Durante más de 20 años, Andrés “Pillíin” Bracamonte (52) estuvo vinculado a distintos hechos de violencia. Su muerte no solo conmovió a sus allegados sino que puso en alerta a las fuerzas de seguridad y es que todo apunta a un ajuste de cuentas, dado que en los últimos meses no solo había recibido amenazas sino que en agosto ya habían intentado asesinarlo. El líder de la barra brava de Rosario Central, contaba con amplios antecedentes que lo relacionan a causas por asociación ilícita, lavado de dinero y la más reciente, por violencia de género.
Este sábado por la noche y luego del partido de Rosario Central – San Lorenzo, Bracamonte fue asesinado a balazos junto a su mano derecha Daniel “Rana” Atardo mientras se encontraban en una camioneta blanca ubicada en las cercanías del estadio Gigante de Arroyito. Testigos reportaron entre siete y diez disparos en la zona donde ocurrió el crimen.
Las víctimas fueron llevadas al Hospital Centenario donde se tuvo que reforzar la presencia policial debido a una serie de disturbios. Mientras tanto, el fiscal de Homicidios Dolosos Alejandro Ferlazzo ordenó los primeros operativos para dar inicio a la investigación.
El referente de la barra brava cuenta con un extenso historial policial. De hecho, un día antes del crimen había iniciado un juicio en su contra por violencia de género. En ese marco, la fiscal Luciana Vallarella había solicitado una pena de dos años de prisión efectiva en el alegato de apertura ante el juez penal de primera instancia Aldo Bilbao Benítez.
La acusación se centra en dos incidentes de amenazas simples denunciados por su ex pareja, que datan de 2018. El primer incidente ocurrió el 27 de marzo de ese año, cuando la víctima intentó terminar la relación. Según la denuncia, Bracamonte la persiguió dentro de su casa con un bate de béisbol, mientras estaba “muy agresivo y bajo el efecto de estupefacientes”.
El segundo incidente se registró el 19 de octubre de 2018, también en el domicilio compartido. La ex pareja de Bracamonte relató que, al salir de su casa para llevar a su hijo al colegio, vio a Bracamonte dentro de una camioneta blanca estacionada en la puerta. En ese momento, él habría bajado la ventanilla y la amenazó.
Intentos de homicidio
El pasado 10 de agosto, Andrés “Pillín” Bracamonte fue blanco de un atentado en el Parque Alem luego del triunfo de Rosario Central por 1-0 ante Newell’s. Los atacantes dispararon varios tiros, uno de los cuales rozó su espalda y otro impactó en el brazo derecho de su pareja actual. Este incidente ocurrió cerca del Gigante de Arroyito y se enmarca en una serie de episodios violentos relacionados con conflictos internos en la barra brava del club.
Investigadores sostienen que hace varios meses inició una disputa interna en la barra de Rosario Central, impulsada por un grupo que busca dominar la venta al menudeo de droga en la zona noroeste de Rosario, como la que quiere “copar” el paraavalanchas.
En este contexto, el 1° de octubre fue asesinado Samuel Medina, relacionado con la banda de Los Monos y atacado con 16 disparos tras un partido entre Central y Vélez. En el siguiente juego ante Banfield, se desplegaron banderas en su honor con la frase: “Siempre mono, nunca sapo” y “No respetamos a nadie”.
Si bien en 2024 recibió amenazas de muerte e intento de asesinato, desde su llegada a la barrabrava de Rosario fue centro de distintos ataques armados. En 2002 fue baleado en un gimnasio, y cuatro años después volvió a recibir heridas de balas a causa de un tiroteo hacia su vivienda. En febrero de 2024, se registró el último ataque armado contra su última propiedad ubicada en el country Los Álamos Club de Campo.
Lavado de dinero, asociación ilícita, extorsión y posibles conexiones con el narcotráfico
A lo largo de su vida, Bracamonte hizo honor a su apodo “pillín” al lograr de manera hábil eludir su responsabilidad en determinados hechos. Sin embargo, en diciembre de 2023 fue una de las últimas detenciones que atravesó junto con Carlos Vergara, secretario general de la Uocra Rosario, quienes fueron imputados junto a otras siete personas por ser presuntos jefes de una asociación ilícita dedicada a extorsionar y obtener ingresos millonarios a través de actividades fraudulentas.
