
“Es hora. No creí que viviría más allá de los cuarenta años. No debería haber vivido más allá de los cuarenta. Pero lo hice. Y si mi vida está llegando a su fin, realmente no me puedo quejar. He tenido una gran vida”. Lo dice Ozzy Osbourne hacia las escenas finales de Ozzy: No Escape from Now, el documental sobre los últimos días del famoso rockero que acaba de estrenarse en Paramount+. La emoción de ese momento, la claridad de un hombre que fue un símbolo de la música, un sobreviviente de sus propios excesos y el ídolo de multitudes durante más de cuarenta años de carrera recorre todo el film.
Dirigido por Tania Alexander, el documental retrata las dificultades de salud de Osbourne en un período de seis años que resultó en su muerte, el 22 de julio de este año, apenas 17 días después de la realización de su concierto de despedida organizado en Birmingham, su ciudad natal en Inglaterra.
Con entrevistas a su esposa Sharon y a sus tres hijos menores, Aimée, Jack y Kelly, además de a muchos de los músicos que lo admiraban y que participaron en el show final, como James Hetfield de Metallica, Billy Corgan de Smashing Pumpkins, Slash y Duff McKaggan de Guns N’ Roses y Billy Idol, entre otros, el documental es un emotivo homenaje de despedida a Osbourne, un duro recorrido por sus sufrimientos físicos y también una celebración de su férrea voluntad de superarlos para poder despedirse de sus fanáticos en el concierto del 5 de julio.
“No siento que haya terminado todavía. Quiero decirle a mis fans: ‘gracias por todos estos años’. Aún no les agradecí y eso es de lo que se trata todo”, explica el músico cuyos problemas físicos se agravaron tras una caída sufrida en su casa que resultó en la rotura de una vértebra de su cuello y un sin fin de operaciones quirúrgicas y complicaciones que lo afectaron hasta el fin de su vida, unos padecimientos que revelan nuevos costados del “príncipe de las tinieblas” del heavy metal.
La hija oscura
Todo cultor del metal de las últimas cuatro décadas conocía a Ozzy mucho antes de que en 2002 la señal de música MTV estrenara The Osbournes, una serie documental dedicada al ex Black Sabbath y su familia. Sin haberlo planificado, aquel experimento televisivo no solo transformó a Ozzy y los suyos en figuras de la cultura pop mundial sino que inauguró-para bien o para mal- todo un nuevo género en la pantalla chica: el docu-reality.
Durante las exitosas primeras temporadas del programa, el público pudo espiar en la intimidad del músico y su manager y esposa Sharon y de sus hijos adolescentes Jack y Kelly. Pero la excéntrica y divertida familia no aparecía completa en The Osbournes. Aimée, la hija mayor de la pareja, había decidido no participar del programa en aquel entonces pero sí aparece en Ozzy: No Escape from Now. Su presencia da por terminadas las especulaciones sobre su mala relación familiar y los estragos que, decían algunos medios en su momento, el reality había provocado entre ella y sus padres. En el documental no hay muchas menciones al ciclo televisivo aunque la referencia es inmediata cuando las cámaras retratan a Ozzy y Sharon en su casa de Los Ángeles, la misma en que se grababa el programa de MTV. E incluso Jack Black hace referencia a él durante la presentación de Osbourne en la ceremonia de su ingreso en el Hall de la fama del Rock & Roll, en 2024.
Agridulce homenaje
En el documental, el anuncio de su elección como uno de los homenajeados por el Hall de la fama en 2024 retrata uno de los momentos más difíciles de la vida de Osbourne. Contento por el honor de ser elegido, el músico también debe aceptar que su dolor crónico y el avance del Mal de Parkinson que le habían diagnosticado años atrás le impediría dar un show en el festejo. “Esa sensación de querer levantarme y subir al escenario me rompió el corazón. Casi dije: ‘déjenme intentarlo’. Aunque sé que me habría caído al piso en dos segundos”, dice el músico, que luego revela que la noche anterior a la celebración se había pasado horas buscando en internet algún tipo de “malditas piernas biónicas” que lo ayudaran a presentarse sobre el escenario.
Black Sabbath, siempre
Como corresponde a un repaso sobre la vida y obra de Osbourne, en el film también hay un espacio para Black Sabbath, la banda que inició su carrera y lo hizo famoso y de la que fue despedido en 1979 a causa de sus adicciones al alcohol y las drogas y con la que se reunió a finales de los noventa. “Mi papá nunca se va a recuperar de haber sido echado de Black Sabbath. Jamás, jamás, jamás lo va a superar. Lo lastimó muchísimo. Ellos eran sus hermanos, su familia y todo su mundo”, dice su hija Kelly en el film.
La conexión argentina
Uno de los mayores aciertos del documental reside en cómo en varias ocasiones las cámaras captan el poder sanador que tenía la música sobre Ozzy. La escena de la grabación de un videoclip, junto a su amigo y colega Billy Morrison, de una nueva versión del tema “Gods of Rock N Roll”, demuestra claramente ese efecto y además revela el origen argento de la canción.
“Hace unos diez años estábamos en una habitación de hotel en Argentina y empecé a tocar algunos acordes en la guitarra. Ozzy se puso a cantar y de ahí salió el tema”, relata Morrison recordando la gira de 2016 en la que Osbourne, junto a Black Sabbath, se presentó en Buenos Aires y en Córdoba. El músico británico regresó luego al país como solista en 2018 para la que sería su última presentación.
El adiós que casi no fue
“Del modo en que me siento ahora sería un milagro si consigo hacerlo”, dice Ozzy mirando a cámara en abril de este año, poco más de dos meses antes del gran show de despedida en Birmingham que Sharon llevaba planeando desde principios de año.
Con su salud visiblemente deteriorada a causa de una reciente sepsis y una neumonía que muchos pensaron que no sobreviviría, el músico, sentado junto a su esposa que llora en silencio, apenas parece capaz de moverse y, sin embargo…“Tengo que estar ahí. Debo estar ahí”, insiste con una perseverancia que emociona porque, contra todo pronóstico, lo consiguió.