Luego de que el país registrara la epidemia de dengue más grande de los últimos 15 años entre agosto de 2023 y agosto de 2024, de cara a la nueva temporada que comienza ahora empezaron los planes gubernamentales para tratar de contener la enfermedad y evitar que se repita el preocupante escenario con la llegada de las estaciones más cálidas. La Argentina sigue ocupando el segundo lugar de contagios en la región, después de Brasil.
Por ejemplo, en el caso de la ciudad de Buenos Aires, el gobierno porteño decidió lanzar la vacunación gratuita para personas entre 15 y 19 años, mientras que el gobierno nacional también impulsó la vacunación focalizada, en coordinación con las provincias más afectadas. En territorio bonaerense, en tanto, la inmunización va a priorizar a las personas entre 15 y 59 años que hayan tenido dengue o contacto con el virus, especialmente a quienes vivan en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
A la par de las iniciativas oficiales, las dosis contra el dengue están disponibles en el sistema de salud privado. El interrogante no tardó en llegar a los consultorios: ¿Conviene aplicarse la vacuna contra el dengue? ¿Cuándo es el momento de hacerlo? ¿Para quiénes se indica?
El infectólogo Ricardo Teijeiro, asesor del Hospital Pirovano e integrante de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), consideró que la decisión de vacunarse terminará siendo “una indicación individual” y recomendó que cada persona consulte a su médico. En ese sentido, el especialista detalló las contraindicaciones del antígeno. “La mujer embarazada, la mujer lactando o cualquier persona que tenga una enfermedad que la inmunosuprime no se puede vacunar, eso es fundamental”, afirmó.
Y ahondó en los diferentes grupos etarios: “El rango de edad que más se va a tomar para apoyar la vacunación es de 15 a 50 años porque es el grupo en el que más circula. Entonces, si uno tiene que controlar la enfermedad, tiene que atacar esos grupos para que no la diseminen. Por otro lado, la vacuna en nuestro país está aceptada de 4 años para adelante, pero con la salvedad de que los mayores de 60 años tienen que estar totalmente sanos si se quieren vacunar. Y no está demostrada la eficacia en ese grupo de edad pura y exclusivamente porque no está estudiada; no significa que sea mala, sino que no está estudiada. Por eso, no se recomienda partir de esa edad”.
A la vez, remarcó que sí está indicada para aquellos que ya hayan tenido dengue: ”¿Por qué? Porque un segundo episodio puede ser más grave. Después, independientemente de eso, todo aquel que vive en zona de brote o zona epidemiológica donde sabemos que va a circular el virus realmente con un impacto importante, también puede aprovechar la vacuna. Y hoy por hoy, cada región en nuestro país tomó una decisión”.
El especialista, de todos modos, resaltó que “la prevención de la enfermedad no se hace con la vacuna exclusivamente. Tiene que trabajarse mucho en controlar el desarrollo del mosquito, usar repelente, usar los cuidados necesarios cuando uno está en riesgo”.
Pablo Bonvehí, jefe de la Infectología de Cemic, explicó a LA NACION que los estudios previos sobre la vacuna contra el dengue demostraron una buena respuesta de defensas inmunitarias y de anticuerpos. También en los estudios posteriores de eficacia, donde la técnica suele ser comparar un grupo inoculado con otro no inoculado, se comprobó un 61,2% de eficacia a cuatro años y medio para evitar la enfermedad, y del 84% para evitar la hospitalización. Además, aclaró que esta protección aumenta en quienes ya contrajeron alguna vez dengue.
Desde noviembre del año pasado, el especialista recibió consultas de gente que quiere vacunarse por dos razones: ya cursaron la enfermedad o viven en zonas de alta transmisión, como el centro y norte del país, y particularmente en la Capital y alrededores este año.
El primer consejo de Bonvehi es que el paciente no presente contraindicaciones, por ejemplo, tener un cuadro de inmunosupresión. Esto suele darse por alguna enfermedad o tratamiento que genera la baja en las defensas, por embarazo o durante el período de lactancia. El especialista afirmó que esas son las principales contraindicaciones para no aplicarse la vacuna.
“En el resto de los casos, si una persona se quiere vacunar, puede hacerlo. La vacuna está aprobada a partir de los 4 años en nuestro país, sin límite de edad. En mi experiencia, se ha vacunado mucha gente de distintas edades, incluso más de 60 años; los datos de eficacia son hasta esa edad”, remarcó.