De acuerdo a lo indicado por Vergara desde que Vergara abarcó a La Plata empezó a relacionarse tanto con “Pillín” como con Iván Tobar, una de las caras visibles de la barra brava de Estudiantes de La Plata, quien aparentemente llegó a amenazar en nombre del interventor de la Uocra a familiares del “Pata” Medina y “pasó a integrar el grupo que controlaba el sindicato intervenido”.
Las acusaciones, formuladas por el fiscal Miguel Moreno, describen una red de prácticas ilegales, incluyendo extorsiones sistemáticas contra diversas empresas, obteniendo beneficios económicos millonarios mediante la imposición de servicios como viandas, alquiler de baños químicos y otros suministros en las obras de construcción.
Como parte de la asociación ilícita, también se los acusó de recibir el pago de coimas para certificados de libre deuda sindical. Y es que Vergara y Bracamonte habrían cobrado sobornos para expedir estos certificados, que son esenciales para que las empresas constructoras puedan operar legalmente sin deudas sindicales.
Por su parte, el fiscal también detalló que otra modalidad extorsiva consistía en “exigir, mediante amenazas, a una empresa vinculada al rubro de la construcción la contratación de determinadas personas relacionadas directa o indirectamente con los investigados y que dichas personas cobren un salario sin trabajar efectivamente”.
Ya en 2020 se mencionaba que Bracamonte tenía vínculos con Los Monos y ese año estuvo en el centro de la escena por estar relacionado a una investigación por homicidios, usurpaciones de casas y extorsiones. Si bien la orden librada por el fiscal Miguel Moreno no incluía un pedido de detención, por tal motivo secuestraron de su casa ubicada en un barrio privado de Rosario, dos millones de pesos en efectivo y cuatro celulares.
El historial del dirigente de la barra brava de Rosario incluye numerosas denuncias por hechos de violencia y amenazas. Su liderazgo estuvo marcado por episodios violentos, tanto dentro como fuera de los estadios. Entre las causas que tuvo en el pasado, se encuentran las amenazas a un empleado del club, a quien Bracamonte habría presionado para que le proporcionara carnets actualizados destinados a su grupo de aproximadamente 700 barras, con el objetivo de asegurar su participación en las elecciones internas del club.
Además, se incluyen denuncias en el ámbito personal por violencia de género y un presunto homicidio. Sumado a ello, también fue señalado en su momento, por manipular el acceso a partidos de la Selección Argentina en Rosario. Según las denuncias, cobraba a personas para permitirles el ingreso, excediendo así la capacidad del estadio y generando situaciones de descontrol en el recinto deportivo.
Aunque no han sido probadas en juicio, existen investigaciones preliminares que sugieren lazos con el narcotráfico en Rosario.
El día que lo deportaron de Sudáfrica
El 6 de noviembre de 2010, un grupo de hinchas argentinos fue detenido al llegar a Johannesburgo debido a sus antecedentes penales. Entre ellos se encontraba “Pillín” Bracamonte, quien logró viajar a Sudáfrica gracias a un permiso especial otorgado por la jueza Mónica Lamperti. Para obtener este permiso, Bracamonte tuvo que presentar avales y dejar en garantía dos automóviles.
Bracamonte intentó unirse al grupo Hinchadas Unidas para asistir al Mundial de 2010. Sin embargo, al llegar al aeropuerto en Sudáfrica, personal de seguridad lo identificó, lo retuvieron e incomunicaron. Poco después, fue deportado. En cuanto al motivo, se informó que contaba con una prohibición de salida del país debido a una condena de dos años por amenazas coactivas a un empleado de Rosario Central.
Al regresar al país, el barra brava inició un reclamo de 20 mil dólares contra el Estado argentino. En su momento, su abogado, Varela planteó que pedían la compensación debido a que las autoridades argentinas proporcionaron información a las autoridades sudafricanas, lo que resultó en la prohibición inicial de su ingreso al país africano.