de movilidad jubilatoria

La luna de miel había sido llamativamente larga para lo dura que venían siendo las medidas puestas en marcha. Pero como la campaña se hizo con una motosierra y como la locura de la inflación en 200% sacudió a la gente en el segundo semestre del año pasado, parecía que había un apoyo inquebrantable para el rumbo por más dolor que causara. El respaldo popular “al mayor ajuste de la historia”, Milei dixit, era la novedad. Tal vez lo sigue siendo, pero algo se cortó.

Lo que venían marcando los sondeos y se sospechaba también por el resultado del acto inventado hace dos domingos para presentar un presupuesto de déficit cero por cadena nacional que tuvo muy bajo rating, lo terminó de confirmar el Índice de Confianza en el Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, con una merma del 14,8% en septiembre, hasta niveles por debajo del mismo mes de gobierno tanto de Mauricio Macri como de Alberto Fernández.

Todo, además, en la que muy posiblemente termine siendo la peor semana política de lo que va de la gestión. El Papa Francisco, el único líder al que el jefe de Estado le pidió perdón por las barbaridades que le había dicho, jugó fuerte el viernes pasado con el mensaje más en las antípodas de la ideología libertaria que se haya expresado hasta ahora, que además fue transmitido en medio de un respaldo impresionante a las organizaciones sociales que el Poder Ejecutivo llama “gerentes de la pobreza”.

Salvo algunos comentarios menores del jefe de Gabinete o el diputado José Luis Espert, Milei no respondió como Milei a los dichos de Jorge Bergoglio, como tampoco coordinadamente decidieron no expresarse espontáneamente los usuarios de Twitter que nos dicen que son el público enojado con la política y por eso defienden al Gobierno.

Alguien acusó recibo de que el jefe de la Iglesia, aún cuando sea una institución muy desacreditada por sus escándalos varios, no puede ser tildado de ensobrado o similar. Alguien advirtió que el costo de subirse a esa pelea puede ser más alto en el momento actual de, perdón Javo, cierta vulnerabilidad.

Ni qué hablar si todo esto se pone en el contexto de que este jueves se conocerá hasta dónde escalaron la pobreza y la indigencia en el primer semestre del año, una radiografía cruda del impacto social del plan que llevó la inflación primero a 25,5% en diciembre y ahora la bajó a 4%.

¿Cuál va a ser la reacción del oficialismo ante un devenir de hostilidades? Hasta ahora, el Presidente retuiteó posteos que dicen que en realidad tiene picos del 78% de popularidad (sic) y se refugió en su traje de luchador intergaláctico contra el autoritarismo de la agenda “woke” de Naciones Unidas.

Otra vez, “alguien” tal vez le marcó el divague, por lo que al llegar a la Argentina se embarcó a Córdoba, que atraviesa incendios voraces que no sería mala leche vincular con el cambio climático que el Presidente acaba de ir a negar a Nueva York.

Lo que tiene para celebrar La Libertad Avanza, sin embargo, es que el quiebre en el respaldo irreductible que venían dando las encuestas por ahora no impacta en las variables financieras que siguen bajo control, con el blanqueo proveyendo de dólares a los bancos y las reservas logrando algo de oxígeno mientras la brecha cambiaria ronda el 25%.

Pero puede pasar que, en algún momento, algún gurú de esos que hacen reportes conecte los dos mensajes que está dando el mismísimo Milei: por un lado, la idea de que sólo él garantiza el equilibrio fiscal para siempre; por el otro, el anticipo de que en las elecciones del 2025 se definirá finalmente un nuevo congreso libertario que potenciará una nueva Argentina en la que el kirchnerismo “no vuelve más”.

Si el derrape del primer mandatario en las encuestas continuara, ya sea porque cae el consumo otra vez como midió la Cámara de Comercio en agosto o porque se repite la ola de ataques a colectiveros como los de las últimas 96 horas en el Gran Buenos Aires donde les cortaron dedos y clavaron destornilladores en la cara, ¿no podría concluir alguien que le puede ir mal el año que viene y anticipar una ola de ventas de activos?

No sé si lo pensaron, pero no sería la primera vez para ese escenario, ¿no? Es cierto, hay empresarios del poder que dicen que, llegado el caso de una crisis, habría que “ir a rescatar” al mandatario desde el poder tradicional, es decir, cobijarlo con un gobierno de unidad y respaldo en el Congreso. Para eso, la política de siempre tendría que estar ordenada. No pasa. Hoy hay internas en el PRO, en la UCR y en el peronismo ni hablar, basta escuchar a Máximo Kirchner y a Axel Kicillof con las metáforas de la nueva canción, para entender que el baile va a seguir.

Por Prensa Pura Digital

DIARIO DE VILLA LA ANGOSTURA Y REGIÓN DE LOS LAGOS. NEUQUÉN.