El presidente Javier Milei le pidió la renuncia a quien hasta hoy era su ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino. La decisión se dio en medio de las bajas que se dieron en los últimos días dentro de la Cancillería, tras una votación polémica a favor de Cuba.
El vocero presidencial Manuel Adorni confirmó que el reemplazante es el actual embajador en Estados Unidos, Gerardo Werthein, de excelente relación con los hermanos Milei, según fuentes del oficialismo.
Mondino atravesaba momentos de debilidad desde hace meses. No participaba de actividades centrales de la agenda internacional de Milei, mientras en la Cancillería avanzaban funcionarios de línea directa con la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei.
Sin embargo, hace apenas 10 días el Presidente había elogiado ampliamente a quien era su canciller en una carta que les envió a todos los integrantes del Servicio Exterior para exigirles total alineamiento con las ideas del Gobierno. Le agradecía especialmente a Mondino por “la enorme labor llevada adelante” por ella y su equipo.
El apoyo a Cuba
La salida de Mondino se precipitó cuando se conoció que la Argentina había votado en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) una resolución en contra del embargo económico al régimen comunista de Cuba, promovido desde hace décadas por el gobierno de Estados Unidos.
Fuentes diplomáticas habían explicado que era un ejercicio de pragmatismo de cara al objetivo diplomático de la recuperación de las islas Malvinas. “Hubiese sido muy fuerte votar ya sea en abstención o en contra, porque en algún momento vamos a necesitar también votos por nuestro tema más central y más importante: Malvinas”, explicaron las fuentes antes de la salida de Mondino.
La representación argentina en Naciones Unidas cambió de mando hace unos días. Luego del reciente desplazamiento de Ricardo Lagorio, resistido por la secretaria general Karina Milei y el asesor presidencial Santiago Caputo, ocupó su lugar su segundo, Francisco Tropepi, que durante años estuvo a cargo de la representación diplomática en Israel.
Ese había sido uno de los muchos cambios recientes en la Cancillería, por influjo del “triángulo de hierro” mileísta, que tiene en el Palacio San Martín a una figura con enorme influencia: la abogada Úrsula Basset. Dos semanas atrás se produjo la salida del vicecanciller Leopoldo Sohares. Lo reemplazó Eduardo Bustamante, hasta entonces cónsul general en Montevideo. A Sohares se lo señalaba como resistente a la nueva línea de la Cancillería que estableció Milei.