El Día de Acción de Gracias en Estados Unidos es una festividad central para la cultura estadounidense. La cena familiar, alrededor de una mesa bien servida y variada, es una tradición que caracteriza a esta fecha. Sin embargo, en la esfera oficial hay una ceremonia que capta la atención del público y los medios de todo el mundo: el indulto oficial de los pavos en la Casa Blanca. El evento, que tiene más de 100 años de historia, es encabezado por el presidente de los Estados Unidos -en 2024 será conducido última vez por Joe Biden– y, obviamente, por un ejemplar de esta especie de ave que, si consigue el perdón, pasará el resto de sus días en una granja santuario.
Si bien todavía no han trascendido los nombres ni la cantidad de pavos que indultará Joe Biden en 2024, nadie duda que el mandatario encabezará por última vez esta ceremonia. En 2023, fueron dos los pavos que recibieron el favor presidencial, Libertad y Campana, por lo que se especula con que en este 2024, como cierre de su gestión, tal vez repita el gesto. Según detallan desde The White House Historical Asociation, el indulto oficial de los pavos de la Casa Blanca es una tradición que captura la imaginación del público y que comenzó en 1863 con el presidente Abraham Lincoln, aunque no hay registros que lo constaten.
En lo que respecta a la documentación histórica, los expertos señalan que desde la década de 1870 hay evidencia de que los presidentes comenzaron a recibir pavos como obsequios de Acción de Gracias, como muestras de “patriotismo, partidismo y alegría”. Sin embargo, no fue hasta 1963 que se comenzó a hablar de “indulto”. En ese año, The Washington Post utilizó las palabras “perdón” e “indulto” en un artículo que relataba que el presidente John F. Kennedy había decidido mantener a sus “obsequios” fuera de la mesa. “Vamos a mantenerlo en marcha”, dijo Kennedy, iniciando una tradición que casi 20 años después, durante la presidencia de Ronald Reagan, se convirtió en una “norma”, explican desde la organización de estudios históricos.
Antes de Reagan, como antecedentes, desde el centro de estudios detallan que “durante los últimos años de la presidencia de Nixon, Patricia Nixon aceptó los pavos en nombre del presidente y, en 1973, envió el ave a la granja infantil de Oxon Hill. El pavo de 1978, presentado a la primera dama Rosalynn Carter, corrió la misma suerte cuando fue enviado a Evans Farm Inn para vivir en un mini zoológico”.
Sin embargo, fue con la institucionalización de la norma bajo la presidencia de Reagan, que no solo el indulto presidencial, sino también la ceremonia alrededor del evento, empezó a cobrar relevancia y se convirtió en un evento con “fuente de sátira y humor para los periodistas”. Con el avance de la conciencia ambientalista, en los albores de la década del 90, fur el presidente George H. W. Bush quien asumió oficialmente que la decisión de no comer a los pavos se trataba de “un indulto”. Frente a una protesta de organizaciones protectoras de animales en las vísperas de Acción de Gracias, en 1989, el mandatario los tranquilizó planteando: “Permítanme asegurarles que este buen pavo no terminará en la mesa de nadie, se le ha otorgado un indulto presidencial a partir de ahora para permitirle vivir sus días en una granja infantil no muy lejos de aquí”.
Sin distinciones partidistas, durante los últimos 34 años los presidentes republicanos y demócratas han indultado sistemáticamente a distintos pavos cada año, lo cual genera un momento distendido y muy esperado, no solo por los estadounidenses sino también por personas en todo el mundo que miran el acto a través de los medios de comunicación e internet. Este año, en plena transición presidencial, las expectativas son máximas, ya que el presidente Joe Biden tendrá la oportunidad de poner un broche de oro a su gestión con el tradicional gesto humanitario.