La tragedia de Pompeya es uno de los desastres naturales más fascinantes y a la vez devastadores de la historia. Las cenizas volcánicas que sepultaron la ciudad romana tras la erupción del Monte Vesubio en el año 79 d.C. acabaron con las vidas de miles de personas.
Un famoso descubrimiento arqueológico hallado durante las excavaciones del sitio reveló una imagen devastadora: una familia de cuatro integrantes que trató de refugiarse debajo de una escalera, en la que la madre parece estar sosteniendo a su hijo en un intento de protegerlo.
Sin embargo, una nueva investigación realizada en conjunto por científicos de Italia, Estados Unidos y Alemania, y que fue publicada en la revista Current Biology, ha develado un oscuro secreto que cambia todo lo que pensábamos sobre este hallazgo hasta el momento.
Impacto mundial: científicos en desconcierto por lo que hallaron en el pozo azul del océano
¿Qué descubrieron sobre las ruinas de Pompeya que cambia la historia para siempre?
A través de un nuevo estudio del ADN mitocondrial extraído de los fragmentos de hueso, el equipo liderado por la bióloga Elena Pilli, reveló que el adulto que se sostenía al niño no era una mujer, sino un hombre.
Inicialmente dos factores habían alimentado la teoría de que se trataba de una madre: por un lado, la posición en la que encontraron los restos con el pequeño sentado sobre su falda y, por el otro, el hecho de que llevaba un brazalete en uno de sus brazos.
Sin embargo, estos nuevos análisis dieron a conocer no solo que la figura perteneció a un hombre, sino que tampoco estaba relacionado genéticamente con ninguno de los dos niños con los cuales fue hallado.
¿Qué significa esta evidencia para la arqueología?
Además de la revelación del verdadero sexo de las víctimas de esta tragedia, el análisis de ADN dio a conocer que los ancestros de estos individuos no provenían de Roma: tenían linajes del este del Mediterráneo o del Norte africano.
Este dato despierta preguntas sobre el origen de estas personas en una sociedad que practicaba la esclavitud y en la cual podrían identificarse diferentes movimientos migratorios.
“Es muy interesante, por ejemplo, que hayan identificado a un individuo con piel oscura y cabello negro, lo que apunta fuertemente a una persona esclavizada procedente de África”, explicó el profesor de la Universidad de Cambridge, Andrew Wallace-Hadrill.