Arleth Correa, más conocida en las redes sociales como Lale Correa, llegó a Miami en 2018 con 21 años. Como muchos otros inmigrantes, lo hizo sin tener claro lo que le deparaba el futuro, pero con grandes aspiraciones. Cuando todavía vivía en su Venezuela natal, su objetivo era terminar la carrera de psicología en la Universidad Arturo Michelena y seguir una carrera como tripulante aéreo. Sin embargo, sus planes fueron cambiando cuando llegó a Estados Unidos.

En plena adaptación a una ciudad nueva, decidió someterse a una cirugía estética. “Yo venía con la idea de hacer una parada en Miami para luego viajar a Chile, pero una amiga me invitó a pasar un tiempo aquí”, recuerda en diálogo con LA NACION. “No tenía planeado quedarme ni trabajar, solo quería terminar la carrera de psicología en mi país y ser aeromoza”, agrega.

El tiempo pasó y su estadía en Miami se prolongó. Al principio, se dedicó a vender lentes de sol en Instagram. “Tenía una pequeña tienda y eso me daba ingresos extra. Pero nunca imaginé que Miami sería el lugar que marcaría un antes y un después en mi vida”, recuerda Arleth.

Es venezolana, vendía lentes en Miami y una cirugía la llevó a cambiar de rubro: “Supe que podía ser un trabajo”

El punto de inflexión en su vida llegó con la decisión de someterse a una cirugía. En Venezuela, Arleth ya había pasado por un par de intervenciones quirúrgicas: una cirugía de mentón para corregir el efecto de los aparatos de ortodoncia que había usado durante su adolescencia, y una operación para extirpar fibroadenomas de su seno, seguida de una mamoplastia de aumento para lograr simetría en sus pechos.

La fuerza de la vulnerabilidad

Lo que realmente cambió la vida de Correa fue su decisión de documentar todo el proceso de la cirugía estética, desde las horas previas al procedimiento hasta su recuperación. Compartió cada momento de su experiencia en sus redes sociales. En un mundo donde las personas suelen mostrar solo los aspectos más glamorosos de su vida, ella decidió exponer la parte más vulnerable de su proceso.

Había muy poca información sobre la cirugía estética en TikTok en ese momento, especialmente sobre el postoperatorio. Yo tenía muchas dudas antes de mi cirugía. No sabía qué esperar, y sentí que podía ayudar a otras personas si compartía mi experiencia de manera honesta. Sabía que no iba a ser fácil, pero creí que mostrar mi vulnerabilidad podía ser útil para quienes se sentían igual que yo”, explica Correa a LA NACION.

En sus publicaciones, además de expresar sus sentimientos y expectativas, también habló de las dificultades que enfrentó durante su recuperación: los dolores, los miedos, la incertidumbre. Esta franqueza, y mostrar un costado totalmente desconocido para muchas personas, atrajo mucho la atención. “Lo que comenzó como un simple video de un día en mi vida se convirtió en algo mucho más grande. Recibí muchos mensajes de personas agradecidas por la información y el apoyo que les ofrecí. Mi comunidad creció y, con ello, mi influencia”, recuerda.

De un simple video a formar una comunidad

La decisión de compartir su experiencia la conectó con miles de personas y atrajo la atención de la clínica donde se sometió a la cirugía. Sus videos se habían viralizado muy rápido y, a raíz de la visibilidad que obtuvo, la clínica le ofreció colaborar como embajadora. A partir de ahí, pasó de ser una joven que documentaba su experiencia a convertirse en una influencer que mostraba el lado poco difundido de las cirugías estéticas.

En lugar de continuar su vida como una joven venezolana que vendía lentes en Miami y soñaba con ser aeromoza, comenzó a especializarse en contenido relacionado con las cirugías estéticas: cuidados postoperatorios, la importancia de un bienestar integral y recomendaciones para quienes decidieran realizarse una cirugía estética.

Arleth Correa brinda consejos para quienes se sometan a una cirugía estética en Miami

“Antes de la cirugía, yo solo hacía videos de mis días, algo muy casual. Pero cuando empecé a documentar mi experiencia, fue cuando la gente comenzó a preguntarme más sobre la cirugía, el proceso de recuperación, los productos que utilizaba. Fue entonces cuando me di cuenta de que esto podría convertirse en un trabajo”, explica la joven venezolana. “Me empecé a sentir cada vez más conectada con las personas que me seguían y que estaban pasando por lo mismo. Las preguntas, los comentarios y las inquietudes me hicieron darme cuenta de que podía ser de ayuda para otros”, subraya.

La monetización de su marca personal

Para la venezolana, monetizar su marca personal fue un proceso gradual que pasó por varias etapas. Primero, fue capaz de rentabilizar su influencia a través de las recomendaciones de productos relacionados con la cirugía estética. La venta online de fajas postoperatorias con su marca se convirtió en una fuente importante de ingresos, y su participación como embajadora de clínicas de cirugía estética le permitió generar un flujo constante de ingresos.

Además, Correa comenzó a utilizar plataformas como Shopify para la venta de productos, y TikTok le permitió generar ingresos a través de las ventas derivadas de sus recomendaciones. “TikTok tiene una herramienta muy útil en la que, si las personas compran un producto a través del enlace que pongo, me pagan una comisión. Es una forma de rentabilizar mi contenido, pero siempre de una manera que sea auténtica y útil para la gente”, explica.

Hoy también trabaja con marcas que le pagan por promocionar sus productos, y aunque su contenido está enfocado en lo estético principalmente, supo diversificar su trabajo. “Lo importante es ser auténtico con lo que compartes y no perder el enfoque en lo que realmente te apasiona. No solo se trata de ganar dinero, sino de aportar valor a las personas”, reflexiona.

Lale Correa encontró una forma de ayudar a las personas y ganar dinero que estaba poco explotada en Miami

En 2023, decidió abrir su propio local en Miami, donde vende productos para la recuperación postquirúrgica, como fajas, cremas y otros artículos. “Al principio, comenzamos con un modelo de delivery, pero luego nos dimos cuenta de que la gente quería ver y tocar los productos en persona. Fue cuando decidimos abrir la tienda física”, cuenta.

El proceso de apertura del local fue complicado, con trámites burocráticos, inspecciones y permisos que demoraron varios meses. Sin embargo, con el apoyo de su familia y su esposo, logró materializar su sueño. “Mi esposo se encargó de la gestión y las cuestiones legales, mientras yo me dedicaba a las redes sociales y la atención a los clientes. Este fue un gran paso para mí, y estoy muy feliz con lo que hemos logrado”, dice.

Un futuro lleno de posibilidades

La historia de Lale Correa es un fiel reflejo de que las oportunidades pueden surgir de los momentos más inesperados. Su mensaje es claro: ser fiel a uno mismo, no tener miedo de mostrar la vulnerabilidad y tomar decisiones conscientes sobre el propio cuerpo pueden abrir puertas a nuevas oportunidades y transformaciones.

“Todo lo que logré lo hice con dedicación, pasión y mucha fe. Mi vida cambió, pero lo importante es que ahora soy feliz con lo que hago y con la comunidad que construí”, concluye Correa, quien sigue adelante con su emprendimiento y su misión de educar y empoderar a otros a través de su experiencia. Hoy, es un referente para muchas personas que buscan cambiar su vida y su historia continúa inspirando a aquellos que desean tomar las riendas de su destino.

Por Prensa Pura Digital

DIARIO DE VILLA LA ANGOSTURA Y REGIÓN DE LOS LAGOS. NEUQUÉN.