La quinta oportunidad fue la vencida para el Boca de Fernando Gago, que ganó, gustó y goleó frente a Godoy Cruz y quedó a cuatro puntos de la zona de clasificación a la Libertadores. Con goles de Brian Aguirre, Edinson Cavani, Marcelo Saracchi y Exequiel Zeballos, el Xeneize jugó su mejor partido en el ciclo del nuevo DT, que aplaudió de pie la actuación de sus jugadores. El triunfo por 4-1 frente a Godoy Cruz, por la 21a fecha de la Liga Profesional, calmó los ánimos en una Bombonera con poca paciencia.
Con actitud, fútbol y goles de gran elaboración, el Xeneize se repuso rápido del 1-0 del Tomba y aplastó en el segundo tiempo a uno de los mejores equipos de la Liga, que llegaba a La Boca con seis partidos sin derrotas y en la tercera ubicación de la tabla general.
Boca y Godoy Cruz armaron un partido entretenido de principio a fin, en el que el ímpetu y la jerarquía del Xeneize inclinaron la balanza a favor del local, que arrancó abajo al minuto de juego y logró revertir el resultado en el momento de mayor efervescencia de la noche.
La noche arrancó torcida para Boca, que por cuarta vez en la era Gago comenzó abajo en el resultado. Al minuto, Zeballos disparó cruzado y Pier Barrios la rechazó en la línea cuando Cavani se relamía para el gol. En la réplica, Salomón Rodríguez estrelló un tiro en el palo y Roberto Fernández capturó el rebote en la medialuna para mandarla de primera contra el fondo del arco.
Lo mejor de Boca vs. Godoy Cruz
Pero Boca, en la Bombonera, casi siempre da un plus. O, al menos, afronta los partidos con otro ímpetu, con otra actitud. Y porque los hinchas, a su manera, también juegan su partido. “Movete, Xeneize, movete; movete, dejá de joder”, tronó desde los cuatro costados cuando Boca aún no había sacado del medio y Gago pedía calma a sus jugadores desde el costado del terreno.
Fueron 20 minutos en los que Boca puso en juego mucho más que los tres puntos contra el Tomba. En los que Boca, empujado por su gente, apretó a fondo el acelerador y se llevó puesto al equipo de Oldrá, que no pudo sostener la ventaja. Con Zeballos y Aguirre encendidos, con un Belmonte mucho mejor plantado y un Pol Fernández prolijo que volvió a aprobar con creces, el Xeneize llegó rápidamente al empate (la peleó Cavani, la metió Aguirre) y lo dio vuelta con una jugada de colección, acaso la mejor maniobra colectiva que se le recuerde en el semestre.
Pol recuperó en la salida, Barinaga y Zeballos la armaron a puro toque y Miramón apareció por sorpresa para servirle el grito a Cavani, que la empujó debajo del arco.
Boca y Godoy Cruz jugaron al golpe por golpe y armaron un partido intenso y de ida y vuelta. Pero el Xeneize terminó mejor la primera mitad (pese a un par de jugadas claras por el lado de los mendocinos) y devolvió gentilezas al inicio del segundo período con otro gol desde el vestuario.
La diferencia también estuvo en los arcos: mientras Leandro Brey tapó dos bochas clave, Franco Petrolli, el arquero del Tomba surgido de las inferiores de River, se equivocó feo en el tercer gol y las fue a buscar casi todas adentro. De una desinteligencia entre el 1 y Lucas Arce surgió el gol de Saracchi (de los mejores de la cancha) con el que Boca empezó a liquidar el asunto.
Aunque el Tomba siguió en partido y tuvo una clara para recortar la distancia (gol anulado a Rodríguez por un offside milimétrico), Boca se acomodó mejor en la segunda mitad y mereció resolver el pleito mucho antes del cuarto gol del Changuito Zeballos, ya a los 37 minutos del segundo tiempo.
Gago volvió a hacer borrón y cuenta nueva tras la derrota con Lanús y plantó un 4-3-3 con Barinaga en el lateral derecho (en lugar de Advíncula, de bajo rendimiento) y con Pol Fernández en su nuevo rol de interno por la izquierda, bien cerquita de Belmonte y manejando los hilos en la mitad de la cancha. Boca fue un equipo frenético, por momentos desequilibrado, pero que mostró rebeldía en la adversidad y se reencontró con el triunfo después de cuatro partidos. Desde el 31 de julio, en aquel triunfo 3-0 sobre Banfield con goles de Cavani, Merentiel y Saralegui, que Boca no se imponía por más de un tanto de diferencia.
Para Boca fue un triunfo sanador, merecido y necesario. El peor arranque posible y el mejor final, con goleada y ovación. Boca, que hace diez días se había ido insultado de la cancha tras el empate contra Riestra, cambió silbidos por aplausos y empieza a mirar el futuro con otra perspectiva. El domingo visitará a Sarmiento y luego comenzará la cuenta regresiva para la semifinal de Copa Argentina ante Vélez, el mejor equipo de la temporada. En el momento justo, Boca resurgió de las cenizas. Y será ahora el hacedor de su propio destino.