Cuando Alberto Fernadez asumió el gobierno trabajó enérgicamente para ubicar a su entonces secretario de Asuntos Estratégicos y hombre de confianza, Gustavo Béliz, al frente del Banco de Desarrollo Interamericano (BID) en Washington.

La tradición no escrita de esa institución indica que desde 1959 el presidente es elegido entre los candidatos que presentan los 26 países latinoamericanos, que son los beneficiarios excluyentes de los préstamos que concede este organismo.

Sin embargo, Estados Unidos por ser el mayor aportante concede o veta la propuesta de los países del continente.

La única excepción que tuvo esta dinámica fue el nombramiento de Maurice Claver Carone, puesto por Donald Trump en la última etapa de su gobierno.

El inminente despido de este hombre de Trump acusado por un romance consentido con una de sus subalternas, da cuenta de que fue su debilidad política lo que derrumbó al funcionario.

El ministro de Economía de México, Rogelio Ramírez de la O, le deslizó a Massa en Washington que López Obrador podría bajar la candidatura de Alicia Bárcena si prospera un postulante argentino.

Con la salida de Carone se encendieron las negociaciones y la danza de nombres que podrían reemplazarlo en el cargo. Según establece el cronograma del BID, cada país miembro tiene tiempo hasta el 11 de noviembre próximo para presentar candidatos y la votación debería realizarse el 20 de ese mismo mes, justamente el mismo día que comienza el Mundial de fútbol en Qatar.

El Gobierno de Biden ya aclaró que no volverá a romper la tradición y no presentará un candidato propio. “Volveremos al acuerdo de gobernanza que el anterior Gobierno hizo trizas, al dar la bienvenida a candidatos de los países miembros prestatarios para que compitan por la Presidencia”, tuiteó hace dos semanas el principal asesor de la Casa Blanca para la región, Juan González, amigo de Sergio Massa.

El dato de la cercanía de Massa a González no es menor. Argentina quiere jugar con candidato propio. No es la primera vez. Lo hizo, de manera fallida, con Gustavo Béliz y antes, el gobierno de Mauricio Macri con la sugerencia de Rogelio Frigerio.

Para Sergio Massa la cuestión de la candidatura local al BID es sumamente relevante y fue una de las claves de su agenda en Washington donde se reunió con el ministro de economía de Brasil, Paulo Guedes y habló del tema con su par de México, Rogelio Ramírez de la O. Dos reuniones claves. La definición del próximo presidente del BID pasará en buena medida por lo que definan los tres países grandes de Latinoamérica.

El mexicano Ramírez de la O le deslizó a Massa en Washington que el presidente López Obrador podría retirar la candidatura de la ex titular de la Cepal, Alicia Bárcena, si prospera un postulante argentino. Es lógico, México mantiene con Brasil una disputa por el liderazgo regional y Argentina intenta jugar como árbitro.

Brasil, contrariamente a la Argentina, promueve una candidatura respaldada en un “perfil técnico”. Paulo Guedes dijo que el gobierno de Bolsonaro está buscando apoyo internacional para que sea el candidato de su país el que dirija el Banco Interamericano de Desarrollo. Guedes contó que había revelado la candidatura brasileña a la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, en una conversación informal. Según trascendidos sería Ilan Goldfjan, actual director para el hemisferio occidental del FMI, que tiene como principal tarea supervisar el programa del FMI de Argentina, que implementa Massa.

“Brasil lleva 63 años observando y nunca ha presidido (el BID). Creemos que lo merecemos, tenemos un PIB representativo, somos una economía fuerte”, afirmó Guedes.

El brasileño se mostró partidario de un mandato de cinco años con reelección vetada para el BID. “El candidato brasileño no estará asociado a un cargo político”, agregó el ministro.

El brasileño Paulo Guedes anticipó a la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, el nombre del candidato de Brasil. Sería Ilan Goldfjan, actual director para el hemisferio occidental del FMI, que tiene como principal tarea supervisar el programa del FMI de Argentina, que implementa Massa.

Por su parte el Gobierno argentino parece no tener interés en repetir la campaña pública y bien explícita que impulsó en 2020 con Béliz. Y se guarda la carta del nombre propio.

“Nosotros tenemos una propuesta pero queremos llegar a un candidato por consenso. Consideramos que deberíamos posponer la decisión hasta fin de año para darle tiempo a que el presidente elegido en Brasil, se cual fuere, incida en la decisión. Porque si lo nombra Bolsonaro pero llega a ganar Lula, ese nombramiento va a quedar debilitado como fue el caso de Maurice Claver Carone”, afirmó una fuente del entorno de Massa.

La estrategia argentina es posponer la elección para negociar su postulante con un posible gobierno de Lula y eso fue a plantear Massa a Washington.

Sin embargo, lo que sucedió es que la interna del gobierno embarró las reuniones para negociar la posición del país y Argentina no logró imponer nada claro. Lo que pasa es que Alberto Fernandez tiene su propio candidato, claro esta que es distinto del que propone Massa. Como insiste con la candidatura de Gustavo Beliz, el presidente puso a jugar sus relaciones internacionales.

“Es cierto que metieron ruido en la negociación que llevo Sergio a Washington, porque luce como que el país no tiene una posición clara. Pero a Beliz ya lo rechazaron y no tiene mucho más margen para pedir que lo voten a países que no lo votaron”, reconocieron desde el entorno de Massa.

Alberto Fernández insistió con la candidatura de Gustavo Beliz para presidir el BID en medio de las negociaciones de Massa en Washington y complicó los diálogos del ministro.

Como sea, las chances de la Argentina, aunque debilitadas por la interna del Gobierno, siguen vigentes, afirmó una fuente al tanto de las negociaciones. Por ahora, Estados Unidos no se pronunció sobre que candidato prefiere, pero si se habría asegurado una vicepresidencia ejecutiva para tener el control real del banco.

Por Prensa Pura Digital

DIARIO DE VILLA LA ANGOSTURA Y REGIÓN DE LOS LAGOS. NEUQUÉN.

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