La semana pasada, Pluspetrol se quedó con los activos de ExxonMobil en Vaca Muerta. La noticia puso un punto final a un proceso de más de un año, que, en sucesivas rondas, dejó a varios interesados en el camino. Uno fue GeoPark, energética independiente latinoamericana que se anotó al inicio de esa subasta, casi inmediatamente después de haber definido que, para seguir con su plan de crecimiento, necesitaba tener sí o sí un pie en la formación, cuarta reserva de petróleo no convencional del planeta.

Visto en retrospectiva, Jaime Caballero, CFO de GeoPark, dice ser un “agradecido” de esa licitación, de la que la empresa con base en Bogotá quedó afuera en marzo. “Ese proceso nos llevó a Phoenix. Sin él, no estaríamos donde estamos hoy”, analiza.

La alusión es al deal que la empresa cerró apenas dos meses después con la filial de la suiza Mercuria Energy Trading, a la cual le compró participaciones en cuatro bloques: el 45% de Mata Mora Norte y Mata Mora Sur (en Neuquén) y el 50% de Confluencia Norte y Confluencia Sur (Río Negro). El precio se acordó en u$s 190 millones, operación que, según los entendidos, representó la valuación por acre más alta pagada en la formación (u$s 9000 en el caso de Mata Mora Norte). 

Además, GeoPark se comprometió a financiar las exploraciones durante los próximos dos años, una inversión informada, en ese momento, en hasta u$s 113 millones, más u$s 11 millones en adquisición de capacidad de transporte y u$s 10 millones de “bono de contingencia”, en función de los resultados de la campaña exploratoria de Confluencia.

El “donde estamos hoy” al que refirió Caballero es el on going de esa inversión. A fines de octubre, GeoPark recibió la autorización de la Comisión Nacional de Valores (CNV) para emitir hasta u$s 500 millones. Y, además de los 40.000 barriles diarios a los que Phoenix (que opera los bloques) y GeoPark quieren escalar la producción de Mata Mora Norte -el único hoy en producción- hacia 2028 -se espera que cierre 2024 en 14.000-, la empresa ya habla de otros 20.000 adicionales que sumará el desarrollo de Confluencia. Y eso, sueña, será apenas un punto de partida. 

“Vemos a Vaca Muerta como muy atractiva y seguiremos analizando alternativas. Queremos hacerlo. La formación ofrece más oportunidades y la alianza con Phoenix nos permite esa posibilidad de ver las cosas conjuntamente”, agrega el ejecutivo, quien hasta agosto del año pasado había sido CFO de Ecopetrol, la mayor empresa de su país.

Fundada en 2002, GeoPark llegó a la Argentina en 2006. Invirtió u$s 80 millones para explotar pozos convencionales en Mendoza y Santa Cruz. Dejó el país en 2021. Volvió debido a que, dentro de su plan de expansión, había definido ingresar al shale. Y eso, en América del Sur, se llama Vaca Muerta.

“En nuestro sector, todo el mundo monitoreó el desarrollo de Vaca Muerta en los últimos 10 años, encaje o no en su estrategia. Para GeoPark, ese interés de verla en detalle empezó hace un par de años, cuando la cuenca ya estuvo un poco más deriskeada y ofrece características diferentes de inversión”, explica Caballero. “Una cosa era meterse hace 10, ocho años, cuando había múltiples interrogantes, y otra es hacerlo ahora, cuando hay casos de éxito, información, data geológica, mayor entendimiento del suelo”, continúa.

El plan de u$s 1000 millones de GeoPark para su vuelta a la Argentina

“Vemos a Vaca Muerta como muy atractiva”, dice Julio Caballero, CFO de GeoPark.

“Lo nuestro no fue oportunista, sino proactivo: responde a una de las premisas estratégicas de la compañía”, distingue. “Desde que empezó la compañía hace 22 años, creemos que en América latina hay sistemas petrolíferos de clase mundial y queremos ser parte de ellos. En ese sentido, una compañía latinoamericana tiene eso como premisa estratégica. Vaca Muerta tenía que ser, por lo menos, un play entendido. Entrar o no era una consideración posterior. Pero el apetito de entender su potencial lo teníamos desde hace un tiempo”, amplía.

