Se sabía que Bakú era un circuito difícil. Incluso el ex campeón mundial español Fernando Alonso, después de felicitarlo por su promisorio debut en la Fórmula Uno, le sugirió que “se preparara bien porque viene un circuito que no conoce”. Dicho y hecho: en su primera salida a pista en la capital de Azeirbayán, Franco Colapinto se dio un fuerte palo en una curva y debió abandonar la tanda de entrenamientos de la máxima categoría del automovilismo.
“Gajes del oficio” dijeron algunos. “Pecado de juventud” estimaron otros. Lo cierto es que Colapinto, haya subestimado o no la exigencia que representa la prueba, apenas pudo dar un par de giros hasta que impactó de lleno contra uno de los paredones, lo que obligó a las autoridades del gran premio a frenar toda la actividad y activar los protocolos sanitarios y de seguridad para asistir al piloto argentino.
No hizo falta que llegara nadie para que Franquito pudiera abandonar el habitáculo por sus propios medios, lo que representó una gran tranquilidad para el resto de los integrantes del equipo Williams, para los miles y miles de argentinos que estaban prendidos frente al televisor pero sobre todo para sus familiares: una madre o un padre nunca se acostumbran a que su hijo pueda darse un golpazo transitando una curva a 200 kilómetros por hora.
Pero la F1 es así: un cálculo errado por “milésimas” de segundo o “medio centímetro” y zás, puede pasar cualquier cosas. Colapinto movió rápido sus brazos y sus piernas y quedó en evidencia que todo fue un susto, pero nada más que eso. Incluso, contaron en la transmisión, si era por él se subía enseguida al auto y seguía apretando el acelerador a fondo. Pero no, no fue posible.
CHOCO COLAPINTO: COMO ESTAN FRANCO Y EL AUTO
Repuestos del “julepe” que se pegaron al advertir el accidente, los ingenieros, los directores deportivos y los mecánicos de Williams encontraron rápidamente un segundo motivo de preocupación: el auto de Franco sí quedó averiado sobre todo en su parte trasera izquierda y será necesario repararlo, alinearlo y ponerlo a punto de nuevo y en cuestión de horas para que esté listo de nuevo. Todos a trabajar de manera urgente. Tan rápido como la categoría.
“Perdón por esto, chicos, no debió suceder” dijo Franquito apenas se le bajaron “los que te dije” de la garganta. En el equipo supieron comprender. Al fin y al cabo, los circuitos callejeros son así: difíciles, traicioneros, peligrosos. Y en Bakú, la capital Azerí, no se corre en un autódromo sino en un “dibujo” trazado en las calles de la ciudad. Acá preferimos ser “Francos”: en Paparazzi seguimos bancando a Colapinto.