A menos de un mes de asumir su cargo como primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba se encuentra en una “lucha a muerte” para evitar una dura derrota electoral que podría dejar a su partido sin la mayoría parlamentaria por primera vez en 15 años. El mandatario de 67 años se convirtió en primer ministro a principios del mes de octubre, luego de ser elegido como líder del Partido Liberal Democrático (el cual contaba con una mayoría segura en el parlamento japonés). Casi de forma inmediata, Ishiba convocó a unas elecciones anticipadas para aprovechar lo que suponía que sería un prolongado período de popularidad del nuevo líder entre la opinión pública. Sin embargo, esto no fue así.
Las últimas investigaciones y sondeos predicen que el Partido Liberal Democrático podría perder la mayoría en las elecciones generales que se van a llevar a cabo el domingo, incluso si cuenta con el apoyo de su socio de coalición. Esto obligaría al PLD a luchar por el respaldo de los partidos más pequeños que pertenecen a la oposición para seguir manteniéndose el poder. Una derrota de este tipo debilitaría gravemente la autoridad de Ishiba dentro del partido político y le abriría el camino Sanae Takaichi (la rival a la cual derrotó por un mínimo margen en búsqueda del liderazgo del partido), una nacionalista de derecha que busca convertirse en la primera mujer premier Japón.
En un discurso realizado la semana pasada, en dónde apoyó a un candidato del partido para la ciudad de Nagano, Ishiba reconoció que “son unas elecciones extremadamente duras”. Luego, afirmó que las iban a enfrentar “con vientos en contra sin precedentes”. También, el mandatario le dirigió un mensaje a los candidatos del partido: “Nos enfrentamos ahora a la fase crítica. En esta última mitad de la campaña, recorreré el país en una lucha a muerte. Les pido a cada uno que den lo mejor de ustedes mismos para que podamos hacernos con la victoria”.
El mal comienzo de Shigeru Ishiba como primer ministro de Japón
Dejando de lado a los períodos breves en dónde el gobierno fue liderado por la oposición, el PLD está en el poder desde el año 1955. Pero desde la renuncia de Shinzo Abe en 2020 y su asesinato dos años más tarde, el partido quedó empantanado por una serie de escándalos mediáticos. El primero de estos fue la revelación de las estrechas relaciones que tenían los políticos del partido con la Iglesia de la Unificación, mejor conocida como los Moonies (considerada por muchos como una secta). Luego de dicha polémica, revelaron que altos cargos del Parlamento japonés recibían fondos de campaña más elevados de los límites legales que provenían de un fondo secreto del partido.
Desde que Ishiba llegó al poder en el último mes, fracasó al momento de distinguirse en la mente del electorado de sus predecesores, los cuales están rodeados de polémicas y escándalos. Tan solo unos días después de ser elegido como primer ministro de Japón, una de las propuestas más importantes del mandatario (crear una nueva organización de defensa colectiva) fue rotundamente rechazada o recibida sin interés por los gobiernos extranjeros y hasta por sus propios ministros. Además, mostró poco entusiasmo en su apoyo en el aumento del impuesto sobre las plusvalías y al cambio de la ley que obliga a las mujeres a adoptar el apellido de su marido al contraer matrimonio. Esto generó una gran decepción en los partidarios de una mayor participación política de las mujeres, ya que Ishiba solo nombró a dos ministras de sus 23 miembros en su gabinete.
(Con información de The Times)