El paso del equipo económico por la asamblea del FMI consolidó una sensación predominante en la Argentina de las últimas semanas: el Gobierno está usando el factor tiempo como un elemento clave de la política económica. Con sus números fiscales y proyecciones de inflación, calmó al staff del organismo y le mostró a su conducción, más atada a la política, que nadie tiene necesidad de apurar definiciones: en poco más de una semana, EE.UU. sabrá si mantiene a los demócratas en el poder o le abre la puerta, una vez más, a Donald Trump.

Kristalina Georgieva y Gita Gopinath, las dos timoneles del Fondo, tienen claro que un triunfo de los republicanos puede impulsar un trato más generoso hacia la Argentina de parte de la Casa Blanca. Por eso tampoco apuran las discusiones.

El factor tiempo se volvió un elemento decisivo en la estrategia de Caputo

Banco Central de la República Argentina

Vladimir Werning, vice de BCRA, fue quien mostró con más claridad en una charla con inversores las opciones que tienen a la vista: pueden pedir unificar las revisiones pendientes del Fondo, pueden postergar las revisiones, pueden arrancar la negociación de un nuevo acuerdo antes de fin de año o bien pueden plantearla para el 2025.

La única preocupación que tiene Caputo a corto plazo es la deuda, y en los hechos ya mostró en los últimos días que tiene todas las cartas que necesita en la mano: el crédito repo por u$s 3000 millones está cerrado y los dólares para el primer pago de enero, depositados en una cuenta del Banco of New York.

¿Dónde empieza a hacer efecto el factor tiempo? En primer lugar, con el blanqueo de capitales. El Gobierno armó un “zoológico” en el que entraron voluntariamente al menos u$s 14.000 millones en efectivo. Esos billetes están en cuentas registradas y para no pagar multa pueden usarse en la compra de bienes durables o de activos financieros. De acá a fin de año, Economía espera que se pongan en circulación para reactivar la economía. Y medirá cuantos quedan en el sistema, y por ende, en las reservas brutas del BCRA .

El campo sabe que no habrá devaluación. El futuro del dólar blend depende de si aceleran o demoran la discusión con el Fondo. Los técnicos quieren ir al menos a una simplificación cambiaria (el esquema definitivo de competencia todavía esta verde) y por eso a los productores les deja de convenir retener grano. Hay que comprar insumos y las lluvias de estos días revivieron al trigo, que podría aportar 13 millones de toneladas exportables, una gran cifra. Son dólares que entran a partir de diciembre. El consultor Marcelo Elizondo dio un pronóstico que hace sonreír a todos en el Central: el 2024 cerrará con un superávit comercial récord de alrededor de u$s 18.000 millones. De todos modos, primero hay que cobrarlo. Para eso también ayuda el tiempo.

Por Prensa Pura Digital

DIARIO DE VILLA LA ANGOSTURA Y REGIÓN DE LOS LAGOS. NEUQUÉN.