“No podemos salir a decir en público que queremos que gane [Donald] Trump, pero es más que obvio”, resumía un colaborador presidencial este martes, horas antes de que cierren las votaciones en Estados Unidos. El clima general de la Casa Rosada era de escepticismo: había una ligera confianza de que ganaría el candidato republicano, pero buscaban no aventurarse a dar una victoria ni siquiera en declaraciones en off.

El presidente Javier Milei llegó esta mañana a la Casa Rosada con el único objetivo de mantener una reunión con los cinco gobernadores radicales. Después de que se fueran, no tardó más de cinco minutos en irse rumbo a la Quinta de Olivos, desde donde seguiría el minuto a minuto del recuento de votos. Por el otro lado, quienes viajaron a Estados Unidos como veedores electorales fueron el vicejefe de Gabinete Ejecutivo, José Rolandi, (en el marco de la coordinación de Amcham) y el apoderado de La Libertad Avanza, Santiago Viola.

En la mesa política libertaria consideran que, al margen de los candidatos, Estados Unidos seguirá siendo uno de los dos países -junto a Israel- con los que Javier Milei buscará aliarse en el plano internacional.

A diferencia del país oriental, el vínculo con Estados Unidos tiene como condicionante las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, organismo en donde la Casa Blanca tiene la cuota-parte más grande y un poder de decisión clave. Días atrás, Luis Caputo, volvió de reunirse con el staff del Fondo en Washington, a quienes les comentó que no necesariamente abrirá el cepo por pactar un nuevo programa, pero que un acuerdo facilitaría la gestión de la estabilización que están llevando desde el Ministerio de Economía.

El equipo económico con el parte del staff del FMI

En Balcarce 50 interpretaban que un triunfo de Trump podría favorecer la voluntad política del gobierno estadounidense para dar un gesto político y destrabar acuerdos con los negociadores del FMI. Ese era uno de los puntos clave que tenían en cuenta.

La sintonía entre Milei y Trump es evidente. Ambos se fotografiaron meses atrás, en plena campaña presidencial, y tienen una fuerte afinidad en la batalla contra la Agenda 2030 y el paradigma woke.

Donald Trump y Javier Milei, meses atrás en el marco de una edición de la CPAC organizada en Estados Unidos

El Presidente planea viajar a la asunción del candidato republicano y no hacerlo si es que gana Kamala Harris. En ese plano, también está en discusión quién será el embajador argentino en Estados Unidos. El flamante canciller Gerardo Werthein se trajo consigo a su número dos, Francisco Tropepi; por lo que la embajada quedó en piloto automático con la conducción provisoria del diplomático de carrera Juan Corteletti. Milei está interesado en que su asesor Demian Reidel sea su hombre en Washington.

Un empresario con terminales en ambos países decía a El Cronista que cualquiera de los dos signos políticos que asuman apoyarán al gobierno libertario. “No creo que haya demasiada diferencia. Argentina está conducida por alguien alineado con Estados Unidos. Pero eso no es lo más importante: lo vital es que somos un país con estabilidad política en medio de una región convulsionada. Eso nos hace ser el principal aliado regional”, explicaba.

Algo parecido decía esta tarde el fundador de la consultora Abeceb, Dante Sica: “Ninguno de los dos pueden soltarle la mano a la Argentina por su potencialidad y también por los riesgos. Por cómo se reacomodó Brasil, Estados Unidos necesita que Argentina no tenga ningún tipo de vaivén. Pero, obviamente, tener el celular de Trump para Milei es mejor que no tener el de Kamala”.

Por Prensa Pura Digital

DIARIO DE VILLA LA ANGOSTURA Y REGIÓN DE LOS LAGOS. NEUQUÉN.