“Nunca pensé que iba a costarme tanto. Tenía la idea de que era una actividad tranqui. Nada que ver: de las primeras clases salí destruida. Me encanta porque son 45 minutos de actividad física divertida, demandante y muy personalizada, además de que los ejercicios van cambiando entonces no te aburrís. Todo eso tirada en una cama. Me anoté para ir dos veces por semana pero iría todos los días. Es genial”, cuenta Inés Delorme (25) que se enamoró del pilates en 2024. No es la única. En el país, la disciplina está viviendo un boom como nunca antes. Los motivos son varios.
Se trata de un método de entrenamiento físico creado a principios del siglo XX por el alemán Joseph Hubertus Pilates, que incorpora una mezcla de actividades como el yoga, la gimnasia y las artes marciales, logrando un trabajo integral del cuerpo y la mente, con beneficios físicos y emocionales.
En Argentina, Tamara Di Tella fue la primera en traer las conocidas “camas” -utilizadas para hacer los movimientos de la práctica- y abrir los primeros centros de pilates, a principios de los 2000 (época del boom en Estados Unidos), junto con el otorgamiento de certificaciones oficiales. “En ese momento hubo una primera ola de interés, sobre todo entre las mujeres”, comenta Ana Belén Leguizamón (37), profesora de educación física especializada en pilates desde hace una década. “Hoy hay fanatismo”.
Leguizamón señala que solo en la capital bonaerense hay cientos de estudios, con filas de espera para reservar una cama (el equivalente a lo que sería un espacio en una clase). Para ella, el auge del pilates no es algo casual y, en todo caso, era inevitable. El diferencial, explica, radica en que se trata de una actividad que no solo trabaja a nivel muscular, sino también en el fortalecimiento de la estructura del cuerpo y las articulaciones, así como en la mente y la respiración, a través de la coordinación y el equilibrio.
“Se explora un rango de fuerza distinto al que se trabaja en el gimnasio, con una mayor amplitud de movimiento y poniendo foco en la atención. No dependés de una máquina, sino de tu conciencia”, señala Leguizamón, que además destaca que, al tratarse de clases de hasta ocho personas, no solo se logra un trabajo más personalizado, sino que también se genera un espacio de contención. “Todo esto hace que la progresión sea mucho más rápida y la gente esté más satisfecha”.
Guadalupe Ramos (49) fue otra de esas personas que se enamoró de la disciplina, a tal punto de fundar su propio estudio. A comienzos de 2021, cuando la pandemia todavía seguía física y anímicamente presente, empezó a tomar clases en un estudio cerca de su casa y, al poco tiempo, se comprometió con cinco turnos por semana. “Estaba necesitando encontrar algo que me hiciera bien y me permitiera conectar conmigo misma. Nunca fui de ir al gimnasio, y en el pilates encontré una manera de tonificar mi cuerpo, ganar elongación, disfrutar el momento de la actividad física y encarar los desafíos con entusiasmo”, relata. “A los nueve meses de pasar el método por mi cuerpo decidí abrir mi propio estudio de la mano de una instructora”.
En su estudio se llevan a cabo 10 clases diarias, cada una con espacio para 10 alumnos y con un valor de $15.000 -que puede abaratarse si se compra un combo de varias clases-. Según cuenta, las clases están casi siempre llenas.
La reserva por turno, según Leguizamón, hace que se genere un mayor nivel de compromiso entre los alumnos. “Tenés tu día, tu horario, tu cama. Si no vas, perdés la clase. Es una actividad cara porque es semipersonalizada”, señala, y agrega que, si bien es amigable para todos los perfiles, el pilates es una actividad que apunta a personas con cierto poder adquisitivo. “Hoy una cama de pilates de una marca básica no baja de los dos millones”.
El derribamiento de un mito
Para Leguizamón, las redes sociales y el factor curiosidad fueron dos factores clave a la hora de viralizar la práctica y derribar los prejuicios y mitos que se habían formado.