“A medida que aumentamos la edad, el dengue puede ser un poco más grave. Entonces, ya se vacunó un grupo muy grande de personas mayores a 60 en el país. Y hasta ahora no vimos ninguna complicación con la vacuna en sí”, contó Bonvehí.
A la vez, recordó que el plan de vacunación son dos dosis con un intervalo mínimo de tres meses y que, para tener protección completa, es necesaria la segunda aplicación. “Por eso, en esta época hay mucha gente que está pensando nuevamente en el dengue y está aumentando la tasa de vacunación. A nivel nacional, el Ministerio de Salud de la Nación aplicó una estrategia que sigue las recomendaciones de la Comisión Nacional de Inmunizaciones (Conain): empezar vacunando a los grupos de 15 a 19 años en zonas de alta transmisión. Esto está determinado por profesionales de epidemiología”, comentó. Por el momento, no es necesario un refuerzo una vez que se completa el esquema actual, pero –continuó explicando– todavía está en marcha un estudio para evaluar si más adelante hará falta.
Por su parte, Roberto Debbag, vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Vacunología, sostuvo que: “No hay un consejo respecto de las edades, hay una vacuna que previene el dengue y que, según la regulación de la Anmat, está aprobada para utilizarse en mayores de 4 años, sin tope de edad superior”.
Según las normas argentinas, detalló, el Estado otorga de forma gratuita la vacuna a poblaciones de alta incidencia (donde hace años circula el serotipo) y donde predominan las condiciones de pobreza y el grupo poblacional está alrededor de los jóvenes y adolescentes. Para quienes se acerquen a vacunatorios privados, como Stamboulian, el Centro Rossi o Vacunar, el precio es de $90.000 la aplicación, aunque en algunos casos la cobertura médica ofrece descuentos; Bonvehí aclaró que para acceder a estos es necesaria la receta. También comentó que a quienes no tienen la prescripción, se les suele pedir firma y consentimiento informado.
Debbag agregó que el tratamiento es una vacuna de “virus vivos atenuados”, lo que significa que el virus tiene la capacidad de multiplicarse, pero no de generar la enfermedad. De esta manera, brinda una respuesta defensiva e inmunitaria. Por esto, y en consonancia con Bonvehí, el especialista concluyó: “Como consejo, el paciente debe tener una consulta médica para descartar contraindicaciones, como enfermedades que alteran la inmunidad, por la cual no debería recibir la dosis”.
El vector Aedes aegypti, el mosquito transmisor de esta enfermedad, también puede transmitir el virus del zika y el chikungunya. Por esto, más allá de la importancia de vacunarse bajo las condiciones explicitadas por los médicos, es importante eliminar posibles focos de criadero, como los objetos que acumulan agua, usar repelentes y mantener los jardines desmalezados, entre otros.
Anteayer, Leonardo Busso, secretario de Calidad de Salud de la Nación, informó que la vacuna no se incorporará al Calendario Nacional, y afirmó que “no es una vacuna para mitigar el brote”, sino un complemento a las demás estrategias de prevención.
Las medidas recomendadas son:
● Eliminar todos los recipientes en desuso que puedan acumular agua (latas, botellas, neumáticos, etc.) dentro y fuera de la vivienda y/o lugar de trabajo.
● Dar vuelta, tapar o resguardar los objetos útiles que se encuentran en el exterior y pueden acumular agua de lluvia o riego (baldes, palanganas, tambores, juguetes, etc.).
● Cepillar, limpiar y cambiar regularmente el agua de bebederos de animales cada 2 o 3 días, cubrir y desagotar los colectores de desagües de aire acondicionado o lluvia. Cepillar o frotar las paredes internas del recipiente es fundamental para desprender los huevos de mosquitos que estén adheridos allí.
● Evitar plantas en recipientes con agua o cambiarla frecuentemente (cada 2-3 días, con el mismo procedimiento que en el punto anterior).
● Reemplazar el agua de las macetas o contenedores de plantas por arena, evitando que se forme un charco en la parte superior.
● Rellenar los portamacetas con arena a fin de absorber el excedente de agua de riego.
● Mantener los patios y jardines desmalezados.
● Destapar canaletas y desagües de lluvia.
● Verter agua caliente (100°C) en las paredes de rejillas de desagüe y colocarles mallas metálicas o tela mosquitera.
● Mantener tapados los tanques y recipientes (aljibes, cisternas, etc.) que se usan para recolectar y almacenar agua, evitando dejar espacios o aberturas por donde los mosquitos puedan ingresar.
● Mantener limpias y cloradas las piletas de natación. Cubrirlas cuando no se utilicen.