
La fotografía da la posibilidad de conocer más el mundo que nos rodea, ya sea captando estructuras arquitectónicas, animales, paisajes o personas que se convierten en protagonistas, nos acercan a un instante impregnado de sentido estético.
En medio de la rutina, la imagen de un rincón de México puede servir de entretenimiento, para aliviar la vista y conocer un detalle nuevo que podría servir para lucirse en reuniones.
Esta fotografía nos invita a analizar sobre la grandeza de la creatividad humana y la belleza de lo que se localiza en el país. Sin más dilación, a continuación está la imagen del día, proporcionada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La loable labor conservar nuestro patrimonio
El patrimonio cultural es un vínculo esencial con nuestra identidad y memoria colectiva. Su restauración y conservación no sólo preservan la historia, sino que también enriquecen el conocimiento sobre las sociedades que nos precedieron. Estas son dos de las tareas fundamentales e imprescindibles del INAH, institución que tiene como objetivo, en su quehacer diario, desarrollar y ejecutar proyectos que garantizan la protección de estos bienes para las generaciones futuras.
Un ejemplo destacado es el proyecto galardonado con el Premio INAH 2024 Paul Coremans en la categoría de Conservación de Bienes Muebles: la restauración de los mascarones de la Estructura 2C6, Codz Pop, en la Zona Arqueológica de Kabáh, Yucatán. En este proyecto, un equipo interdisciplinario atendió más de 5 mil 400 piezas de piedra labrada que conforman 161 mascarones de Witz, el dios maya de la montaña sagrada, en un esfuerzo integral de julio de 2022 a junio de 2023. El proyecto no sólo rescató los mosaicos de piedra, sino que también reveló detalles iconográficos relacionados con deidades como Itzamnaaj, Chaac y Witz.
Estas labores reafirman el compromiso del INAH con la protección de sitios emblemáticos. Asimismo, los proyectos realizados por el instituto abarcan no solo zonas arqueológicas, sino también monumentos históricos, bienes muebles, arte sacro y patrimonio documental, que reflejan su labor integral en la conservación de la riqueza cultural de nuestro país.
Kabáh en el tiempo
En el corazón de la península de Yucatán, Kabáh, una de las ciudades más emblemáticas de la civilización maya, se erige como un testimonio del esplendor arquitectónico y cultural de esta antigua civilización. Declarada Parque Estatal en 1993, esta ciudad prehispánica destaca no solo por su importancia histórica, sino también por su riqueza arquitectónica, que la posiciona como el segundo centro religioso más relevante del estilo Puuc, después de Uxmal.
De acuerdo al Gobierno local, su época de mayor apogeo se sitúa hacia el año 800 d.C., coincidiendo con el auge de Uxmal durante los siglos IX y X. Sin embargo, al igual que otras ciudades mayas, Kabáh fue abandonada en el siglo XI, dejando tras de sí un legado que sigue fascinando a arqueólogos y visitantes.
El nombre de Kabáh tiene raíces en el idioma maya yucateco. Fray Estanislao Carrillo, cura de Ticul en el siglo XIX, interpretó su significado como “El señor de la mano fuerte y poderosa”, derivado de las palabras “kab” (mano) y “ah” (él). Por su parte, el explorador Teobert Maler, a finales del mismo siglo, ofreció una interpretación más elaborada, denominándola Kabahau-can, que tradujo como “El señor que sujeta a la serpiente o el que tiene la serpiente real en la mano”. Estas interpretaciones reflejan la profunda conexión de los mayas con los símbolos de poder y la naturaleza, elementos recurrentes en su cosmovisión.