Si los activos financieros de la Argentina hoy atraviesan un momento particularmente positivo, es porque el Gobierno supo construir un escenario y sostenerlo en el tiempo. Tanto el presidente Javier Milei como el ministro Luis Caputo reiteraron una y otra vez que el ancla fiscal será respetada de cualquier manera y que el Gobierno recortará todos los gastos que sean necesarios para sostener el superávit financiero prometido para 2025.
La motosierra fue el eje de un relato duro que funcionó durante la campaña electoral y que mantuvo la adhesión de los votantes fieles a Milei. Aunque se trataba de un compromiso duro, el discurso libertario apuntó a un sector de la sociedad que estuvo dispuesto a resetear el sistema y que hoy no se asusta cuando escucha hablar del cierre de ramales de trenes o de la privatización de Aerolíneas.
Federico Sturzenegger, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, anticipó en IDEA que lo que viene ahora es la “Deep motosierra”, una etapa anclada en el capítulo que menos se discutió de toda la Ley Bases y que modificó todos los estándares del empleo público.
Ese tipo de mensajes empezaron a ser percibidos con más firmeza por los analistas y los inversores internacionales. El discurso de presentación del Presupuesto 2025 marcó un quiebre, y desde entonces, los mercados acompañan este cambio de clima. Bonos soberanos en alza, brecha por debajo de 20%, riesgo país rozando ya los 900 puntos, traducen la proyección futura del escenario presente.
¿Alcanza la promesa fiscal para darle solidez a esta perspectiva? De alguna manera, tanto la disminución del riesgo país como el descenso de la brecha cambiaria traducen un descenso de la fiebre que desinflama un cuerpo todavía en crisis. Hay algunos indicadores más que hace falta evaluar para ver si las apuestas no se dan vuelta.
Los inversores “leen” el caudal de fondos que la Argentina recibirá de parte de los organismos multilaterales (u$s 8800 millones), como la previa de un apoyo del FMI a un plan de más envergadura. Estados Unidos está en todos los directorios, y en ese sentido esa muestra de “coordinación” tiene más credibilidad en los mercados globales que la de otros países.
Hay otros supuestos a los que hay que estar atentos para evaluar la permanencia del escenario positivo. Ellos son un blanqueo que genere reactivación, un campo con clima a favor y menos expectante de un salto cambiario que retoma liquidaciones de divisas, un descenso de la tasa en pesos y de la inflación, que sea seguido por un aplanamiento del crawl de 2%. Los “creyentes” ya ganaron. Para los que quieran entrar, el sendero de rentabilidad es modesto y no está exento de riesgos.