“El mito original del pilates era que es una actividad para gente grande, vagos y mujeres. Sin embargo, hay estudios que prueban que con dos sesiones de pilates por semana, la progresión luego de dos meses de constancia es mucho mayor que la que se observa con cualqueir otra actividad física en la misma proporción”, cuenta. “Las redes contribuyeron en la difusión de estos datos, además de compartir que famosos y deportistas de alto rendimiento -como por ejemplo Emiliano Martínez, arquero de la selección argentina- practican la disciplina”.
Leguizamón asegura que la gran mayoría de las personas que prueban una clase de pilates, piden una segunda, y casi inmediatamente se anotan en, como mínimo, dos turnos semanales. “Primero se dan cuenta de que es una actividad completamente diferente a lo que se imaginaban. De hecho, muchos alumnos que vienen del mundo de levantar peso piden terminar antes la primera clase, o bajar el número de repeticiones”, cuenta. “Después se enamoran”.
Prueba de la popularidad en ascenso de la práctica es el rango etario que se maneja en las clases. Entre sus alumnos, Leguizamón tiene de 13 y hasta de 92 años. “Cada clase se adapta, con diferentes resistencias, pero es la misma para todos. Es una actividad que, entre otras cosas, lleva a una adultez mucho más activa”.
Pilares principales a trabajar en una clase de pilates
Las especialistas subrayan que, a la hora de diferenciarse frente a otras disciplinas, el pilates se destaca como una actividad integral cuyos resultados se ven reflejados no solo en el cuerpo, sino también en la mente. Esto, indican, se debe a que trabaja los siguientes pilares:
- Coordinación
- Equilibrio
- Fuerza
- Resistencia
- Estiramientos
- Respiración
Resultados rápidos y beneficios múltiples
“En 10 sesiones sentirás la diferencia, en 20 sesiones verás la diferencia, y en 30 sesiones tendrás un cuerpo completamente nuevo”, es una de las citas más populares de Joseph Pilates, convertida en lema del método por sus seguidores, destacando la efectividad y transformación que se logra a través de la práctica regular.
Varios estudios científicos respaldan los beneficios del pilates en diferentes aspectos de la salud física y mental. Para acercar algunos ejemplos: una publicación en el Journal of Bodywork and Movement Therapies encontró que la práctica regular en mujeres de mediana edad condujo a mejoras significativas en la fuerza y la flexibilidad en un período de 12 semanas.
Por otro lado, un estudio publicado en el Journal of Orthopaedic & Sports Physical Therapy demostró que el pilates es efectivo en la reducción del dolor lumbar crónico al fortalecer la zona core del cuerpo y mejorar la estabilidad de la zona lumbar. En Complementary Therapies in Medicine, por su parte, se encontró que la práctica ayuda a reducir el estrés y mejorar el bienestar mental, gracias a su enfoque en la respiración y en la concentración.
“Los beneficios son innumerables. Ganás fuerza, tonificación muscular, flexibilidad, elongación, equilibrio y elongación. Es un antes y después para la postura. Además, ayuda muchísimo a convivir con lesiones, como por ejemplo hernias de disco, porque se fortalece el abdomen, la musculatura lumbar y el suelo pélvico durante toda la clase, cosa que le da mucha contención a la columna”, menciona Ramos. “El pilates no hace crecer el músculo, sino que lo fortalece, y lo potencia”, agrega Leguizamón.
Ganar músculo: entrenamiento y alimentación para lograr un cuerpo definido
Beneficios de hacer pilates
Entre los beneficios más destacados de la disciplina, las dos profesionales consultadas destacan los siguientes:
- Tonificación muscular de todo el cuerpo
- Mayor flexibilidad, elasticidad y rango de movilidad
- Ganancia de fuerza y fortalecimiento de los músculos
- Mejora del equilibrio corporal y la coordinación
- Corrección de problemas de postura
- Mayor resistencia
- Prevención de lesiones
- Disminución del dolor articular y de espalda (gracias al fortalecimiento de la columna)
- Reducción del estrés y mayor sensación de bienestar mental
“Mi humilde definición de la práctica es: una larga y exigente serie de ejercicios controlados, que por medio de la respiración, la precisión y la concentración te permiten trabajar, profundamente y a conciencia, el cuerpo, generando bienestar, gratitud y compromiso con vos mismo”, concluye Ramos.