Silvia D’Auro supo ser un rostro y nombre reconocido dentro del ambiente artístico, no solo por ser la esposa y pareja durante 20 años del ex conductor de Intrusos sino por ocupar el rol de empresaria teniendo a cargo todo lo que a la parte comercial de los programas del periodista referían.
Sin embargo, allá por el 2011 cuando Jorge Rial decide poner punto final a su matrimonio, quien era su esposa se desvinculó y alejó de todo, no sólo de los negocios sino que también de los medios, de la exposición y, lo más llamativo y polémico en aquel entonces fue el distanciarse de sus hijas adoptivas en medio de fuertes denuncias.
Es que la mujer que junto al presentador de Argenzuela logró que le otorguen la tenencia de Rocio y Morena Rial fue acusada públicamente por la mayor de ellas de maltratos físicos y psicológicos. Y si bien D’Auro no salió a contestar y siguió su vida lejos de ellos en las últimas horas volvió a ser noticia.
Luego de que detuvieran a la influencer acusada de ingresar a una vivienda a robar, y que su padre hablara al respecto destacando que intentó criarla de la mejor manera, la imagen de Silvia volvió a tomar relevancia en los medios por haber jugado un papel importante en la formación de la joven de 25 años.
PARA ENAMORARSE HAY QUE IR AL SUR
Pero, en tanto Rial cuida de sus nietos, donde está D’Auro y que es de su vida. Tal como se supo la empresaria se alejó de todo y se instaló en San Martín de Los Andes, siendo que sus padres eran oriundos de Neuquén, donde sigue adelante con su faceta comercial.
En tanto continúa trabajando para algunos medios con pautas y publicidad, y tras haberse quedado con casi 8 millones de dólares en la división de bienes con el periodista, Silvia pudo rehacer su vida sentimental y encontró nuevamente el amor en Sergio “Chupete” Herrero, un dirigente político de La Patagonia.
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