Cómo se armó el plantel de Barracas Central y qué pasó cuando un club rechazó venderle un jugador
Cómo se armó el plantel de Barracas Central y qué pasó cuando un club rechazó venderle un jugador

Barracas Central tiene en su plantel profesional a futbolistas formados en clubes grandes: Boca, San Lorenzo e Independiente. Sin embargo, no tiene un presupuesto multimillonario y apenas cuenta con un puñado de socios. Su billetera es un apellido. El del estadio, el del presidente, el de su número 10 y capitán. Ese apellido es el mismo: Tapia.

Barracas, que bien podría ser rebautizado como Tapia FC, sueña con clasificarse por primera vez en su historia a la Copa Sudamericana. Hace apenas ocho años militaba en la Primera B Metropolitana. En marzo de 2017, con la asunción de su histórico dirigente a la presidencia de la AFA, todo cambió. Y haciéndole honor al eslogan de la Conmebol, soñó en grande.

El Guapo, tal como le dicen al club cuyo estadio recientemente remodelado está enclavado en la intersección de las calles Olavarría y Luna, cerca de la cancha de Huracán y de las vías del ferrocarril Belgrano Sur, podría ingresar en un torneo internacional por la Tabla Anual de la Liga Profesional. Con un partido menos (se postergó el encuentro del sábado pasado ante Boca por la muerte de Miguel Ángel Russo), marcha noveno, justo el último puesto que otorga el pasaje a la Sudamericana. Y lo hace, en parte, gracias a los puntos extras que sumó por los errores arbitrales que lo beneficiaron, tal como informó LA NACION.

Este Barracas 2025, que está cerca de hacer historia, se armó con un entrenador que no estaba demasiado convencido de recalar en el equipo: Rubén Darío Insua. Pero que, de a poco, fue encontrando los futbolistas y el funcionamiento necesario para escalar en las posiciones. Los mercados de pases, claro, ayudaron a potenciar el plantel profesional. Y las diversas gestiones le sumaron talento al equipo. Según el último informe de la AFA, el club cuenta con 2.327 socios y es el penúltimo en cantidad de miembros de toda la primera división. Apenas supera a Riestra. Sin embargo, pudo realizar una millonaria inversión para renovar su cancha. ¿Cómo hizo? “Puso como garantía el valor de su plantel profesional y los ingresos de TV”, recuerda una fuente que conoce los números del club barraqueño y pidió anonimato.

Una voz en el teléfono

“Llama Chiqui y pide al jugador que el equipo necesita”, cuenta a LA NACION un dirigente que negoció con el presidente de AFA. Claudio Fabián, que es Tapia y también “Chiqui”, tiene un hemisferio de su cerebro para la selección argentina y el otro para su club, Barracas Central, en el que uno de sus hijos, Matías, es el máximo directivo. Y en el que otro, Iván, juega de 10 y lleva el brazalete. Todo queda en familia.

En Barracas Central no hay director deportivo. Ni gerenciamiento. “Todo es de la comisión directiva”, dicen desde Olavarría y Luna. El Tapia FC que no tiene un solo expulsado en las 12 fechas que transcurrieron del torneo Clausura, es una idea de los dirigentes. Pero la voz que resalta es la de Tapia. De acuerdo con el portal especializado Transfermarkt, el plantel actual tiene 15 jugadores prestados por otros clubes, 14 que llegaron libres de contrato y apenas uno (Maximiliano Puig) formado en el club.

 

Dos clubes de los más grandes del país, San Lorenzo e Independiente, le cedieron futbolistas al Guapo. El de Avellaneda prestó a Javier Ruiz, que explotó en el equipo dirigido por Rubén Darío Insua: el extremo de 21 años suma 3 goles y 6 asistencias en 1833 minutos (equivalentes a 20 partidos) con la camiseta rojiblanca. Además, es uno de los mejores gambeteadores del fútbol local.

   

A mediados de este año el club de los Tapia amplió el acuerdo de cesión hasta diciembre de 2026, con opción de repesca para Independiente a fin de esta temporada. Según el portal Transfermarkt, su valor de mercado es de 3,5 millones de euros, y eso lo hace el futbolista más oneroso del plantel barraqueño. “Imposible”, dicen en Independiente sobre la posibilidad de sacarle el futbolista a Barracas antes del final de su préstamo. Una opción de repesca que, en principio, no se ejecutará. Los hinchas no tienen dudas y trazan su propia estrategia: “Si te matan los árbitros, entonces sacales a Ruiz”. No ocurrirá, y Ruiz puede que sea un nuevo “caso Atencio”. Rodrigo, cedido hace dos temporadas a Central Córdoba de Santiago del Estero -otro club con fluidísimos vínculos con la AFA de Tapia-, se destacó en el Ferroviario e Independiente lo hizo plata (US$ 2 millones por el 80% del pase a Sport Recife). Su gente no lo disfrutó.

