En medio de la creciente tensión con la Casa Rosada y las intrigas en torno la eventual alianza electoral con Javier Milei, el jefe de Pro, Mauricio Macri, volvió a reunir a la mesa ejecutiva de su partido para discutir la hoja de ruta de la fuerza con vistas a los próximos comicios. “Nos preparamos para competir en todos lados; estamos mejor de lo que se cree”, sentenció uno de los referentes del espacio.
Macri se encontró con la plana mayor de Pro horas después de que el Presidente oficializara su decisión de designar por decreto a Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla para ocupar las vacantes en la Corte Suprema de Justicia. El expresidente se retiró de la sede partidaria en Balcarce 412 sin prestar declaraciones. “Tengo el cumpleaños de mi hija y me está esperando hace un rato”, comentó. Prefirió no referirse a Santiago Caputo, principal consejero de Milei, ni opinar sobre la polémica maniobra del Ejecutivo que anticipa un conflicto de poderes.
No obstante, Alfredo de Angeli, jefe de la bancada de senadores de Pro, anticipó que el espacio rechazará en la Cámara alta la designación por decreto de Lijo. “La mayoría del bloque va ir en contra del pliego de Lijo”, remarcó De Angeli en diálogo con la prensa. El Frente Pro tiene siete miembros en el Senado, entre ellos Luis Juez, que tomó distancia de Macri a principio de año. Cerca de Macri estiman que seis de los siete integrantes no están dispuestos a acompañar la candidatura de Lijo. Hay intrigas respecto de la posición de la aliada tucumana Beatriz Ávila, quien tiene vínculos con el peronismo de su provincia.
Al cónclave concurrieron la mayoría de los altos mandos de Pro. Además de Macri, asistieron Jorge Macri, Cristian Ritondo, Diego Santilli, De Angeli, Guillermo Montenegro, Soledad Martínez, Fernando de Andreis y Facundo Pérez Carletti. Por motivos de agenda, se ausentaron los gobernadores Ignacio Torres y Rogelio Frigerio. Tampoco estuvo María Eugenia Vidal, quien se encuentra de viaje.
Los voceros designados por Macri para hablar con los medios de comunicación fueron De Angeli y Pérez Carletti. Hasta ahora no hubo un pronunciamiento institucional de Pro sobre la fuerte jugada de Milei para llenar las vacantes en la Corte Suprema de Justicia.
“No están las firmas. No tiene dictamen el juez Mansilla y van en el mismo decreto. Va haber un gran debate dentro del Senado. Lo tengo que hablar con los integrantes del bloque”, indicó De Angeli.
El senador macrista remarcó que la mayoría de la cúpula partidaria y de la bancada rechaza el pliego del Lijo. Sin embargo, la figura del controvertido juez federal divide aguas en el partido. Por caso, Montenegro, intendente de General Pueyrredón, es uno de los principales promotores de Lijo. Por caso, colaboró con Caputo en las sombras para buscar los votos en el Senado.
Macri ya había explicitado hace seis meses su rechazo a la idea del Presidente de promover la candidatura de Lijo. “Es un error; le dije a Javier que no estaba de acuerdo”, remarcó Macri en agosto pasado, después de que encabezará el acto de relanzamiento de Pro en La Boca.
Anoche circulaba un borrador con los fundamentos que utilizará el líder de Pro para discrepar de la maniobra del Gobierno para llenar las vacantes de la Corte antes de que finalice el período de sesiones extraordinarias. Los ejes de la argumentación se desprenden de una nota publicada en LA NACION por Martín Casares, exjefe de Gabinete de Germán Garavano en el Ministerio de Justicia y secretario general del Colegio Público de Abogados de la Capital. En ese documento, Casares, coordinador del área de Justicia de la Fundación Pensar, el think tank macrista, arguyó que la designación de jueces por decreto “impacta negativamente en la seguridad jurídica y la confianza pública en las decisiones judiciales”.
Durante su mandato presidencial, Macri designó por decreto a Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti. Sin embargo, frente a una ola de críticas, el exmandatario debió recurrir al procedimiento ordinario y envió los pliegos al Congreso para su tratamiento. Así, los dos jueces llegaron a la Corte una vez que el Senado les prestó acuerdo con los dos tercios de los presentes, como establece la Constitución. Según Macri, ambos candidatos no generaban un “debate” ni fueron cuestionados como ocurrió con el caso de Lijo. Y, por eso, terminaron siendo avalados por la Cámara alta.
Los consejeros de Macri resaltan que el jefe de Pro admite que fue una “equivocación” avanzar por decreto con los nombramientos de Rosenkrantz y Rosatti. “Luego lo corregimos y conseguimos los consensos necesarios en el Senado, cosa que ahora no estaría ocurriendo con Lijo y Mansilla”, dicen cerca del exmandatario. De hecho, la Corte no les tomó juramento a Rosenkrantz y Rosatti hasta que recibieron el visto bueno del Senado.