El ejecutivo define a la presentación al proceso de Exxon como un “acelerador” de su estrategia de ingreso, en términos de análisis técnico, estructuración financiera y entrar en lo que llama “conversaciones maduras” de una adquisición. 

“Era una operación concreta sobre el tapete pero de una escala muy significativa y con tendencia a crecer: esa dinámica competitiva nos exponía a un costo de entrada que, muy posiblemente, no tuviese sentido para nosotros”, describe. “Al hacer en ese proceso el sondeo de toda la cuenta, en función de la información geológica y comercial, vimos que había otras oportunidades. Ahí surgió el proceso con Phoenix”, cuenta.

Con el nuevo socio, en cambio, hubo “fit”, afirma. “En términos de tamaño de la transacción, en que era un operador, también en la cultura corporativa. Vimos un fit muy fuerte, donde nos sentimos más a gusto”.

Uno de los datos que más valoró fue el trackrecord: Phoenix empezó en Vaca Muerta en 2021 y pasó de cero a, en el momento en el que se negoció la transacción, 10.000 barriles diarios. “Era una historia interesante de crecimiento en muy corto tiempo: dos, tres años”.

El activo, por supuesto, gravitó. “Está en producción, geológicamente deriskeado, tiene reservas certificadas y un plan de desarrollo que lo lleva de 10.000 barriles a 14.000 hoy y, eventualmente, a 40.000 en dos o tres años. Eso ofrece una curva de crecimiento tremendamente atractiva y con muy pocos riesgos”, describe. 

“Y eso sólo Mata Mora Norte”, subraya. “Hay mucha visibilidad sobre la cantidad de perforaciones que se pueden hacer. Vimos en ese activo que había 200 locaciones posibles de perforación. Eso apalanca un plan de desarrollo altamente predecible. Puedes saber lo que harás en cinco años. Eso es la alineación que tuvimos con el operador”, agrega.

GeoPark proyecta invertir entre u$s 170 millones y u$s 200 millones anuales de capex en Mata Mora durante los próximos tres años. También empezó a explorar Confluencia. “Ya perforamos tres de los siete pozos comprometidos”, precisa. Con esa área, la producción podría escalar a 60.000 barriles diarios. “La intensidad de capital continúa en el tiempo. Cuatro, cinco, seis años, hasta 2032”, apunta, sobre un paquete de inversiones inicial proyectado en u$s 1000 millones hasta 2028.

“El financiamiento tiene un componente importante de generación propia de caja. Estos proyectos tienen rápidamente flujos de caja positivos. El excedente lo haremos con financiamiento, en principio, local. Queremos aprovechar las condiciones actuales del mercado de capitales argentino. Hay mucho apetito por instrumentos de deuda en dólares y queremos aprovecharlo”, indica Caballero. 

“En los próximos dos o tres años, podemos emitir unos u$s 300 millones de deuda en soporte de esto. El resto es generación de caja propia del negocio”, anticipa.

El timing también resultó oportuno.  “Construimos el caso base de inversión bajo la premisa de lo que existía en el momento. Y, en ese momento, había bastante incertidumbre sobre cómo se iba a dar cierto desarrollo regulatorio”, explica, en relación a un año atrás, cuando la empresa definió su vuelta a la Argentina. 

“En este sector, las decisiones tienen que trascender períodos políticos.  Tomamos la decisión desde una óptica muy conservadora. Pero, sin duda, desde ese momento, vemos vientos favorables que nos encantan. Hay desarrollos regulatorios más recientes que le dan un impulso adicional a la actividad”, finaliza.

Por Prensa Pura Digital

DIARIO DE VILLA LA ANGOSTURA Y REGIÓN DE LOS LAGOS. NEUQUÉN.