Javier Ruiz celebra tras anotar ante Central Córdoba de Santiago del Estero; procedente de Independiente, es de lo mejor de Barracas Central.

El puente con San Lorenzo

La relación Barracas-San Lorenzo es una historia aparte. El actual entrenador del Guapo, Insua, es ídolo en el club de Boedo. Además el mediocampista Siro Rosané y el delantero Nicolás Blandi vistieron la camiseta azulgrana. El primero de ellos, por caso, rescindió su contrato con el Cuervo para llegar a Barracas –parte de su pase sigue perteneciendo a San Lorenzo–.

Cristian “Perrito” Barrios y Facundo Bruera están en préstamo en el Guapo desde San Lorenzo. Según supo LA NACION, el club rojiblanco paga el sueldo del habilidoso enganche. Pero no el contrato del delantero: el hijo de Pablo Bruera, exintendente peronista de La Plata, jugó apenas 8 minutos en el Ciclón, y recaló en Barracas Central, en el que acumula 11 tantos y 5 pases-gol en 39 presencias.

Barracas_Chiqui Tapia

Según fuentes al tanto, Bruera le costaría a San Lorenzo cerca de US$ 30.000 por mes. Para que lo disfrute Barracas, o sea, los Tapia. Detrás de los 1.250.000 dólares pagados a Olimpia, de Paraguay, hubo una ingeniería financiera que incluyó al propio futbolista. San Lorenzo recibió US$ 648.000 del jugador, y los devolverá en forma de primas durante los tres años de contrato que le firmó. Así, el Ciclón consiguió liquidez inmediata y pudo abonar al club paraguayo el pase.

Hay más. En el plantel del Guapo están también Tomás Porra, enganche de 21 años, e Iván Guaraz, mediocampista defensivo de 20, formados por San Lorenzo. Llegaron libres. Porra, precedido por buenas actuaciones en las divisiones inferiores y considerado una promesa en el Ciclón, apila 23 partidos y una asistencia con la camiseta del Guapo. Barracas tiene también, a préstamo a Thiago Perugini, de 20 años, delantero del Ciclón pedido por Insua.

La aceitadísima relación Barracas-San Lorenzo se explica por dos hombres: “Chiqui” Tapia y Marcelo Moretti. Porra, por caso, quedó libre del Ciclón bajo la gestión de este último, que también aceptó la salida de Bruera con destino al Guapo y firmó el préstamo de “Perrito” Barrios. Moretti acaba de pagar 40 millones de pesos de caución para poder volver al club azulgrana, y está obligado a convocar a una reunión de la comisión directiva en los próximos 15 días. Este lunes debió ser escoltado por la Policía de la Ciudad al retirarse de la sede social, sobre la avenida La Plata. Un centenar de hinchas, enardecidos, clamaba por su renuncia.

El máximo dirigente azulgrana volvió gracias a una medida cautelar presentada en la Justicia. Moretti, en jaque luego de una filmación en la que se lo vio llevarse un fajo de 25.000 dólares a un bolsillo interno de su saco, presuntamente a cambio de fichar a un futbolista para las divisiones inferiores, se tomó licencia del cargo de presidente y siempre dijo que su intención era volver a la función. AFA, con Tapia al mando, hizo su parte al presionar al comité de Ética de San Lorenzo para que no lo sancionara –se habló de expulsión– tras la investigación periodística de Canal 9 que expuso al dirigente azulgrana.

No fue la primera vez que Tapia acudió al rescate de Moretti. En 2024, y mientras San Lorenzo pedía a gritos un salvataje financiero para pagarles a sus futbolistas, el presidente de AFA lo sentó en un asado con Christian Bragarnik, el principal agente de jugadores del fútbol argentino y asesor deportivo de Defensa y Justicia. El presidente de San Lorenzo firmó ese sábado por la noche un documento por el que le vendía al Halcón de Varela 50% del pase del mediocampista Santiago Sosa y el delantero Agustín Hausch a cambio de 1,7 millones de dólares brutos. Al principio, el directivo del Ciclón no estaba convencido de las cifras. Le dieron a entender que eso “era todo lo que había”. Y puso el gancho. El club obtuvo fondos y destinó parte del dinero a ponerse al día con los futbolistas, que ya habían ido a asesorarse con el secretario general del gremio, Sergio Marchi, por las deudas.

Hasta acá, Tapia no le soltó nunca la mano a Moretti. Ni siquiera cuando estuvo licenciado y lejos del día a día del club. El dirigente azulgrana, por lo bajo, se jactaba de la “banca” que recibía por parte del “1 de la AFA”. El mismo dirigente al que le había prestado algunos jugadores y del que había aceptado la salida gratis de otros rumbo a Barracas. Un intercambio de favores.

Marcelo Moretti, de San Lorenzo, y Claudio Tapia, de AFA: mucho más que una relación institucional entre presidentes.

