El Gobierno se enredó en un mar de pujas internas que se potencian con las contradicciones de Javier Milei, problemas en la gestión y un mar de dudas sobre el futuro de la ley Bases en el Senado.
La crisis desatada en el Ministerio de Capital Humano de Sandra Pettovello por presuntos contratos irregulares y el manejo desprolijo de reparto de alimentos es apenas la punta del iceberg de los inconvenientes que tiene hoy la Casa Rosada para llevar adelante la administración de Milei.
El Presidente decidió respaldar fuertemente a Pettovello y ordenó a todo su gabinete a mantener la misma posición. Según revelaron a El Cronista fuentes calificadas del Gobierno la ministra habría presentado su renuncia en las últimas horas y esa idea fue rechazada de plano por Milei. En el medio queda una larga batalla judicial que se abre y fuga de más funcionarios en Capital Humano.
Internas palaciegas
Un destacado funcionario del Gobierno admitió que la crisis de Pettovello responde también a internas cada vez más despiadadas puertas adentro de la Casa Rosada. La secretaria de la Presidencia, Karina Milei, y el asesor estrella Santiago Caputo cada vez ganan más terreno y poder.
Karina Milei está ahora esmerilando el poder de Diana Mondino. Se emitirá en lo inmediato un decreto para sacarle a la Cancillería la Agencia de promoción de Inversiones, un área clave para el comercio internacional. La hermana del presidente y Santiago Caputo suman así más poder: añadieron a Sergio Neiffert en la Agencia de Inteligencia y se disponen a que la Jefatura de Gabinete de Guillermo Francos tenga un rol estrictamente limitado a la coordinación de tareas. No más que eso. Temen la expansión en facultades y poder del jefe de ministros.
Además, la crisis en el ministerio de Pettovello con la contratación de funcionarios desde afuera con la OEI dejó al descubierto una constante en el Gobierno: la ausencia de funcionarios idóneos y los salarios acotados que impone el Presidente.
Ocurre en otras áreas de la gestión que se ven con problemas para contratar personal que entienda del Estado y de las temáticas concretas a la vez que sean bien remunerados. El atajo sería buscar por afuera funcionarios para tercerizar la función pública con salarios mayores al tope que impone el Presidente.
“Se corre el peligro de quedarse con ñoquis o corruptos”, se sinceró un funcionario que avala las movidas de Pettovello.
El esquema de internas se prefigura también con la llegada de Federico Sturzenegger al poder. Milei anunció hace dos semanas que el economista estrella tendría un puesto de ministro, pero hasta ahora no se sabe qué le deparará. Mientras que Santiago Caputo habla de Sturzenegger como secretario, Francos lo visualiza como ministro. En cualquier caso, nadie sabe qué funciones tendrá y cuánto poder le darán para que no choque con las ambiciones del Ministerio de Economía.
Contradicciones
En paralelo a todo esto el Presidente esgrime un esquema de contradicciones permanentes. “No cumplas una orden hasta que no venga la contraorden”, suelen repetir varios secretarios de Estado entre irónicos y realistas. Es que Milei da una orden a la mañana y la desactiva pocas horas después.
Algo de esto ocurrió con la visita a la cumbre del G7 en Italia donde había desistido de ir por problemas de agenda local y le avisó a su par italiana Giorgia Meloni que no lo tomó nada bien. Luego de cabildeos internos, Milei optó por dar marcha atrás y ahora viajará a esa cumbre como invitado especial.
No son las únicas muestras de marcha atrás que expone el Gobierno. La canciller Mondino no descarta una reunión de Milei con Lula Da Silva en la próxima cita de presidentes del Mercosur. “Estarán en la misma mesa de trabajo y podrían hablar”, dijo a uno de sus allegados. Tampoco la canciller descarta un viaje de Milei a China en los primeros días del año que viene.
Si se concretan estas gestiones se tratará de una nueva contradicción del Gobierno que supo calificar de “países comunistas corruptos” a Brasil y China pero que ahora busca un acercamiento. La jugada tiene nombre y apellido en cada caso: la necesidad del gas y el comercio de Brasil por un lado y los Swaps y fondos frescos de China por otra parte.
El mismo esquema de orden y contraorden parece vislumbrar el Gobierno con el tema de la obra pública.
Milei advirtió desde su llegada al Gobierno que no había plata para la obra pública. Así, se paralizaron más de 3500 proyectos y hubo más de 120.000 pérdidas de empleo en la construcción. Ahora el Gobierno hizo un giro copernicano y el jefe de Gabinete empezó a llamar a más de diez gobernadores para habilitar proyectos nacionales a las provincias y a la vez girar algo de fondos.
Está claro que en este caso la necesidad tiene cara de hereje. El Gobierno necesita de los gobernadores para que en el Senado se apruebe de una vez el proyecto de Ley Bases y el paquete fiscal. La obra pública puede ser una herramienta de ablande, aunque en la Casa Rosada aseguran que no se trata de moneda de cambio sino de responder al pedido de gobernadores de provincializar las obras que están en manos de la Nación.