Otros dos clubes muy cercanos a la conducción de AFA cedieron futbolistas a Barracas: Argentinos Juniors y Boca Juniors. El Bicho, por caso, le dio a Facundo Mater, jugador de la selección de Siria y hoy único internacional del plantel barraqueño. Es el hombre que más presencias registra en la primera división del club. Al igual que con Moretti, Tapia mantiene un diálogo fluido con Cristian Malaspina, presidente de la institución de La Paternal, que acaba de ser nombrado en la Comisión de Asesoría Comercial y de Marketing de FIFA.

Y Juan Román Riquelme, el máximo directivo de Boca, es un aliado incondicional de esta gestión de AFA. En aquel famoso “#NoAlasSAD”, o sea, la batalla contra el advenimiento de clubes-empresa, el directivo xeneize se puso a disposición de la casa madre del fútbol nacional. Esa sintonía se tradujo en la llegada de Gonzalo “Toro” Morales, mudado de Boca Predio al estadio Claudio Fabián Tapia a comienzos de año, tras una buena campaña en Unión.

Chiqui Tapia con tres aliados de peso: Cristian Malaspina, de Argentinos Juniors; Juan Román Riquelme, de Boca Juniors, y Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol.

Hay clubes, pocos, poquísimos, que se negaron a ceder algún futbolista a Barracas Central. El último ejemplo es San Telmo, que tenía una gran temporada en 2024 y era uno de los favoritos al ascenso a la Liga Profesional, con Alfredo Grelak como entrenador. Una de sus figuras era Adrián “Toto” Fernández, un mediocampista creativo que hoy viste la camiseta de Racing. En lugar de vendérselo al Guapo, el club candombero resolvió cederlo a Peñarol, de Uruguay, en agosto del año pasado a cambio de 150.000 dólares.

El presidente del club de Montevideo, Ignacio Ruglio, contó por Carve Deportiva cómo se dio la llegada de Fernández: “Cuando hablé con él [Fernández] y vi que me lo robaban y lo perdíamos, por el peso de los clubes que estaban buscándolo y por algún peso pesado político argentino, dije ‘lo perdimos’. Hablé con su representante y le dije: ‘Subilo al taxi, que van a estar esperándolo en el puerto, y no hablen con nadie’”. Así, casi camuflado, Fernández llegó al fútbol uruguayo. Y jamás jugó en Barracas.

Adrián

Días más tarde, San Telmo emitió un comunicado luego de que AFA mantuviera la quita de tres puntos por incidentes durante un partido con Aldosivi. “En un momento crucial para nuestro club, nos enfrentamos a sanciones excesivamente injustas que intentan arrebatarnos el fruto de nuestro esfuerzo y dedicación”, protestaron desde la Isla Maciel. Hubo quienes adjudicaron aquella decisión a la negativa del club a ceder a Fernández a Barracas.

A comienzos de año, el defensor Jonathan Galván (Argentinos Juniors) iba a irse a Central Córdoba de Santiago del Estero. Tenía todo acordado. Hasta que una llamada paró las tratativas cuando solo faltaba firmar el contrato del zaguero marplatense. “Lo quiere Chiqui para Barracas. Olvidate”, escucharon en su entorno. La transferencia al equipo santiagueño, entonces, quedó en stand-by. Por suerte para Galván -que efectivamente se mudó a Santiago del Estero y juega en el Ferroviario-, Barracas Central consiguió a Fernando Tobio -libre de Huracán- para su puesto. Y se olvidó del marplatense, que también vistió la camiseta de Racing.

La de Galván no es la única historia con un defensor central y Barracas en el último mercado de pases. Kevin Jappert -21 años- se destacó en la temporada 2024 con la camiseta de Atlético de Rafaela, que descendió al Federal A. Lo buscaron varios equipos, entre ellos Estudiantes de La Plata y Talleres de Córdoba, los dos únicos antagonistas de la gestión Tapia (hace un mes, el presidente de la T, Andrés Fassi, depuso las armas y pidió disculpas públicas). En Córdoba recuerdan haber hecho una propuesta “importante” por el pase del futbolista, que incluía una opción de compra “con objetivos fácilmente cumplibles”. Jappert, recuerdan en la ciudad mediterránea, llegó a visitar la ciudad deportiva y, como Galván, estuvo a una firma de ser jugador de la T. Terminó en Barracas, que informó un préstamo por dos años a cambio de US$ 600 mil. En Rafaela se habló de una venta. El presidente de la Crema, Francisco Paravano -ex delantero de la entidad- no respondió a la pregunta de este diario sobre el tema.

Ante una consulta de LA NACION, un dirigente recordó una vieja frase de Julio Humberto Grondona: “A esta casa se viene a pedir plata o fama. Las dos cosas, nunca”. Dicho de otra manera: la gloria deportiva es mucho más lejana, casi imposible, con las cuentas en rojo. “Los favores se pagan. Siempre”, abunda la fuente. Los cobra AFA. En Barracas sonríen.